Jugar a dos barajas
La Generalitat propugna un refer¨¦ndum legal y una ley de ruptura de la legalidad
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E n la antev¨ªspera de Navidad el Gobierno de la Generalitat prometi¨® que su apuesta por un refer¨¦ndum de independencia ser¨ªa en el formato ¡°legal y pactado¡±. Es decir, que su celebraci¨®n no forzar¨ªa, violar¨ªa o desacatar¨ªa la legalidad vigente. Eso dio un respiro a las fatigadas huestes secesionistas, as¨ª como un respeto (aunque dubitativo) de sectores no independentistas. Desde ese 23 de diciembre, varios sucesos, alguno ocasionado por la coalici¨®n gobernante de Junts pel S¨ª (Esquerra y la ex-Converg¨¨ncia), han echado por la borda el respiro y el respeto.
El m¨¢s contundente fue el anuncio p¨²blico de un acuerdo clandestino entre Junts y la CUP sobre la Ley del R¨¦gimen Jur¨ªdico catal¨¢n, llamada ley de transitoriedad. Se trata de la principal de las tres normas de desconexi¨®n que pretenden amparar, mediante textos catalanes, pero ilegales, el paso de la vigencia en Catalu?a de la Constituci¨®n a la de un Estado separado, dotando de un aparente barniz de presunta legalidad a lo que en principio no es m¨¢s que un atentado contra ella.
Jordi Turull, portavoz pujolista ¡ªpor su origen y por su inquebrantable sumisi¨®n al expresidente defraudador¡ª, pas¨® a la historia parlamentaria anunciando que ¡°como es la ley m¨¢s estrat¨¦gica, la mantendremos bajo cerrojo¡±. En esto parece consistir el democratismo secesionista: en ocultar lo esencial a los ciudadanos con la excusa de que as¨ª no ser¨¢ ilegalizado; en violar la transparencia; en elaborar leyes secretas de forma clandestina (?no han registrado el texto acordado!)... De la supuesta ley, sus presuntos redactores solo dieron a conocer el art¨ªculo primero, en el que deciden convertir a Catalu?a en una Rep¨²blica ¡°de derecho¡± (sic), y que tendr¨¢ nueve ep¨ªgrafes. As¨ª que mostrar por un lado un af¨¢n de legalidad ¡ªal suscribir un refer¨¦ndum pactado¡ª y por otro una actividad secretista e ilegal ¡ªal proveer la primera norma de destrucci¨®n de esa misma legalidad¡ª es jugar a dos barajas. Con ello se instaura no ya la sospecha de una voluntad de enga?o, sino su certeza.T¨¦nganlo presente los comunes de Ada Colau, para no aplaudir las promesas de consultas pactadas... que encubren rupturas unilaterales.
Junto a este relevante episodio, cuyo impacto fue amortiguado por las fiestas navide?as, se han precipitado otros que han evaporado los buenos prop¨®sitos proclamados en la cumbre del Pacte Nacional pel Refer¨¨ndum (antes, por el derecho a decidir). Uno es la convocatoria de su principal socio, la Assemblea Nacional Catalana, a que los menores de edad convirtiesen las cabalgatas de Reyes en cortejos secesionistas, lo que introdujo una fractura con otros protagonistas del ¡°proc¨¦s¡±. Otro es la advertencia del letrado del Parlament de que el proyecto de presupuestos para 2017 est¨¢ aquejado de inconstitucionalidad, al prever partidas para el refer¨¦ndum unilateral.
Pero el rev¨¦s m¨¢s duro para el secesionismo desarma su argumento de que Espa?a es una democracia de ¨ªnfima calidad de la que hay que separarse. Le ha llegado de la federal Alemania, una democracia de alta calidad. El Tribunal Constitucional de Karlsruhe ha dictaminado que en la Constituci¨®n federal de 1949 ¡°no hay espacio¡± para que ¡°los Estados individuales intenten separarse; esto viola el orden constitucional¡±, por lo que un refer¨¦ndum independentista, como propone el partido separatista de Baviera, ser¨ªa ilegal.
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