Vi?etas de la Espa?a vac¨ªa
Muchos de nuestros grandes creadores han dado lo mejor de s¨ª mismos al hurgar en la Espa?a vac¨ªa
En La Espa?a vac¨ªa Sergio del Molino ofrece una abrumadora relaci¨®n de claves para comprender de d¨®nde venimos y ha acu?ado una expresi¨®n cl¨¢sica, perdurable, adaptable y que ya no pertenece a su autor. As¨ª por ejemplo, se puede definir El ciudadano ilustre como un paseo tragic¨®mico por la Argentina vac¨ªa.
Mi pueblo, Lechago, es un diminuto lugar del Teruel m¨¢s olvidado ¨Cque ya es decir- y siempre me he sentido concernido por cualquier cosa que haya hurgado en la Espa?a vac¨ªa. Muchos de nuestros grandes creadores han dado lo mejor de s¨ª mismos al relatar esa Espa?a y, concretamente, Sender con R¨¦quiem por un campesino espa?ol, Jos¨¦ Antonio Labordeta con La vieja y Fernando Fern¨¢n-G¨®mez con El extra?o viaje revolucionaron mi cabeza cuando era un ni?o.
En los ¨²ltimos meses han aparecido dos obras perfectas para formar con el ensayo de Sergio del Molino una tr¨ªada muy sugestiva y complementaria: La despoblaci¨®n rural en Espa?a, un minucioso estudio de los profesores Vicente Pinilla y Luis Antonio S¨¢ez, y Vi?etas de Agust¨ªn S¨¢nchez Vidal, una novela de largo aliento que registra con una verdad apabullante el paisaje, el aroma, la manera de vivir y pensar y la asfixia moral de la Espa?a campesina de los 50 y 60, esa sometida al ¡°Gran Trauma¡± con el que Del Molino bautiza el impacto del ¨¦xodo a las ciudades. No puede ser casualidad que los tres trabajos hayan nacido en Arag¨®n, paradigma de la Espa?a dejada de la mano de Dios.
La Espa?a vac¨ªa, a cada rato m¨¢s vac¨ªa, sigue en el aire, nos interpela y viene a decir que nos lo hemos montado fatal con ella, la madre de casi todos nosotros.
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