Una alcaldesa sobre una bomba de relojer¨ªa
Virginia Raggi, al frente de Roma, es blanco de ataques desde todos los ¨¢mbitos
Un influyente hombre de negocios romano, presidente de una vetusta instituci¨®n masculina, lo resume as¨ª: ¡°Me ofrecieron ser candidato a la alcald¨ªa; les dije que no me subestimasen¡±. Nadie cabal, prosigue con media sonrisa, querr¨ªa sentarse sobre esa bomba de relojer¨ªa que es Roma. Virginia Raggi, una abogada de 38 a?os aupada por 1.724 activistas que la eligieron en la web del Movimiento 5 Estrellas (M5S), decidi¨® hacerlo. Medio a?o despu¨¦s, la alcaldesa es el saco de golpes de la ciudad.
Las cr¨ªticas a la Raggi, como la llaman en Italia, se oyen en salones, taxis y tertulias. Los ciudadanos y la prensa la acusan de par¨¢lisis en la gesti¨®n y algunos de sus compa?eros, de poner en riesgo la salud del M5S con los l¨ªos en los que se ha visto envuelta. Tanto es as¨ª que Beppe Grillo, incuestionable l¨ªder de la formaci¨®n, ha advertido de que quien est¨¦ contra ella, estar¨¢ contra el movimiento.
Elegida con el 70% de votos, ha sido incapaz de dinamizar en este tiempo los indomables servicios p¨²blicos romanos y est¨¢ siendo investigada por falso testimonio y abuso de poder. Aclamada en las plazas hace seis meses, ha descubierto ahora la soledad del mando. El jueves pas¨® el d¨ªa en un lugar que la fiscal¨ªa, en un ejercicio in¨¦dito de compasi¨®n p¨²blica, blind¨® sin ¨¦xito para evitar filtraciones.
Mientras declaraba, L¡¯Espresso public¨® otra rocambolesca historia que a?ade m¨¢s le?a a la pira donde arde la alcaldesa. Antes de ser elegida, un funcionario de medio pelo a quien Raggi casi ni conoc¨ªa, la convirti¨® en beneficiaria de un seguro de vida por valor de 30.000 euros. Cuando ella lleg¨® al Campidoglio, dicho trabajador municipal vio triplicado su sueldo.
Raggi asegura que ignoraba dicha p¨®liza y lo atribuye, como el resto de acusaciones, a un complot y a confiar en la gente equivocada. Pero si Raggi termina en el banquillo, abrir¨¢ una complicada grieta en el discurso de la honestidad del partido. Seis meses despu¨¦s sabr¨¢ si, en realidad, alguien la subestim¨® al ofrecerle la vara de mando.
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