No desconecten a Catalu?a

El Ministerio de Asuntos Exteriores est¨¢ a punto de abandonar el patronato del Cidob, uno de los m¨¢s prestigiosos laboratorios espa?oles de ideas dedicados al estudio de las relaciones internacionales, con sede en Barcelona. El motivo es la remodelaci¨®n de su c¨²pula, mediante la incorporaci¨®n de nuevos patronos sesgados hacia el soberanismo. Y de su mandato rector, priorizando la reflexi¨®n sobre los procesos de autodeterminaci¨®n y secesi¨®n. La idea subyacente es convertir al centro, con 40 a?os de fruct¨ªfera independencia, en lanzadera intelectual del soberanismo en la escena internacional.

Exteriores lamenta no haber tenido voz en ese giro. Tiene buenas razones, porque su opini¨®n ha sido ignorada. Pero al tiempo, su compromiso econ¨®mico con el Cidob es muy inferior al de las instituciones locales presentes en ¨¦l.

M¨¢s all¨¢ de rencillas y agravios comprensibles, el Gobierno deber¨ªa evitar este grave error. No es solo porque el centro sea uno de los escasos lugares de encuentro que a¨²n engarzan a los catalanes con los dem¨¢s espa?oles, y a todos con el mundo. Es que la desconexi¨®n aut¨®noma de las instituciones respecto de Catalu?a es lo que pretende el secesionismo m¨¢s tribal: as¨ª los dem¨¢s le hacen el trabajo sucio, le justifican y validan el desencuentro intelectual, moral y pol¨ªtico.

Si el ministro de Exteriores se retira de la a?eja instituci¨®n barcelonesa ¡ªhomologable a los mejores centros de pensamiento europeo¡ª prestar¨ªa el peor servicio a Espa?a. El Cidob es un ente de gobernanza consorciada, ese modelo catal¨¢n que, como los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992, ha rendido ¨®ptimos servicios.

Precisamente en el momento en que el Gobierno pugna por reforzar los puentes de di¨¢logo y crear otros, dinamitar los existentes no es una idea genial. Adem¨¢s, a los catalanes cosmopolitas les deja a los pies de los caballos. Y sin ellos, Espa?a pierde.