Un ¡®Brexit¡¯ extremista
May salta al vac¨ªo y apuesta por una salida completa de la Uni¨®n Europea
Hasta hace poco, el Gobierno brit¨¢nico promet¨ªa a sus ciudadanos y empresas que no perder¨ªan el acceso al mercado interior de la UE. Aunque exig¨ªa para ello que se le permitiese limitar la inmigraci¨®n y discriminar a los ciudadanos europeos, cercenando la libertad de circulaci¨®n de personas en el espacio com¨²n: un requisito legalmente imposible, moralmente avieso y pol¨ªticamente inviable.
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La primera ministra, Theresa May, dibuj¨® ayer ante el Parlamento su hoja de ruta para una completa autoexclusi¨®n brit¨¢nica de la UE. Se trata de un cambio radical de posici¨®n que le lleva ahora a postular una separaci¨®n total de Europa que rompe con sus promesas anteriores y dibuja un Brexit duro, extremo y extremista. De profesar un europe¨ªsmo tibio y vergonzante cuando era ministra de Interior de David Cameron pasa a sustentar un vergonzoso nacionalismo xen¨®fobo.
Lo esencial de su programa de 12 puntos es esa exclusi¨®n de Reino Unido del mercado de 500 millones de consumidores, que se reducir¨¢n a 65 millones m¨¢s los que pudiese a?adir mediante nuevos tratados comerciales: algo hipot¨¦tico y arduo para un pa¨ªs que en cuatro d¨¦cadas perdi¨® la experiencia en este ¨¢mbito exclusivo de la Uni¨®n; que exige en cada caso a?os de negociaci¨®n; y que afronta una tendencia proteccionista mundial adversa.
May dice pretender un mero tratado bilateral con la UE, con arancel mutuo cero. Pero ese es el arancel ya existente hoy, que se mantiene gracias a una tarifa exterior com¨²n (uni¨®n aduanera) y a pol¨ªticas que evitan distorsiones en el mercado, como la defensa de la competencia contra ayudas p¨²blicas asim¨¦tricas y elusiones fiscales tramposas (de multinacionales), como las que persigue la UE en el marco de la OCDE. ?Imagina Reino Unido que el futuro de un Estado m¨¢s social, como pretende el nuevo conservadurismo, podr¨¢ sostenerse convirti¨¦ndose en un completo para¨ªso fiscal? Ni siquiera Suiza lo ha logrado.
Sostiene May que abandonar el mercado interior, librarse de la jurisdicci¨®n europea y concluir un mero tratado bilateral ser¨¢ ventajoso para Reino Unido. Pero esas ventajas son solo t¨¢cticas. Con raz¨®n la patronal alemana record¨® ayer que si canaliz¨® inversiones a Reino Unido por 120.000 millones de euros (y 400.000 empleos) es gracias al mercado ¨²nico.
Todo en el discurso de May chirr¨ªa. La promesa de un acuerdo ¡°positivo¡± es falaz. No es positivo despreciar a los ciudadanos europeos ni discriminar a los residentes. Tampoco tiene sentido amenazar a los europeos con los que tendr¨¢ que negociar durante los pr¨®ximos dos a?os. Forzada a prometer que el Parlamento (representante de la soberan¨ªa que predica) dirimir¨¢ sobre la posici¨®n final de Reino Unido, reivindica ahora esa consulta. Pero falta a la verdad cuando asegura que el Brexit extremista fortalecer¨¢ la unidad de los Reinos de su pa¨ªs (lo contrario de lo que afirma el nacionalismo escoc¨¦s y temen los vecinos irlandeses).
El mercado monetario celebr¨® con un alza en la libra que al menos haya concretado alguno de sus prop¨®sitos. Y en la UE predomin¨® la firmeza y la distancia ante tanto desvar¨ªo y altaner¨ªa.
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