Llaves, cuerdas, cadenas, sombreros¡
EL PIE DE FOTO dec¨ªa: ¡°Carl Jung lee en su casa en K¨¹snacht (Suiza) en 1949¡±. Pero por Dios, ?en qu¨¦ parte de la casa? ?En el sal¨®n acaso, en su despacho, tal vez en la cocina? No es f¨¢cil deducir, observando el entorno, en cu¨¢l de las habitaciones lo sorprendi¨® el fot¨®grafo. Y vestido, por cierto, de traje, corbata y zapatos negros bien pulidos. Hay un contraste inexplicable entre su elegancia y las prendas que cuelgan de la pared. La disposici¨®n de los bancos, as¨ª como la mesa y la silla que se aprecia parcialmente en el primer plano de la imagen, sugieren que se trata de un sitio de estar. Pero de estar en qu¨¦ postura. Desplacen la vista, si no, al conjunto de cuerdas y cadenas que parecen preparadas para una sesi¨®n de sado-maso.
Ve uno distra¨ªdamente la imagen en el peri¨®dico, y pasa de p¨¢gina, porque lo hacemos todo deprisa deprisa, siempre en busca de lo de detr¨¢s, pero cuando ha llegado ah¨ª, a lo de atr¨¢s, se dice: co?o, en esa foto ocurr¨ªa algo. De modo que retrocede, vuelve a observarla y comprueba, en esta ocasi¨®n de manera consciente, que algo no encaja. Pero no encaja con la normalidad con la que no encajan los materiales de los sue?os. ?Jung le¨ªa normalmente en una mazmorra medieval repleta de s¨ªmbolos como los que ?adornan las paredes? No es todo: f¨ªjense en el manojo de llaves depositadas sobre la mesa. ?Qu¨¦ espacios abisales abrir¨¢n?, nos preguntamos. Y despu¨¦s se nos ocurre el pie de foto que habr¨ªamos escrito nosotros: ¡°Carl Gustav Jung, vestido para ?recibir, lee y fuma en el fondo de su subconsciente¡±. Ahora ya podemos pasar de p¨¢gina.
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