Los ¡°hechos alternativos¡± nacen de nuestros prejuicios
Toda la informaci¨®n que rodea a Trump est¨¢ repleta de infundios que hacen dif¨ªcil distinguir verdades y mentiras
Tras el proyecto de peatonalizar la Gran V¨ªa se dice que el centro de todas las capitales est¨¢ cerrado al tr¨¢fico y no es verdad
Coincidiendo con la elecci¨®n y el reci¨¦n inaugurado mandato de Trump se ha puesto de moda criticar la aparici¨®n de noticias falsas, lo que muchos llaman ¡°post-verdad¡±, como si las mentiras de toda la vida fuesen una novedad in¨¦dita. Una novedad, adem¨¢s, que hubiesen impulsado desde la sombra un contubernio de oligarcas, por supuesto neoconservadores. No obstante, a poco que nos detengamos a pensar en la cantidad de mantras de todo signo que se publican a diario, acaso los analistas m¨¢s cr¨ªticos deber¨ªan de reflexionar si ellos mismos no est¨¢n contribuyendo a alimentar la emergencia de ¡°hechos alternativos¡±.
A prop¨®sito de Trump, precisamente, a menos de 48 horas del inicio de su presidencia circul¨® como una verdad contrastada que su Administraci¨®n hab¨ªa eliminado la p¨¢gina web en espa?ol de la Casa Blanca. Ning¨²n medio escrito ni ning¨²n tertuliano tuvo la paciencia de esperar a que el nuevo portavoz del Gobierno estadounidense explicase que, lejos de ser una decisi¨®n pol¨ªtica, se trataba de un ajuste t¨¦cnico, pero el da?o ya estaba hecho y poco import¨® que poco despu¨¦s comenzaran los tuits en espa?ol. Casi lo mismo cabr¨ªa decir sobre la medida de suspender el TTP, sin aludir a las remotas posibilidades de que el tratado superase la ratificaci¨®n por parte del Congreso de EEUU o mencionar que la candidata dem¨®crata tambi¨¦n hab¨ªa sugerido la posibilidad de paralizarlo. Cierto que la actitud hostil y agresiva de Trump no ayuda, pero realmente toda la informaci¨®n que rodea al nuevo presidente est¨¢ tan repleta de infundios que se hace imposible distinguir el grano de la paja.
Otro "hecho" que se repite es la precarizaci¨®n del trabajo, cuando resulta que hay m¨¢s porcentaje de indefinidos que en 2007
Pero basta con asomarse a Espa?a para ver reproducida esa ¡°post-verdad¡± en los sitios, aparentemente, m¨¢s insospechados. Ah¨ª est¨¢ por ejemplo, tras el proyecto de peatonalizar la Gran V¨ªa de Madrid, la nueva consigna de que en todas las capitales del mundo el centro est¨¢ cerrado al tr¨¢fico, cuando cualquiera que haya visitado Par¨ªs, Londres, Nueva York, Estocolmo o ?msterdam sabe que el acceso en coche al casco urbano es perfectamente viable y como mucho, desincentivado por ciertas tasas. Otro ¡°hecho¡± incuestionable, repetido hasta la saciedad por quienes presumen de ¡°esp¨ªritu cr¨ªtico¡±, lo encontramos en la precarizaci¨®n del trabajo, cuando resulta que en la actualidad hay un porcentaje de contratos indefinidos de m¨¢s del 73%, mientras que en 2007, antes de la crisis, era de un 69%.
A ello se a?aden los machacones augurios apocal¨ªpticos sobre el riesgo de pobreza, tomados de indicadores que dicen que ¡°carencia material severa¡± es padecer una de estas situaciones: no poder irse de vacaciones, tener retraso en el pago del alquiler o la hipoteca, no tener coche, lavadora o televisi¨®n y no poder comer carne o pescado cada dos d¨ªas. Lo que nos hace pensar si nuestros padres estuvieron en situaci¨®n de ¡°emergencia social¡± o, m¨¢s a¨²n, si los que sufren alguna de estas carencias se consideran a s¨ª mismos en ¡°riesgo de exclusi¨®n¡±. Podr¨ªa seguir enumerando ejemplos de titulares que se lanzan d¨ªa s¨ª d¨ªa tambi¨¦n, y que por m¨¢s ¡°pol¨ªticamente correctos¡± que sean, no son m¨¢s verdad que las promesas que muchos pol¨ªticos ofrecen en campa?a.
No es inveros¨ªmil sospechar que el propio establishment haya sembrado la semilla del populismo
As¨ª las cosas, quiz¨¢ los expertos y ¡°l¨ªderes de opini¨®n¡±, en vez de echarle la culpa de sus pron¨®sticos fallidos (Brexit, victoria de Trump, refer¨¦ndum de Colombia¡) a una nueva post-verdad maquinada por un complot de magnates, habr¨ªan de preguntarse si no han sido sus prejuicios los que han contribuido a que ya nadie d¨¦ cr¨¦dito a los an¨¢lisis rigurosos. Ahora bien, no se trata de acusar a un bando frente a otro de acuerdo con impulsos reactivos y criterios sectarios. En los debates que se producen en el espacio p¨²blico, ante todo en los medios de comunicaci¨®n, todos somos responsables de actuar con buena fe, ecuanimidad y respeto al que piensa diferente, m¨¢s all¨¢ de nuestras leg¨ªtimas opiniones personales. Al haber a menudo desatendido esta deontolog¨ªa b¨¢sica, no es inveros¨ªmil sospechar que el propio establishment haya sembrado la semilla del populismo.
Jes¨²s Andreu es Director de la Fundaci¨®n Carolina.
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