Un partido m¨¢s
La paz en pol¨ªtica no existe, s¨®lo existe el equilibrio y la tregua
Pocas veces se le presenta a un partido ambicioso una oportunidad como la que se ha encontrado Podemos. La crisis socialista y su consiguiente ca¨ªda en las encuestas parec¨ªa una invitaci¨®n al golpe de gracia. La segunda en un a?o. Pero la desaprovechar¨ªan de nuevo, enzarz¨¢ndose en su propia pelea intestina que culmina este fin de semana, y empujando as¨ª a votantes desencantados a la abstenci¨®n en lugar de atraerlos a su espacio.
La lucha entre Errej¨®n e Iglesias no es tan ideol¨®gica como estrat¨¦gica. No pelean por qu¨¦ pol¨ªtica hacer, sino por c¨®mo hacerla: el objetivo de ambos era y es superar al viejo socialismo, no pactar con ¨¦l. Todo iba bien mientras el trabajo se limitaba a pescar en una nueva generaci¨®n que no se sent¨ªa representada: una demanda pol¨ªtica previa cuya existencia no era m¨¦rito de los l¨ªderes de Podemos. El problema vino al constatarse que dicha demanda no sub¨ªa del 22%. ?Qu¨¦ hacer a partir de ese momento? ?Ir de frente, con la vanguardia, o desplegar un ataque oblicuo? No hubo respuesta. O hubo demasiadas.
Un momento clave en la consolidaci¨®n de cualquier organizaci¨®n llega cuando las expectativas chocan con la realidad, y toca asumir que el premio es menor del esperado. Es en ese instante cuando surgen desavenencias, parte natural de la vida de cualquier grupo pol¨ªtico. Pero la cosa es distinta cuando ¨¦ste no s¨®lo es joven, sino que est¨¢ fuertemente jerarquizado. En Podemos no batallan corrientes amplias y definidas, sino m¨¢s bien ¨¦lites internas que se toman el debate como un juego de suma cero: para que unos ganen, los otros deben perder.
La formaci¨®n morada carece de un mecanismo de institucionalizaci¨®n del conflicto. No es capaz de facilitar pactos, repartir cuotas de poder. Aquello que aborrecen de sus rivales, pero que es ¨²til para evitar que cada nueva crisis se convierta en una cuesti¨®n de vida o muerte. Con su supuesto anquilosamiento, los viejos partidos han superado m¨¢s guerras internas de las que caben en esta columna. Porque la paz en pol¨ªtica no existe, s¨®lo existe el equilibrio y la tregua. Esa es la ventaja oculta de ser, sencillamente, un partido m¨¢s. @jorgegalindo
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