La escuela de samba que desafi¨® el PIB de Brasil
Pol¨¦mica por una canci¨®n ambientalista que sonar¨¢ en el Samb¨®dromo durante Carnaval
El Carnaval de 2017, que ni siquiera ha comenzado, ya se ha vestido de pol¨¦mica. Mientras miles de personas se lanzan a las calles de R¨ªo de Janeiro ba?adas en purpurina en lo que los cariocas llaman de pre-carnaval, los se?ores del mundo rural rugen furiosos a miles de kil¨®metros de aqu¨ª. La raz¨®n es el tema del desfile de una de las escuelas de samba que brillar¨¢ en el Samb¨®dromo, a partir del 24 de febrero. La escuela Emperatriz Leopoldinense ha decidido romper la norma no escrita de no representar asuntos demasiados espinosos y dedicar¨¢ su desfile a las tribus del Xing¨², un parque ind¨ªgena del tama?o de B¨¦lgica, en el centro-oeste del pa¨ªs. Territorio ind¨ªgena protegido desde 1961, el entorno del parque no deja de sufrir los impactos de la deforestaci¨®n ilegal, los pesticidas o de la macro-obra de la central hidroel¨¦ctrica de Belo Monte.
La letra de la canci¨®n es un homenaje a la naturaleza, a las tribus y una cr¨ªtica al hombre blanco que amenaza su supervivencia. ¡°El jard¨ªn sagrado el cara¨ªba [referencia al hombre blanco] descubri¨® / Sangra el coraz¨®n de mi Brasil/ el bello monstruo [la hidroel¨¦ctrica] roba las tierras de sus hijos/ devora el bosque y seca los r¨ªos/ tanta riqueza que la codicia destruy¨®¡±, dice la m¨²sica. Durante el desfile tambi¨¦n bailar¨¢ un ala de la comitiva disfrazada de aspersores de pesticida.
Los acordes han sentado como un tiro a los poderosos representantes del agronegocio que, sinti¨¦ndose aludidos, se autodenominan los salvadores de un Brasil en crisis. Asociaciones de ganaderos, de plantadores de ca?a de az¨²car y hasta de ingenieros agr¨®nomos han puesto el grito en el cielo en cartas p¨²blicas de repudio. ¡°El abordaje generalista propuesto por la Emperatriz Leopoldinense sobre el productor rural, sin separar el grano de la paja, es incorrecta, injusta e inadecuada, con tendencia t¨ªpicamente alarmista caracter¨ªstica de la l¨ªnea de pensamiento seudoambientalista¡±, dijeron en su nota los ingenieros agr¨®nomos. ¡°El rural brasile?o deber¨ªa ser reverenciado por estar salvando el pa¨ªs de la bancarrota hace d¨¦cadas, al representar, por su competencia, 22% del PIB y generar el 37% de los empleos del pa¨ªs¡±, recordaron en sus cartas. Otras manifestaciones del mundo rural han sido mucho menos comedidas.
Los responsables de la escuela ya han dejado de leer los insultos que han recibido desde que se hizo p¨²blico su enredo. ¡°La pol¨¦mica ha puesto de manifiesto un enorme prejuicio y racismo contra los indios y contra la escuela¡±, lamenta el director creativo del desfile, Cahe Rodrigues. ¡°Nuestra cr¨ªtica se basa en el uso indebido de pesticidas que contamina r¨ªos, mata peces y causa da?os muy serios en la vida del ser humano, as¨ª como otras agresiones a la naturaleza que llevan a los indios al desespero. La escuela nunca pretendi¨® ofender el agronegocio, fueron ellos los que se sintieron aludidos¡±.
La osad¨ªa de la escuela Emperatriz Leopoldinense es una novedad en un carnaval que acab¨® siendo silenciado por sus patrocinadores, buena parte de ellos instituciones p¨²blicas y gobiernos sin af¨¢n de polemizar. Hace cerca de una d¨¦cada que los amantes de la fiesta m¨¢s famosa de Brasil lamentan la ausencia de cr¨ªtica social en los desfiles del Samb¨®dromo. Se perdi¨® la personalidad del discurso de las escuelas y la cr¨ªtica a pol¨ªticos, iglesias, as¨ª como la denuncia de prejuicios, injusticias y la desigualdad social que marca al pa¨ªs. Ese papel acab¨® recayendo en las manos y ritmos de los llamados blocos de rua, desfiles carnavalescos callejeros, libres y, estos s¨ª, irreverentes. ¡°El mundo rural ha despertado a un gigante adormecido¡±, dice Rodrigues, ¡°con sus cr¨ªticas han revelado el poder de las escuelas de aprovechar la fiesta para levantar banderas y tocar asuntos pol¨¦micos¡±.
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