Miss Universo
Las misses no son una exaltaci¨®n delirante de la mujer sino una extravagancia del gay obligado a idealizarse en ¡°lo femenino¡±
Estoy en Manila cubriendo Miss Universo para la televisi¨®n colombiana. Guste o no, en varios pa¨ªses sudamericanos las reinas de la belleza forman parte de nuestra identidad cultural y en las redes sociales los fans de la representante de cada pa¨ªs atacan con insultos a quienes osan criticarlas. Me ha impactado la cantidad de p¨²blico gay en Manila estos d¨ªas. Al igual que Eurovisi¨®n, Miss Universo es un im¨¢n para que los colectivos LGTB de pa¨ªses que los reprimen puedan florecer por un rato o salir del armario. En especial los varones, empleando lentejuelas, boas de plumas y bolsos de mujer de primeras marcas europeas.
Es un desfile alternativo que presenci¨¦ en compa?¨ªa de Osmel Sousa, el denominado Zar de la belleza, art¨ªfice de que Miss Venezuela sea un s¨ªmbolo del pa¨ªs y de haber logrado siete coronas de Miss Universo. Osmel se mueve en este certamen casi como Pedro Almod¨®var en Cannes y al encontrarnos me invit¨® a quedarme para ver pasar filas de hombres indonesios, guatemaltecos, gambianos, angole?os, ecuatorianos en distintos niveles de feminidad. Sandalias con suelas de espejo, gafas con piedras preciosas, pulseras con ruiditos y bolsos metalizados, todos esos artilugios con sus logos bien destacados. Uno de los caballeros reconoci¨® a Osmel y se aproxim¨® para ense?arnos su Birkin de Herm¨¨s.?¡°Comprado en Par¨ªs, con todos sus certificados¡±, dijo, mientras Osmel inspeccionaba para confirmar su autenticidad. ¡°He trabajado mi vida entera, mi amor, por este bolso¡±, sentenci¨® el hombre. Se sum¨® la delegaci¨®n colombiana, entusiasmados porque su miss est¨¢ en todas las quinielas. Eran todos bears (un distintivo gay que incluye hombres gordotes y velludos) haciendo pandilla y llevando la bandera de su rep¨²blica hecha con lentejuelas.
Es un espect¨¢culo maravilloso. ¡°Espera a que veas los chinos¡±, advierte Osmel. ¡°Se travisten de sus misses y desfilan por la alfombra roja¡±. Esperando por ese momento, pienso en c¨®mo este despliegue es producto de la represi¨®n machista y religiosa en nuestros pa¨ªses subdesarrollados: las misses no son una exaltaci¨®n delirante de la mujer sino una extravagancia del gay obligado a idealizarse en ¡°lo femenino¡±.
En el mundo desarrollado hay otro tipo de desfiles femeninos. La semana pasada Nueva York, Los ?ngeles y Londres celebraron manifestaciones simult¨¢neas por los derechos de las mujeres. Diana G¨®mez, una fot¨®grafa amiga, desfil¨® con botas alt¨ªsimas ¡°porque me hacen sentir muy mujer y quer¨ªa llevarlas a marchar¡±. En EE?UU marcharon tambi¨¦n m¨¢s mujeres de las que votaron por Hillary Clinton generando un meme en el cual una fotograf¨ªa de Hillary exclamaba: ¡°?D¨®nde estabais cuando m¨¢s os necesit¨¦?¡±, un chiste que sirve para recordar que m¨¢s del 50% del voto femenino fue para Trump. Melania, que tiene pasado de modelo y modales de miss, anda muda, como si ya lo hubiera dicho todo con esa camisa de fuerza azul cielo con la que se convirti¨® en la primera dama inmigrante que es.
En Espa?a tambi¨¦n ha habido un desfile femenino: la declaraci¨®n de Rosal¨ªa Iglesias, miss PP, la esposa que no es tonta de Luis B¨¢rcenas. Aunque sigue el protocolo de Cris de Borb¨®n, da una sensaci¨®n espantosa. A pesar de su perfecta cabellera, sus bufandas tan bonitas, su alta peleter¨ªa y ese empe?o en arrojarnos a la cara que, pensemos lo que pensemos de ella, ser¨¢ declarada inocente. Amigos que la conocen recuerdan que cuando era secretaria de Jorge Verstrynge (que ahora es asesor del chavismo en Venezuela) era muy pisapasito, comedida, casi invisible. Y a medida que fue enriqueci¨¦ndose con B¨¢rcenas se hizo m¨¢s mandona, con ese aire de importancia con la que declara en el juicio G¨¹rtel. Eso hay que reconoc¨¦rselo, es la imputada que mejor se sienta. Esta semana descubrimos porqu¨¦. Lo practic¨® durante las horas que estuvo sentada esperando a su marido en los bancos suizos mientras negociaba sus cuentas.
Me asomo a Intramuros, la ciudad colonial dentro de Manila, y descubro, aqu¨ª casi al fin del mundo, lo inmenso y organizado que fue el imperio espa?ol. En la muralla que alberga el conjunto construido por los agustinos en 1765, la piel se pone de gallina. Es como un trozo de Zamora en el coraz¨®n h¨²medo y denso del tr¨®pico. ?Fuimos tan grandes!, piensas. Empiezas a elucubrar si fueron B¨¢rcenas y Urdangarines de ese tiempo los que con sus presuntuosas personalidades y trampas perforaron ese imperio, que ahora sirve de marco para Miss Universo y sus fans varones con bolsos de Herm¨¨s y sandalias de fantas¨ªa.
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