La estupidez
Que baste con un color y un par de guantes para comparar a Trump con Kennedy, v¨ªa Jackie, es m¨¢s de lo que estoy dispuesta a soportar
El matrimonio siempre ha sido mal negocio para las mujeres. Vendidas por sus padres, compradas por sus maridos, su valor todav¨ªa equivale, en muchas partes del mundo, al importe de su dote, como si una esposa no valiera nada en s¨ª misma, como si el hombre que la ha escogido tuviera derecho a cobrar por cargar con ella. M¨¢s all¨¢ de las joyas, los cinturones de oro, las sedas recamadas de los trajes de boda, la reci¨¦n casada ha sido, tradicionalmente, el mejor negocio para su flamante esposo, una esclava dom¨¦stica que trabaja sin descanso, en todos los frentes de la casa, a cambio de su sustento. Esa es tambi¨¦n nuestra tradici¨®n, y todo lo que hemos conseguido a partir de ah¨ª lo hemos hecho solas, sin ayuda de nadie. Dejar de ser una propiedad de otro para convertirnos en due?as de nuestro propio destino no ha sido una tarea f¨¢cil. Para comprobarlo, basta con repasar la infinidad de chistes, insultos, frases hechas y normas sociales que perpet¨²an, en el lenguaje y los usos de la vida cotidiana, situaciones que hemos dejado atr¨¢s. Un ejemplo frecuente, significativo, es la tendencia a culpar a las mujeres de los defectos de sus maridos. Que cuando un amigo dice, oye, qu¨¦ raro est¨¢ Fulanito, ?no?, el otro conteste, ya, pero no creas, es que su mujer le presiona mucho, o es que su mujer gasta demasiado, o es que su mujer le tiene encerrado, o¡ Por eso, y porque es igual de injusto, de est¨²pido, convertir la elegancia de una mujer en una virtud de su marido, me ha irritado tan profundamente la atenci¨®n que se ha prestado al traje de Melania. Que baste con un color y un par de guantes para comparar a Trump con Kennedy, v¨ªa Jackie, es m¨¢s de lo que estoy dispuesta a soportar. Ahora la estupidez sucede al crimen, escribi¨® Luis Cernuda. Pues eso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.