La centrifugadora de sangre que se invent¨® dos veces
'Nature' publica un sistema para an¨¢lisis sin electricidad que ya ide¨® un m¨¦dico espa?ol hace 30 a?os
El m¨¦dico espa?ol Isa¨ªas Armando Mart¨ªnez no sale de su asombro. La revista Nature Biomedical Engineering, del prestigioso grupo Nature, public¨® el pasado 10 de enero su invento de hace 30 a?os: una centrifugadora manual para an¨¢lisis de sangre casera, que puede usarse en lugares sin electricidad. Pero el art¨ªculo no lo ha escrito ¨¦l. Sus autores son un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford de California.
El mecanismo es muy sencillo, y se basa en el juego infantil del bot¨®n que gira cuando se separan los hilos que pasan por sus agujeros, que en algunos pa¨ªses de Sudam¨¦rica se llama runr¨²n por el ruido que hacen. Mart¨ªnez cuenta que se le ocurri¨® en ?frica (aunque es dentista, tambi¨¦n tiene la especialidad de Medicina tropical), y que pudo comprobar c¨®mo esos giros generaban la suficiente fuerza centr¨ªfuga para separara las dos fases de la sangre, los gl¨®bulos (m¨¢s pesados, que se van al fondo del tubo) y el plasma, que se queda arriba y donde pueden encontrarse par¨¢sitos como el plasmodio de la malaria, lo que facilita el diagn¨®stico de la enfermedad.
Como sucede pocas veces en la naturaleza, la necesidad es tan clara que en dos sitios y momentos diferentes se ha pensado en la misma soluci¨®n. Haciendo un s¨ªmil con la evoluci¨®n, es lo que sucede con la capacidad de volar, que aparece en distintos momentos en reptiles (para dar lugar a las aves) e insectos, o, centr¨¢ndose ya en el hombre actual, es lo que ha sucedido con una mutaci¨®n tan ¨²til como la que permite digerir la leche de adulto, que se ha identificado en varios lugares (por ejemplo, las actuales Galicia y la Rep¨²blica Checa).
Mart¨ªnez present¨® su invento en un congreso en Amberes hace casi 30 a?os (en 1989), y no lo patent¨® ¨Cdice¨C para que fuera de acceso universal.
Manu Prakash es uno de los ingenieros de Stanford que han participado en el desarrollo de la centrfugadora manual. Afirma que no conoc¨ªa el desarrollo de Mart¨ªnez, y que presentaron su prototipo (b¨¢sicamente, el juego original cambiando el bot¨®n por redondeles de cart¨®n a los que se pega el capilar con la sangre que se quiere analizar) en varios congresos y en publicaciones de libre acceso antes de enviarla a Nature. Adem¨¢s, ellos han ido mucho m¨¢s all¨¢. En el art¨ªculo hay an¨¢lisis de la velocidad, la fuerza centr¨ªfuga que se alcanza y su eficacia en separar las fases de la sangre.
Mart¨ªnez admite que, aunque al principio pens¨® en un plagio, "Yo personalmente pienso que en Stanford no estaban informados. Si han buscado probablemente lo hayan hecho en ingl¨¦s. Por otra parte si un pelagatos como yo manda el invento a Nature, no hacen ni caso, pero si es la universidad de Stanford, entonces el invento es de mucha investigaci¨®n y sabidur¨ªa. Pero yo lo hab¨ªa publicado antes y adem¨¢s lo he regalado a todo aquel que necesita usarlo. Ser¨ªa feo que ellos lo patentaran como propio", dice. "Nuestro objetivo es que est¨¦ al alcance de todo el que quiera usarlo", afirma por correo electr¨®nico Prakash.
Descartando el plagio, la casualidad ha hecho que dos veces se haya llegado a la misma soluci¨®n t¨¦cnica para el mismo problema. Otra cosa es que acabe us¨¢ndose donde hace falta.
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