No disparen a Cifuentes

Sobre la presidenta de la Comunidad de Madrid y de la gestora del PP madrile?o, Cristina Cifuentes, se ha abatido un hurac¨¢n de malestares y muestras de desconfianza por haber propuesto que su partido adopte el criterio de ¡°un militante, un voto¡± para hacer posible la elecci¨®n directa del l¨ªder del PP. El abanico de cr¨ªticas es amplio: desde que copia lo que funciona mal en otras formaciones hasta que va demasiado lejos en relaci¨®n con el sistema tradicional de elecci¨®n del l¨ªder por compromisarios o que constituye un desaf¨ªo a Mariano Rajoy. Estas reacciones muestran la falta de costumbre del PP sobre lo que deben ser los congresos de los partidos, que no tienen que convertirse en una exhibici¨®n de unanimidades.

Ante el congreso nacional convocado para el mes pr¨®ximo, la direcci¨®n del PP hab¨ªa previsto que los militantes votaran en una primera vuelta; despu¨¦s, esa suerte de grandes electores que son los compromisarios tendr¨ªan el poder de decisi¨®n sobre el liderato en una segunda y definitiva vuelta. El sistema, ideado por el vicesecretario de Organizaci¨®n, Fernando Mart¨ªnez-Maillo, puede ser v¨¢lido, desde luego, pero no m¨¢s democr¨¢tico que atribuir directamente a la militancia la capacidad de decidir.

M¨¢s all¨¢ de cu¨¢l sea la suerte de estas reformas internas, el Partido Popular no solo dilata demasiado la celebraci¨®n de sus congresos ¡ªel ¨²ltimo de ¨¢mbito nacional se realiz¨® hace cinco a?os¡ª sino que, como pone de manifiesto este episodio, no tiene suficientemente asumido que los congresos de los partidos est¨¢n para debatir y tratar sobre los asuntos que la militancia quiera proponer. Y la forma de elecci¨®n del presidente es una cuesti¨®n como para debatirla en un congreso. Plantear que cualquier f¨®rmula que no sea exactamente la prevista por la direcci¨®n org¨¢nica supone desafiar a Rajoy es un dislate.