Curiosidad y buena conciencia
NO HAY D?A sin que en las p¨¢ginas de la prensa, que algunos llaman escaparate, aparezca un cad¨¢ver sirio. O dos. O una docena (ya vamos viendo la cursilada cruel que implica lo de llamar ¡°escaparate¡± a espect¨¢culos como el presente). Lo incre¨ªble es la variedad de difuntos que somos capaces de producir: mujeres, hombres, ni?os, ancianos, cada uno con su correspondiente parentesco: padre, madre, hermano, nieto, etc¨¦tera. Unas veces los vemos entre cascotes, otras en el medio del campo, y en ocasiones de pie, con los ojos abiertos y los labios en el trance de pronunciar una palabra, actuando, es decir, como si vivieran, cuando en realidad est¨¢n tan muertos como los muertos a los que amortajan.
Aqu¨ª tenemos a un grupo hombres adecentando un par de cad¨¢veres. Estamos en Douma, pero la escena se repite como un eco en decenas o en cientos de ciudades. Lo que quer¨ªamos se?alar es que los vivos de la foto quiz¨¢ sean tambi¨¦n difuntos virtuales que entretienen la espera en manualidades f¨²nebres que a los europeos con buena conciencia nos sirven tambi¨¦n como lecciones de antropolog¨ªa. F¨ªjense, si no, en los sudarios, tan diferentes de los nuestros, pues aqu¨ª enterramos en traje de calle, a veces con la misma chaqueta y los mismos pantalones de la boda, chaquetas y pantalones, por cierto, llenos de bolsillos, por si quisi¨¦ramos llevarnos el m¨®vil al lado de all¨¢. Estos pobres, en cambio, se van con menos de lo que trajeron y se van pronto porque la esperanza de vida, en su barrio, es nula. Esperamos sin mala conciencia la pr¨®xima fotograf¨ªa con alguna curiosidad de car¨¢cter ¨¦tnico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.