Es cuesti¨®n de voluntad
El nuevo Gobierno en Espa?a debe demostrar que tiene en cuenta y respeta la dignidad y los derechos de las personas migrantes
El inicio del a?o ha tra¨ªdo el arranque definitivo de una legislatura de la que puede resultar cualquier cosa. Se ha generado un extra?o equilibrio entre un Gobierno soportado por un partido en minor¨ªa y un Congreso de los Diputados poli¨¦drico en el que todos deben jugar a sumar fuerzas con los rivales para lograr validarse como opci¨®n ante un electorado significativamente desencantado. Mientras tanto, en la calle amplias capas de la sociedad demandan soluciones concretas a la precariedad laboral y social que se ha establecido en sus vidas.
Entre las muchas realidades que tienen que afrontarse desde este Parlamento en permanente negociaci¨®n, se encuentra sin duda la realidad migratoria. Con crisis econ¨®mica o sin ella, la inmensa mayor¨ªa de quienes llegaron a Espa?a desde los a?os noventa siguen siendo parte del pa¨ªs. Al mismo tiempo llegan nuevas personas buscando mejorar sus oportunidades vitales. Estas nuevas llegadas son en su mayor¨ªa tan discretas como lo fueron anteriormente, pero siguen existiendo y con m¨¢s dureza a¨²n las insufribles realidades de la Frontera Sur espa?ola. Las costas y los naufragios, las vallas de Ceuta y Melilla con su violaci¨®n de la legislaci¨®n internacional y por supuesto la situaci¨®n de las personas refugiadas dentro y fuera de la Uni¨®n Europea.
Parad¨®jicamente el Fondo Monetario Internacional nos recuerda una vez m¨¢s que las migraciones pueden ser oportunidad de desarrollo social y econ¨®mico siempre y cuando se gestionen de forma adecuada, poniendo el foco en las pol¨ªticas de inclusi¨®n. No es que el FMI tenga una autoridad moral incuestionable en esto del desarrollo social pero por eso mismo sirve para ejemplificar lo evidente. Las migraciones son una constante de este modelo mundial que hemos construido. Para los pa¨ªses enriquecidos puede resultar una verdadera oportunidad pero para que esto sea posible es imprescindible entender al migrante como persona y como parte de la sociedad.
Mantenemos un modelo de gesti¨®n de las migraciones tremendamente hip¨®crita
Por desgracia mantenemos un modelo de gesti¨®n de las migraciones tremendamente hip¨®crita. Es evidente que las miles de personas que llegan cada a?o a Espa?a van a acabar siendo ciudadan¨ªa e incluso se convertir¨¢n en nacionales de este rinc¨®n del mundo. Los m¨¢s de 25 a?os de recepci¨®n de poblaci¨®n migrante en el pa¨ªs son prueba m¨¢s que suficiente de ello. A pesar de eso mantenemos y reforzamos un modelo de gesti¨®n de la entrada en el pa¨ªs que condena a la irregularidad durante a?os a ciudadanos que acabar¨¢n siendo parte de la sociedad pr¨¢ctica y reglamentariamente. ?Puede este Parlamento hacer algo para mejorar una gesti¨®n tan absurda?
Sinceramente parece que s¨ª. La coyuntura actual permite que si existe compromiso con lo recogido en los programas electorales, se pueda avanzar de forma significativa sin por ello caer en posturas maximalistas ni pecar de lo que alguien llamaba el buenismo revolucionario. Se trata simplemente de entender que hay principios irrenunciables como son el respeto a los Derechos Humanos, la legislaci¨®n internacional y, en resumen, la dignidad humana.
Estos avances bien podr¨ªan recogerse en cuatro puntos de agenda que marcasen un progreso y una dignificaci¨®n de nuestra pol¨ªtica migratoria.
- En primer lugar los Centros de Internamiento de Extranjeros. Ha llegado el momento de reconocer que los CIE son una verg¨¹enza para un Estado que quiere llamarse democr¨¢tico. No existe instituci¨®n internacional que los respalde y se acumulan las denuncias sobre ellos de jueces de control, instituciones como el Defensor del Pueblo o de las entidades sociales que los visitan. Su ¨²nica funci¨®n parece ser generar experiencias ¡°traum¨¢ticas¡± a quienes van a acabar siendo parte de la sociedad. El n¨²mero de internos promedio al a?o, algo m¨¢s de 6.000 es irrelevante si miramos las cifras reales de las migraciones en Espa?a que se cuentan por cientos de miles. S¨®lo existen por un empecinamiento de los sucesivos Gobiernos y porque su cierre, que estamos seguros llegar¨¢ antes o despu¨¦s, implicar¨¢ el reconocimiento del absurdo de buena parte de nuestro sistema de control fronterizo.
- En segundo lugar pero igualmente triste, las devoluciones en caliente. Practicadas por gobiernos de distinto signo pol¨ªtico y ahora mal enmascaradas en la disposici¨®n adicional d¨¦cima metida con calzador en la Ley de Extranjer¨ªa a trav¨¦s de la Ley de Seguridad Ciudadana. Que sigan siendo habituales supone renunciar a cumplir con la legislaci¨®n internacional para personas que se encuentran en territorio espa?ol y una verg¨¹enza ante la opini¨®n p¨²blica de medio mundo. Derogar el texto legal que intenta darles cobertura es un paso sencillo y recogido en programa electoral por varios partidos, pero controlar lo que ocurre en las fronteras de Ceuta y Melilla y garantizar el respeto a la legislaci¨®n internacional y el derecho de asilo es el verdadero reto de este Parlamento.
- La tercera propuesta bien podr¨ªa ser el refuerzo a la protecci¨®n a v¨ªctimas de trata. Un refuerzo que recae directamente sobre el Parlamento como eje fundamental del poder legislativo pues la mayor reivindicaci¨®n de los colectivos sociales es la creaci¨®n de una Ley de protecci¨®n para las v¨ªctimas de trata. Seg¨²n datos policiales, Espa?a es puerta de entrada cada a?o para decenas de miles de personas que est¨¢n siendo traficadas. No contar con una legislaci¨®n espec¨ªfica de protecci¨®n que asegure el derecho efectivo a la denuncia y de seguridad a la v¨ªctima es en m¨¢s de un sentido mirar para otro lado con una realidad tan sangrante. ?Hace falta un debate pol¨ªtico para ello?
- Finalmente, y dado que hay que priorizar. Ya que la llamada crisis de los refugiados ha puesto esta realidad en el centro de la atenci¨®n medi¨¢tica ser¨ªa deseable que el Estado fuese m¨¢s all¨¢ de ser un mero gestor de fondos europeos. La pol¨ªtica espa?ola de protecci¨®n internacional ha sido tremendamente deficitaria. El reconocimiento del derecho a la protecci¨®n internacional llegaba a duras penas a 530 personas en 2013 para un pa¨ªs de m¨¢s de 45.000.000 de habitantes. Bien podr¨ªa servir la actual crisis para que Espa?a reformase su pol¨ªtica de asilo, desarrollase recursos p¨²blicos suficientes y asumiera su responsabilidad para con las personas que huyen de situaciones de violencia extrema. De lo contrario corremos el riesgo de que acabada la situaci¨®n de emergencia nada haya cambiado y sigamos siendo la cola de la protecci¨®n internacional en Europa.
Estos cuatro puntos son en realidad modestos y muy viables. Esta legislatura de pactos y equilibrios puede ser una buena oportunidad para lograrlos. Su consecuci¨®n, lejos de suponer una revoluci¨®n en la gesti¨®n de las migraciones en Espa?a, ser¨ªa simplemente un reconocimiento de que los Derechos Humanos y la dignidad de las personas tambi¨¦n son tomados en cuenta. En manos de este Parlamento est¨¢ dar el paso y en la de los colectivos sociales insistir para que sea posible.
Jos¨¦ Miguel Morales Garc¨ªa es secretario general de Andaluc¨ªa Acoge.
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