Mark Ryden, retorno al pa¨ªs de las maravillas

Ha retratado a Michael Jackson, Leonardo DiCaprio es su coleccionista n¨²mero uno y Lady Gaga le roba las ideas. El padre del surrealismo pop inaugura en el Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga su primera retrospectiva europea.
HAY DOS personas por las que Mark Ryden (Medford, Oreg¨®n, 1963) prefiere que no le pregunten: Michael Jackson y Lady Gaga. El primero propuls¨® su carrera al encargarle la portada del disco Dangerous (y le hizo firmar una cl¨¢usula de confidencialidad); la segunda copi¨® la idea del vestido de chuletones de un cuadro suyo (sin citar la autor¨ªa de Ryden). Sin pretenderlo, este singular artista salido del underground ha visto su nombre unido al de innumerables celebridades.
Leonardo DiCaprio, al que ha retratado, es uno de sus m¨¢s ¨¢vidos coleccionistas. Katy Perry y Christina Ricci han protagonizado sus lienzos. Por sus inauguraciones desfilan actores y estrellas del rock. Incluso aqu¨ª. Alaska y Mario Vaquerizo, fervientes fans del arte big eye (retratos de infantes con enormes ojos tristes), realizaron una visita expr¨¦s al Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga (CAC) para almorzar con su ¨ªdolo antes de la inauguraci¨®n oficial de La c¨¢mara de las maravillas, su primera gran retrospectiva europea.
¡°Puede que mi misi¨®n sea dar a la gente un espacio donde encontrar la belleza, el silencio y la tranquilidad¡±.
El propio Ryden, con su cultivada estampa victoriana, se ha convertido en icono art¨ªstico. Recibe el comentario con cierto pudor. ¡°Solo soy un t¨ªo obsesionado con pintar desde peque?o, jam¨¢s me plante¨¦ formar parte del sistema del arte ni despertar tal inter¨¦s entre los famosos¡±. Gracias a la devoci¨®n de su legi¨®n de admiradores, hoy algunos ryden se cotizan en m¨¢s de dos millones de euros. Est¨¢ considerado el padre del surrealismo pop, una corriente que bebe de inspiraciones tan alejadas de la alta cultura como el c¨®mic, el punk, los tatuajes, los juguetes o los hot rods (coches antiguos tuneados, a los que dedic¨® su vida profesional precisamente el padre de Ryden.
Intentar acotar en unas pocas l¨ªneas todos los referentes que integra en su obra resulta complicado. Ryden traslada a las fronteras de un mundo on¨ªrico plagado de lecturas sobre la inocencia, la ecolog¨ªa, la carne o la muerte. Incluso deja espacio para la fe o la pol¨ªtica, con la aparici¨®n recurrente de Jesucristo (perdido en un cuarto de ni?os o pedaleando sangrante sobre una bicicleta) y Abraham Lincoln (regentando una carnicer¨ªa o conduciendo un tren de juguete). ?l prefiere dejar las met¨¢foras al espectador. ¡°?Para qu¨¦ poner palabras a lo que alguien puede experimentar ante una pintura?¡±.
Ryden y su mujer, la tambi¨¦n artista Marion Peck (presente en la entrevista), acaban de abandonar Los ?ngeles para instalarse en Portland. ¡°Para el arte son mejores los d¨ªas lluviosos: enciendes un fuego, haces un t¨¦ y te pones a pintar¡±, sonr¨ªen. Estuvieron tres meses empacando las antig¨¹edades y cachivaches que pueblan su gabinete de curiosidades y muestran orgullosos en un v¨ªdeo en su iPhone los dos camiones gigantes que contrataron para la mudanza.
En este tiempo no solo ha cambiado su paisaje cotidiano, sino el de todo su pa¨ªs. Casi no hace falta ni preguntar por Donald Trump. ¡°No conozco a una sola persona que lo aprecie. Hablamos del 11-S como el peor d¨ªa de la historia de EE?UU, pero para m¨ª es a¨²n peor el pasado 11 de noviembre, cuando despert¨¦ y Trump era presidente. Es una pesadilla para todo el planeta. Ese discurso suyo de ¡®Hagamos Am¨¦rica grande otra vez¡¯¡ ?Ad¨®nde quiere volver?, ?a cuando las mujeres no pod¨ªan votar, a la segregaci¨®n¡? Su ret¨®rica es peligrosa. Como artista, te preguntas qu¨¦ cartas tomar, si incorporar su personaje a tus obras o no. He pensado mucho en esto y a¨²n no s¨¦ c¨®mo canalizarlo; lo que s¨ª s¨¦ es que frente a un mundo de horrores es esencial ofrecer una ventana al asombro y a la imaginaci¨®n¡±.
Por eso, explica, est¨¢ fascinado con su pr¨®ximo proyecto: los decorados y vestuario para la obra Whipped Cream, de Richard Strauss, que el American Ballet Theatre estrenar¨¢ en Nueva York en mayo. ¡°Strauss concibi¨® una obra de diversi¨®n y celebraci¨®n, y fue un fracaso. Se top¨® con el rechazo porque, tras la I?Guerra Mundial, eran tiempos oscuros en Europa. Desde los a?os treinta hasta hoy parece prohibido abordar el arte desde el sentimentalismo, la nostalgia y el kitsch. Sin embargo, estamos de acuerdo en que todo el mundo siente una atracci¨®n inmediata hacia lo bello, es algo que no precisa de ninguna intelectualizaci¨®n. Resulta ir¨®nico que durante siglos el arte persiguiera la belleza y hoy haya tanto empe?o en desde?arla. Lo noto al asistir a ferias contempor¨¢neas; pienso: ¡®?Qu¨¦ demonios hago yo aqu¨ª?¡¯. No lo puedo evitar, a pesar del ¨¦xito sigo sinti¨¦ndome un outsider del arte¡±.
?Y cu¨¢l siente que es su papel, entonces? ¡°Es algo sobre lo que reflexiono a menudo: puede que mi misi¨®n sea sencillamente dar a la gente un espacio donde encontrar la belleza, el silencio y la tranquilidad; abstraerse de este mundo tan acelerado y pararse a contemplar durante unos minutos¡±.
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