La inaplazable reforma del Parlamento
Antes de pensar que la democracia representativa ya no sirve y que hay que reemplazarla por algo distinto, ser¨ªa aconsejable intentar que funcionase mejor
Las pol¨ªticas que aplicamos en Espa?a son peores que las de otros pa¨ªses avanzados y esto explica que tengamos muchos problemas que ellos no tienen, o los tienen en menor grado. Por dar algunos ejemplos, otros pa¨ªses disfrutan de tasas de paro m¨¢s reducidas y de menos precariedad en el trabajo, cuentan con sistemas de planificaci¨®n de infraestructuras menos despilfarradores de recursos p¨²blicos, consiguen que los consumidores est¨¦n m¨¢s protegidos ante las grandes empresas reguladas o han adoptado sistemas de solidaridad m¨¢s protectores que los nuestros y que, adem¨¢s, no perjudican el crecimiento econ¨°mico.
Y no es que en Espa?a no se conozcan las mejores pol¨ªticas. El problema es que nuestra forma de dise?ar, aprobar, administrar y evaluar las pol¨ªticas es muy deficiente e impide que se elijan las mejores. Y aunque son muchos los procedimientos que habr¨ªa que cambiar para conseguir pol¨ªticas m¨¢s eficaces y eficientes, es imprescindible cambiar el funcionamiento del Parlamento para que cambien las dem¨¢s instituciones que participan en la elaboraci¨®n de las pol¨ªticas.
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A diferencia de otros Parlamentos de pa¨ªses m¨¢s desarrollados, el Parlamento espa?ol ha funcionado hasta ahora sin llamar a expertos para obtener su opini¨®n, sin apoyo de estudios de los servicios del propio parlamento, sin poder exigir a los Gobiernos los trabajos preparatorios y, lo que es m¨¢s importante, sin debatir en profundidad las pol¨ªticas y sin evaluar las distintas propuestas de los grupos pol¨ªticos. La Oficina Presupuestaria fue creada hace dos legislaturas pero no se sabe que haya servido para nada.
En otros Parlamentos las pol¨ªticas se debaten durante meses en las Comisiones correspondientes. El gobierno est¨¢ obligado a facilitar los an¨¢lisis de costes y beneficios de sus propuestas y los posibles efectos perversos de las mismas. Los servicios de esos Parlamentos preparan dossiers sobre c¨®mo otros pa¨ªses resuelven esos problemas y las Oficinas Presupuestarias informan sobre las repercusiones en los ingresos y gastos p¨²blicos. Adem¨¢s se llama a distintos especialistas y se discuten las alternativas y los detalles de las diferentes pol¨ªticas. Aqu¨ª las Comisiones suelen despachar las leyes en unas pocas horas. El procedimiento es democr¨¢tico, porque se vota y se aprueba lo que decide la mayor¨ªa, pero no es un procedimiento ilustrado. Tenemos una democracia, pero no es una democracia ilustrada.
Durante los ¨²ltimos cuarenta a?os, y a pesar de este peculiar Parlamento, Espa?a ha avanzado mucho en algunas reformas, sin duda m¨¢s que otros pa¨ªses del sur de Europa, pero todav¨ªa estamos lejos de como se elaboran las pol¨ªticas en otros pa¨ªses avanzados. Y este problema no se resuelve cambiando las formaciones pol¨ªticas que forman el Gobierno, porque hay pol¨ªticas de izquierdas ineficaces e ineficientes pero tambi¨¦n hay pol¨ªticas de derechas que no consiguen sus objetivos o lo hacen con costes innecesarios.
Adem¨¢s de este problema de falta de calidad que podr¨ªamos denominar ¡°t¨¦cnico¡±, el hecho de tener un Parlamento como el nuestro, que pasa directamente a votar sin realizar estudios previos ni debates sobre reformas concretas, tiene otro efecto negativo mas "pol¨ªtico" y quiz¨¢ m¨¢s importante , el de no servir de contrapeso al populismo, tanto al de derechas como al de izquierdas.
Si las pol¨ªticas no se discuten en el Parlamento, los ciudadanos no tienen elementos para juzgarlas
En efecto, si no se analizan ni discuten las pol¨ªticas en el Parlamento, los ciudadanos no tienen elementos para juzgarlas. Unos ciudadanos ignorantes son el mejor caldo de cultivo para el populismo. Si los mismos pol¨ªticos no confrontan en el Congreso las distintas pol¨ªticas, no podemos extra?arnos de que otros responsables apenas ayuden en la tarea de elegir las mejores pol¨ªticas. Los medios de comunicaci¨®n espa?oles hablan mucho de pol¨ªtica pero rara vez analizan las pol¨ªticas, a los tertulianos tampoco les interesa y, con alguna excepci¨®n, no contamos con think tanks similares a los de otros pa¨ªses. Unos debates ilustrados en el Parlamento obligar¨ªan a los medios a informar sobre los mismos y ayudarian a cambiar los electores, lo que es trascendental para avanzar en las reformas porque, en democracia, los pol¨ªticos no se pueden separar mucho de lo que piensan los electores.
?Qu¨¦ ha cambiado en la presente legislatura? Para satisfacci¨®n de muchos, el nuevo Parlamento ha comenzado sus trabajos con consensos m¨¢s amplios sobre algunas pol¨ªticas. Pero, lamentablemente, los procedimientos no han cambiado. El salario m¨ªnimo ha aumentado pero sin que se haya debatido. ?Si es tan bueno subir el salario m¨ªnimo, por qu¨¦ no se sube m¨¢s? ?Por qu¨¦ no se resuelven los problemas de los ingresos m¨¢s bajos con otras instituciones como los complementos salariales, como hacen otros pa¨ªses?. ?Por qu¨¦ no se experimentan las nuevas medidas con programas piloto, como acaba de aprobar un pa¨ªs n¨®rdico? En este per¨ªodo se han aprobado otras normas sin estudios que las justifiquen y sin haberlas sometido a un examen sosegado en el que se eval¨²en diferentes alternativas. Y, como en el pasado, se siguen utilizando los decretos leyes sin ninguna justificaci¨®n.
Espa?a no se diferencia mucho de otros pa¨ªses en la utilizaci¨®n populista en los periodos electorales
Si el Parlamento sigue sin analizar en profundidad las pol¨ªticas concretas, los populismos aumentar¨¢n a¨²n m¨¢s su peso en nuestra pol¨ªtica. La fragmentaci¨®n actual de la C¨¢mara, que podr¨ªa ser ¨²til para comparar las diferentes alternativas, solo servir¨¢ para reforzar a¨²n m¨¢s el car¨¢cter de espect¨¢culo de torneos que proporcionan los Plenos. Al d¨ªa siguiente la prensa solo puede dar cuenta de qui¨¦n fue el ganador de un combate fundamentalmente emocional.
Espa?a no se diferencia mucho de otros pa¨ªses en la utilizaci¨®n del populismo en los periodos electorales. No es mayor el populismo en las elecciones espa?olas que el que hemos visto recientemente en el Brexit o en la elecci¨®n de Trump. Lo peculiar nuestro es que, despu¨¦s de las elecciones, al no estar obligados a seguir un procedimiento de debates ilustrados en el Parlamento, ¨¦ste se convierte en Espa?a en una pura continuaci¨®n del populismo electoral.
El Parlamento que ha surgido de las ¨²ltimas elecciones no debe solo cambiar las pol¨ªticas sino, antes que nada, cambiar la forma de hacer las pol¨ªticas. Y la raz¨®n por la que la reforma del Parlamento es la m¨¢s importante de todas es el coraz¨®n de la democracia y aunque no es el ¨²nico, es el lugar clave para decidir las pol¨ªticas. Antes de pensar que la democracia representativa ya no sirve y que hay que reemplazarla por algo distinto, ser¨ªa aconsejable intentar que funcionase mejor, o sea, que funcionase como en los pa¨ªses m¨¢s avanzados. Con ello a lo mejor acabamos adoptando reformas que nos permitan tener sus moderadas tasas de paro, su menor despilfarro de recursos p¨²blicos, su mayor productividad y su mayor igualdad de oportunidades.
Miguel A. Fernandez Ordo?ez fue gobernador del Banco de Espa?a y es autor del libro Economistas, pol¨ªticos y otros animales.
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