Tan lejos y tan cerca: tres paradojas que enfrentamos latinas y caribe?as
La incorporaci¨®n de la mujer al sector privado, los salarios y la violencia dom¨¦stica son tres grandes desaf¨ªos de la regi¨®n
Nunca antes hab¨ªa estado tan cerca una mujer de convertirse en la presidenta de la naci¨®n m¨¢s poderosa del mundo. Ahora, nos damos cuenta de que nunca antes hab¨ªa estado tan lejos. Nunca antes nos hemos graduado tantas mujeres de la universidad o ganado tantos espacios de representaci¨®n p¨²blica en la pol¨ªtica regional. Sin embargo, nunca antes hab¨ªamos experimentado lo que los expertos consideran ya como una ola creciente¡ ?una epidemia! del flagelo social de la violencia ¨ªntima de pareja.
Estas son, en corto, tres de las grandes paradojas a las que nos enfrentamos las mujeres que vivimos en Latinoam¨¦rica y el Caribe:
M¨¢s avances en el sector p¨²blico que en privado
Nuestra regi¨®n es la segunda en el mundo en t¨¦rminos de representaci¨®n femenina en los parlamentos, superada s¨®lo por Escandinavia. Qui¨¦n se lo iba a imaginar, ?verdad? Casi siempre ha sido el sector privado el semillero de la innovaci¨®n y quien apuntala las novedades en muchos campos, pero por lo visto no en lo que se refiere a participaci¨®n y representaci¨®n femenina.
En menos de una generaci¨®n, las latinoamericanas y caribe?as hemos logrado ocupar en promedio el 25% de los esca?os legislativos en nuestros pa¨ªses. Un considerable avance frente al 9% de la d¨¦cada de los noventa y superior al actual promedio mundial del 23%.
Es m¨¢s, cuatro de nuestros pa¨ªses figuran entre los 10 congresos nacionales con mayores proporciones de mujeres: Bolivia (53%), Cuba (50%), M¨¦xico (42%) y Ecuador (42%).
Sin embargo, en el sector privado la historia es diferente. Salvo en el Caribe, donde las mujeres ocupan el 18% de los cargos en directorios de empresas y el 29% de los puestos ejecutivos, la igualdad de g¨¦nero es un aspecto en donde el sector privado latinoamericano marcha a la zaga del sector p¨²blico. Seg¨²n un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (Piras, et al), basado en datos de 1.259 empresas de 31 pa¨ªses de nuestra regi¨®n, las mujeres est¨¢n subrepresentadas en los cargos de liderazgo del sector privado, donde ocupan apenas el 8,5% de los puestos en directorios, el 9,2% de los altos cargos ejecutivos y el 4,2% de los m¨¢ximos cargos (CEO). Peor a¨²n: el 63% de las empresas latinoamericanas no tiene mujeres en sus directorios y el 73% no cuenta ni con una sola gerente.
Mejor preparadas pero peor pagadas
Pocos lo saben, pero somos la tercera regi¨®n del mundo con m¨¢s mujeres que hombres en las aulas universitarias: en promedio, hay un 25% m¨¢s mujeres que hombres matriculados en Latinoam¨¦rica y el Caribe, una cifra que nos sit¨²a ¨²nicamente por detr¨¢s de Norteam¨¦rica y Europa Occidental.
Si bien los indicadores en educaci¨®n muestran que se est¨¢ cerrando la brecha de g¨¦nero, no ocurre lo mismo en los espacios laborales. La brecha en la participaci¨®n laboral entre ambos g¨¦neros en Am¨¦rica Latina y el Caribe es de 26 puntos porcentuales, una de las m¨¢s altas del mundo. Adem¨¢s, como en muchas otras partes del mundo, la brecha salarial entre hombres y mujeres se resiste a disminuir. En nuestra regi¨®n, las mujeres nos enfrentamos a una diferencia de entre el 10% y el 40% en el pago por trabajos similares.
Otros datos indican que la mayor¨ªa de las mujeres que trabaja lo hace en sectores peor remunerados como la agricultura, el comercio y algunos servicios. Para contrarrestar este tipo de situaciones, pa¨ªses como Chile, en alianza con el BID y el Foro Econ¨®mico Mundial lanzaron hace un mes la Iniciativa de Paridad de G¨¦nero, una alianza p¨²blico-privada del gobierno con el sector privado con tres objetivos principales: elevar la participaci¨®n econ¨®mica de las mujeres en el pa¨ªs, reducir las brechas salariales y aumentar la presencia de mujeres en cargos directivos. De hecho, se espera replicar este tipo de iniciativa en otros pa¨ªses latinoamericanos.
Mayor participaci¨®n pol¨ªtica y social, s¨ª. Mayor violencia de g¨¦nero, tambi¨¦n
Y esta es una paradoja especialmente preocupante si analizamos que solo los pa¨ªses escandinavos nos superan en la participaci¨®n en puestos de elecci¨®n popular y que, a pesar de ello y de nuestros avances en cuanto a la brecha de g¨¦nero en educaci¨®n, Am¨¦rica Latina es la regi¨®n donde se presentan m¨¢s asesinatos de mujeres. Seg¨²n un reportaje de CNN, 14 de los 25 pa¨ªses del mundo con las tasas m¨¢s altas de feminicidio est¨¢n en nuestra regi¨®n.
Seg¨²n datos del BID, una de cada tres mujeres ha sido v¨ªctima de violencia f¨ªsica o sexual por su pareja en Am¨¦rica latina y el Caribe. Adem¨¢s del drama personal y el sufrimiento humano que provoca, se trata de un flagelo que afecta tambi¨¦n la productividad y el potencial competitivo de nuestra regi¨®n, debido a que ocasiona mayores costos en servicios de salud p¨²blica, aumento del ausentismo por bajas m¨¦dicas y menor productividad. Por ejemplo, en Per¨² las p¨¦rdidas que se atribuyen a la violencia dom¨¦stica equivalen al 3,7% del PIB, cifra que en Bolivia alcanza un alarmante 6%.
Superar estas tres paradojas en la regi¨®n no es s¨®lo urgente o de justicia. Es un tema de negocios con implicaciones en el futuro no solo de las mujeres sino de todos: no podemos ser competitivos sin incluir y empoderar a la mitad de nuestra poblaci¨®n. Esto es una apuesta incompleta y, literalmente, a medias. Solamente cuando las dos partes de un todo trabajen en igualdad de condiciones, lograremos sociedades y econom¨ªas m¨¢s s¨®lidas, sostenibles y competitivas.
Valeria Pacheco es especialista en Comunicaci¨®n Estrat¨¦gica y trabaja en el Departamento de Relaciones Externas del BID en Washington DC.
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