El mundo seg¨²n Trump
El nuevo gobierno norteamericano, los mercados y Am¨¦rica Latina
En los primeros d¨ªas de su gobierno, Donald Trump ratific¨® sus promesas de campa?a. La reformulaci¨®n de los acuerdos comerciales, la presi¨®n sobre las compa?¨ªas multinacionales y el anuncio de una probable reforma impositiva son las principales novedades.
Los primeros d¨ªas de gesti¨®n de Donald Trump fueron deliberadamente intensos y agresivos. Se privilegiaron los gestos, destemplados y ajenos a los tradicionales c¨®digos de Washington, para evidenciar un cambio de estilo en la Casa Blanca y una ruptura palpable con el discurso del establishment pol¨ªtico.
Es cierto que muchas de las certezas que imperaron en los ¨²ltimos a?os en la pol¨ªtica internacional est¨¢n siendo cuestionadas y que el escenario que se avizora se torna menos predecible. Pero una lectura m¨¢s afinada de las acciones encaradas por Trump habilita una primera conclusi¨®n: el nuevo mandatario prefiere dar un fuerte golpe de efecto como paso previo a la negociaci¨®n o renegociaci¨®n de un tema al que le asigna prioridad. Las amenazas a las empresas automotrices y de otros rubros constituyen el ejemplo m¨¢s acabado: le entregaron a Trump anuncios de inversiones en territorio norteamericano despu¨¦s de que el presidente las vapuleara p¨²blicamente. El destrato al presidente de M¨¦xico supone una l¨®gica similar: mostrar fortaleza, donde la desmesura es parte del plan, para encarar una amplia y ventajosa renegociaci¨®n del NAFTA.
Naturalmente, la reformulaci¨®n de los acuerdos comerciales considerados ¡°da?inos¡± ser¨¢ un eje de su gesti¨®n, m¨¢s all¨¢ de las bravatas y las amenazas. La estrategia de Trump apunta a poner en valor la importancia del mercado estadounidense para las grandes empresas globales. Estados Unidos es el principal comprador mundial, con alrededor del 18% de las importaciones que se realizan a lo largo y ancho del globo. En esa direcci¨®n, el objetivo de Trump es recuperar la fortaleza productiva de su pa¨ªs, a la que considera deteriorada por las ¨²ltimas administraciones y por los efectos de la globalizaci¨®n. Ese ser¨ªa el centro de sus decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica, m¨¢s all¨¢ de la pr¨¦dica por la creaci¨®n de empleos, habida cuenta de que los datos sobre el mercado laboral son cada vez m¨¢s alentadores y ya se encuentran en l¨ªnea con los registrados en el per¨ªodo previo a la ¨²ltima gran crisis global.
En el plano internacional, la atenci¨®n estar¨¢ depositada en los grandes eventos electorales previstos para los pr¨®ximos meses en Europa. Holanda, Francia y Alemania encadenan elecciones vitales para la configuraci¨®n del orden mundial y la ola "Brexit-Trump" puede deparar sorpresas en esas naciones e impactar de modo definitivo en el futuro del proyecto europeo. Nada est¨¢ dicho, porque tanto en Alemania como en Francia, las fuerzas tradicionales a¨²n tienen capacidad de respuesta frente a la creciente ola antisistema.
La reformulaci¨®n del horizonte global para los distintos bloques mundiales obliga a repensar estrategias para Am¨¦rica Latina. Dos elementos claves pueden sumarse al debate y a la reflexi¨®n en el latinoamericano:
1. Es necesario rediscutir si la apertura y la desregulaci¨®n acelerada en distintos ¨¢mbitos de la producci¨®n y las finanzas son los instrumentos id¨®neos para insertarse en un mundo cambiante y que evolucionar¨¢ con una alta dosis de volatilidad.
2. Parece ser el momento de volver a trabajar seriamente en el fortalecimiento de los bloques regionales, especialmente del Mercosur. Cabe preguntarse si la cumbre entre los presidentes Macri y Temer, m¨¢s all¨¢ de los diferentes contratiempos dom¨¦sticos que enfrentan, podr¨¢ resucitar un bloque que se halla en estado de alta pasividad. Y desde all¨ª evaluar caminos para su relaci¨®n con otros conglomerados globales y a¨²n con M¨¦xico, que est¨¢ siendo empujado por Trump a cumplir su destino latinoamericano. En este caso, deber¨¢n extremarse los par¨¢metros de la negociaci¨®n. Los sectores productivos de Argentina y Brasil, las otras dos grandes econom¨ªas regionales, ya advierten el riesgo eventual que puede suponer una ofensiva mexicana por la relocalizaci¨®n de las exportaciones que ya no podr¨¢n destinarse al mercado norteamericano. La Argentina reaccion¨® con velocidad a trav¨¦s de un contacto telef¨®nico entre Mauricio Macri y el mandatario mexicano, Enrique Pe?a Nieto, y del posterior viaje a ese pa¨ªs de la canciller Susana Malcorra.
Argentina, Brasil y M¨¦xico son, por otra parte, los tres pa¨ªses latinoamericanos que tienen sillas en el influyente Grupo de los 20 y que a¨²n se deben la discusi¨®n de una agenda com¨²n ante los pr¨®ximos encuentros de este selecto club, que en 2018 sesionar¨¢ en la Argentina.
Una nueva era: domesticando la globalizaci¨®n
Lejos de las especulaciones que auguraban una posible moderaci¨®n, el nuevo presidente de los Estados Unidos inici¨® su gesti¨®n ratificando la t¨®nica y orientaci¨®n que lo encumbr¨® en la presidencia. Con Trump en el poder, la principal superpotencia del mundo se ha diagnosticado un proceso de decadencia que se propone revertir.
El llamado a la renegociaci¨®n del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (NAFTA por sus siglas en ingl¨¦s), el abandono del Acuerdo Trans-Pac¨ªfico, las negociaciones y el enfrentamiento con empresas multinacionales y una todav¨ªa incierta reforma impositiva, encarnan lo que parece ser la base de una nueva pol¨ªtica econ¨®mica norteamericana orientada a domesticar el proceso de globalizaci¨®n.
Dos reglas simples: comprar y contratar americano
¡°America First¡± (¡°Estados Unidos primero¡±) es el lema con el que Trump busc¨® captar durante su campa?a el creciente desencanto de la sociedad norteamericana respecto del proceso de globalizaci¨®n. En su discurso inaugural, el nuevo presidente ratific¨® su orientaci¨®n al se?alar que ¡°dos reglas simples¡± guiar¨¢n su gesti¨®n: comprar productos estadounidenses y contratar trabajadores norteamericanos.
La cruzada en favor de la producci¨®n y el empleo estadounidense ha tenido hasta el momento tres expresiones principales. Por un lado, la decisi¨®n de avanzar en la reformulaci¨®n de los acuerdos comerciales internacionales. Por otro, las negociaciones puntuales con un grupo de empresas multinacionales (principalmente aquellos con planes de deslocalizaci¨®n hacia M¨¦xico). Finalmente, los proyectos respecto de una posible reforma impositiva que encarecer¨ªa los productos importados y reducir¨ªa la carga tributaria sobre las ganancias de las grandes corporaciones.
La renegociaci¨®n del NAFTA y el abandono del TPP
La globalizaci¨®n implic¨® un proceso de fragmentaci¨®n de la producci¨®n que favoreci¨® la reducci¨®n de costos a partir del aprovechamiento de las ventajas ofrecidas por cada pa¨ªs para la localizaci¨®n de las distintas etapas del proceso productivo.
La nueva administraci¨®n de los Estados Unidos identifica en China (a partir de sus estrategias de manipulaci¨®n cambiaria) y M¨¦xico (a trav¨¦s del aprovechamiento de las ventajas otorgadas por el NAFTA) a los principales beneficiarios de un proceso que habr¨ªa tra¨ªdo consigo la decadencia productiva estadounidense.
El libre acceso al mercado estadounidense con el que cuentan los productos mexicanos tras la puesta en vigor del Tratado de Libre Comercios de Am¨¦rica del Norte en 1994, ser¨ªa para la nueva administraci¨®n una de las piezas claves para explicar la creciente radicaci¨®n de actividades al sur del r¨ªo Bravo. M¨¦xico present¨® en 2015 un super¨¢vit comercial bilateral de casi 122 mil millones de d¨®lares en sus intercambios con los Estados Unidos.
A pocos d¨ªas de iniciar su gesti¨®n, y en medio de una aguda pol¨¦mica con su par mexicano, Trump inst¨® a la renegociaci¨®n del NAFTA. Poco se sabe todav¨ªa sobre los t¨¦rminos de una renegociaci¨®n que deber¨¢ incorporar tambi¨¦n al tercer socio del acuerdo: Canad¨¢.
El nuevo presidente se?al¨® en varias oportunidades que no se opone a los tratados comerciales, pero que las condiciones de negociaci¨®n en los ¨²ltimos a?os han sido sumamente desventajosas para los Estados Unidos. En tanto los reclamos se han concentrado en el papel de M¨¦xico, las especulaciones apuntan a un posible remplazo del NAFTA por dos acuerdos de tipo bilateral. A su vez, algunos trascendidos refieren a una posible imposici¨®n de mayores barreras a los productos mexicanos a partir del incremento de los requisitos de la regla de or¨ªgen; esto es, la norma que establece las condiciones que un producto debe satisfacer para ser considerado originario del mercado com¨²n y por lo tanto poder beneficiarse del libre acceso.
En simult¨¢neo, Estados Unidos adopt¨® la decisi¨®n de abandonar el Acuerdo Trans-Pac¨ªfico (TPP por sus siglas en ingl¨¦s) e increment¨® la incertidumbre no s¨®lo respecto de su estrategia comercial, sino tambi¨¦n respecto del futuro de su relaci¨®n con China. El acuerdo transpac¨ªfico era la principal herramienta establecida por la administraci¨®n Obama para incrementar la incidencia de los Estados Unidos en Asia Pac¨ªfico y limitar la influencia econ¨®mica China.
Tensiones con empresas multinacionales
El nuevo presidente mantuvo adem¨¢s tensos intercambios con un grupo de empresas multinacionales que presentaban planes de inversi¨®n en M¨¦xico. A trav¨¦s de su cuenta de Twitter, Trump hizo p¨²blicas sus amenazas al se?alar que en caso de trasladar operaciones a M¨¦xico las empresas ser¨ªan castigadas por medio de la imposici¨®n de nuevos impuestos y aranceles.
En algunos casos, las disputas condujeron a nuevos acuerdos para la radicaci¨®n de inversiones en los Estados Unidos y la suspensi¨®n de inversiones en M¨¦xico. Tal es el caso de Carrier y Ford que permitieron a Trump anunciar la recuperaci¨®n de 1000 puestos de trabajo en Indiana y 700 en Michigan, respectivamente.
Boeing, Apple y General Motors fueron tambi¨¦n foco de las declaraciones del presidente. Aunque no en todos los casos se alcanzaron acuerdos posteriores, las discusiones ilustran el nuevo posicionamiento del gobierno norteamericano. No se trata tanto de combatir el proceso de globalizaci¨®n, como de garantizar que Estados Unidos resulte uno de los ganadores del mismo.
La estrategia del presidente Trump busca poner en valor la importancia del mercado nacional para las grandes empresas globales. Estados Unidos es el principal comprador mundial con alrededor del 18% de las importaciones que se realizan a lo largo y ancho del globo.
Las presiones ejercidas por Trump ponen de manifiesto un rasgo ya demostrado por China: contar con un mercado amplio y din¨¢mico es mucho m¨¢s importante para fomentar inversiones que cualquier tipo de traba o condicionante. La nueva pol¨ªtica obliga por lo tanto a repensar la c¨¢ndida visi¨®n respecto de que la apertura y la desregulaci¨®n son condiciones suficientes de una pol¨ªtica de inversiones.
La reforma impositiva y el impuesto transfronterizo
La tercera pieza del programa econ¨®mico de Trump insinuada en sus amenazas a empresas multinacionales es la puesta en marcha de una reforma impositiva. La misma se orientar¨ªa a eliminar los incentivos de las grandes corporaciones para deslocalizarse hacia otros territorios.
Hasta el momento, las especulaciones se basan en el proyecto de ley presentado por los republicanos Paul Ryan y Kevin Brady. El texto propone la modificaci¨®n y reducci¨®n de la carga del impuesto a las ganancias a las grandes corporaciones y una compensaci¨®n de los ingresos tributarios a trav¨¦s de la creaci¨®n de un impuesto interno al consumo de productos con componente importado.
Al aplicarse sobre los productos importados, pero no sobre los exportados el impuesto transfronterizo se transforma en una herramienta de fomento exportador que ratifica la idea de que la nueva estrategia pol¨ªtica consiste en fortalecer las capacidades de producci¨®n de los Estados Unidos.
La reforma se plantea como un importante est¨ªmulo a la radicaci¨®n de empresas y permitir¨ªa adem¨¢s atender otra de las grandes preocupaciones de los Estados Unidos en los ¨²ltimos a?os: la evasi¨®n impositiva a partir de la radicaci¨®n de empresas en para¨ªsos fiscales.
En t¨¦rminos generales, y s¨®lo por ahora, las nuevas iniciativas de pol¨ªtica parecen enfocarse en lograr que los Estados Unidos sea uno de los ganadores del proceso de globalizaci¨®n, m¨¢s que en combatirlo.
Estados Unidos y Am¨¦rica Latina despu¨¦s del triunfo de Trump
Aunque todav¨ªa es demasiado pronto para saber si el nuevo gobierno de los Estados Unidos lograr¨¢ cambiar el rumbo de la principal potencia mundial o si la trayectoria elegida es la adecuada, la ¨²nica y principal certeza es que la nueva estrategia traer¨¢ consecuencias sobre el orden econ¨®mico global.
En primer lugar, las tensiones con Estados Unidos parecen acercar a M¨¦xico a su destino latinoamericano. Este proceso no estar¨¢ exento de conflictos dada la tradicional reticencia de Brasil a incorporar a sus proyectos a un socio que por sus dimensiones es capaz de disputar su liderazgo regional.
M¨¢s all¨¢ de los resquemores pol¨ªticos, el nuevo contexto podr¨ªa forzar a M¨¦xico a intentar volcar sus excedentes productivos hacia la regi¨®n. Se trata de una amenaza adicional para la Argentina y Brasil, las otras econom¨ªas industriales de la regi¨®n, que atraviesan en la actualidad coyunturas por dem¨¢s complejas.
La nueva pol¨ªtica norteamericana ha desencadenado adem¨¢s un mayor optimismo respecto de las perspectivas de crecimiento global. Mejores resultados en Europa y Estados Unidos podr¨ªan tambi¨¦n mejorar las perspectivas para los precios de los commodities. El resultado final ser¨¢ sin embargo en extremo susceptible a las decisiones de pol¨ªtica monetaria y tasa de inter¨¦s de los Estados Unidos.
En t¨¦rminos regionales, la decisi¨®n de Estados Unidos de abandonar el TPP e intensificar sus disputas con M¨¦xico se ha transformado en un importante golpe al proyecto de la Alianza del Pac¨ªfico (AP). El cambio de pol¨ªticas en la principal potencia mundial signific¨® para la AP un fuerte golpe a su estrategia de integraci¨®n sobre la base de una mayor apertura.
Poco a poco comienza a desdibujarse la idea de que existe en Am¨¦rica Latina la opci¨®n de una estrategia de apertura unilateral.
En oposici¨®n, el escenario plantea una oportunidad para el MERCOSUR. La pol¨ªtica norteamericana tiende a poner en valor la relevancia de un mercado regional amplio, integrado y con capacidad para negociar condiciones.
La capacidad del bloque de aprovechar las nuevas circunstancias depender¨¢ de la habilidad de sus l¨ªderes. Lidiar con un escenario internacional cambiante, en el que los dogmas econ¨®micos comienzan a ser discutidos a izquierda y derecha, y en el que por si fuera poco las tensiones entre Estados Unidos y China parecen destinadas a incrementarse, no resulta una tarea sencilla. Hasta el momento los gobiernos de Argentina y Brasil parecen todav¨ªa aferrados a las reglas de un mundo que comienza a desaparecer. La decisi¨®n de profundizar la apertura de capitales en la Argentina y las restricciones impuestas por Brasil en su nueva reforma fiscal se ubican claramente a contramano de las tendencias globales.
Jorge Arg¨¹ello, pol¨ªtico y diplom¨¢tico argentino. Fue embajador en Estados Unidos, en Portugal y ante las Naciones Unidas. Actualmente, preside la Fundaci¨®n Embajada Abierta.
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