Vertebrar Espa?a no es lo mismo que fosilizarla
Cuando otras comunidades piden "armonizar" impuestos lo que quieren es subirlos. Sorprende que ese neocentralismo venga de fuera de Madrid
Las comunidades gobernadas por socialistas acusaron a la Comunidad de Madrid de dumping fiscal en la reciente Conferencia de Presidentes. Cristina Cifuentes responde con esta tribuna.
Lejos de quedarse en un plano simb¨®lico, la Conferencia de Presidentes celebrada la semana pasada ha servido para abordar asuntos de gran calado para toda la ciudadan¨ªa. Los acuerdos alcanzados deben ser ahora desarrollados por distintos grupos de trabajo, y la Comunidad de Madrid va a trabajar para que el entendimiento sea posible, aportando no solo soluciones, sino tambi¨¦n lealtad, al Gobierno de la Naci¨®n y a las dem¨¢s Comunidades Aut¨®nomas, porque siempre hemos entendido el autogobierno como un medio para colaborar con este proyecto com¨²n de convivencia que es Espa?a.
Si se quiere ¡°armonizar¡± extend¨¢moslo tambi¨¦n a la libertad de horarios, a la eliminaci¨®n de trabas o al n¨²mero de consejer¨ªas, altos cargos
No puede decirse sin embargo que en lo relativo al nuevo Sistema de Financiaci¨®n Auton¨®mica (SFA) el debate haya estado presidido por la claridad. Muy al contrario, hemos visto c¨®mo desde algunas Comunidades Aut¨®nomas se difunden planteamientos de gran confusi¨®n, que no nos acercan al acuerdo que todos deseamos. Y eso pese a que s¨ª existe consenso respecto a lo perjudicial que resulta el actual sistema para todas las regiones, y especialmente para algunas como Madrid, claramente infrafinanciada.
Es hora, pues, de centrar el debate fiscal, antes de que los malentendidos terminen por desfigurarlo. Porque una cosa es acordar un nuevo SFA, del que dependen los servicios p¨²blicos y el Estado social, y otra muy distinta y muy discutible querer imponer una determinada pol¨ªtica a todas las Comunidades Aut¨®nomas.
Algunas Comunidades difunden planteamientos de gran confusi¨®n, que no nos acercan al acuerdo que todos deseamos
En su versi¨®n menos sutil, esta pretensi¨®n recurre a etiquetas como la del para¨ªso fiscal o el dumping, que ni definen a Madrid ni los madrile?os podemos aceptar.
Una vez salvado el hecho de que Madrid no aplica leyes distintas a las dem¨¢s regiones, lo ¨²nico que queda es que mantenemos unos impuestos moderados, igual que puede hacer cualquier regi¨®n de r¨¦gimen com¨²n, y como de hecho practican algunas otras Comunidades sin recibir cr¨ªticas. Y es que las reglas del juego son iguales para todos, con excepci¨®n del Pa¨ªs Vasco y Navarra.
Por tanto, si el resto de las Administraciones auton¨®micas no bajan sus impuestos es porque no hacen uso de su capacidad normativa, y deber¨ªan explicar a los ciudadanos que cuando piden ¡°armonizarlos¡± lo que realmente quieren es subirlos. Con el agravante de que, para disimular la presi¨®n fiscal que ellos ejercen, demandan que seamos los dem¨¢s quienes los igualemos, diluyendo as¨ª la responsabilidad pol¨ªtica que a cada cual nos corresponde dentro del ¨¢mbito auton¨®mico.
Tampoco se sostiene el relato sobre las ventajas de la capitalidad. Albergar las sedes de grandes empresas no nos genera m¨¢s beneficio, porque estas tributan por el Impuesto de Sociedades, que recauda ¨ªntegramente el Gobierno de la Naci¨®n. Y respecto a las otras figuras tributarias, menos de una quinta parte revierte a Madrid, debido a unos porcentajes de reparto que no se corresponden con el dinamismo de nuestra econom¨ªa.
Por otro lado, resulta llamativo que, aplicando el tramo auton¨®mico del IRPF m¨¢s bajo, recaudemos 1.000 millones de euros m¨¢s que Catalu?a, que nos saca un mill¨®n de habitantes. Se debe, s¨ª, a nuestro modelo fiscal, que genera m¨¢s crecimiento, m¨¢s empleo y m¨¢s ingresos. Y es posible tambi¨¦n gracias a una Administraci¨®n reducida y que gestiona mejor. Algo que adem¨¢s nos permite ejercer una solidaridad de la que nos sentimos muy orgullosos. Somos los que m¨¢s aportamos: concretamente, el 78% del Fondo de Garant¨ªa de los Servicios P¨²blicos Fundamentales.
De manera que, si se quiere ¡°armonizar¡±, armonicemos siguiendo este modelo, y extendamos tambi¨¦n este af¨¢n homogeneizador a la libertad de horarios comerciales, a la eliminaci¨®n de trabas burocr¨¢ticas o al n¨²mero de consejer¨ªas, altos cargos y otra clase de gastos, equipar¨¢ndolos con los de Madrid. De lo contrario, estaremos imponiendo un determinado modelo pol¨ªtico, que es muy respetable, pero que no es el que han querido ni los madrile?os ni muchos otros espa?oles para sus respectivos gobiernos regionales.
En definitiva, este intento homogeneizador no cabe en un Estado complejo como el nuestro, donde la Constituci¨®n y el proceso de desarrollo auton¨®mico nos ha conferido a las distintas regiones la facultad de seguir el camino que en cada momento decidan los ciudadanos, desarrollando pol¨ªticas de derechas, de izquierdas, de centro, expansivas, de contenci¨®n del gasto, o como quieran caracterizarse¡ Es decir, lo normal en un Estado descentralizado y plural. Por eso sorprende tanto que estas iniciativas neocentralistas procedan de fuera de Madrid.
La Comunidad de Madrid quiere seguir siendo solidaria, y as¨ª lo vamos a reclamar en la negociaci¨®n del nuevo SFA. Pero es preciso que quede claro que vertebrar Espa?a no es lo mismo que fosilizarla, atrap¨¢ndola en un molde que ha fracasado all¨ª donde se ha probado. Existen otras pol¨ªticas igual de leg¨ªtimas, m¨¢s eficaces y acordes a lo que los ciudadanos han elegido.
Cristina Cifuentes es presidenta de la Comunidad de Madrid
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