Una salida para Catalu?a

Existe una tercera v¨ªa entre la independencia y el inmovilismo. Y corresponde al Estado plantearla. Ese es el meollo de la intervenci¨®n ayer en Madrid del expresidente de la Generalitat, Artur Mas. Una afirmaci¨®n de sentido com¨²n con la que estamos completamente de acuerdo y que ofrece una oportunidad que debe ser plenamente aprovechada. Sin duda que hablamos de un espacio tan estrecho como precario en el que moverse ser¨¢ harto complicado y en el que el ¨¦xito requerir¨¢ tanta paciencia como flexibilidad. Raz¨®n por la que es necesario adentrarse en esa senda cuanto antes.

El independentismo es un proyecto agotado y sin posibilidades de ¨¦xito. Desde que se pusiera en marcha hace cinco a?os no ha logrado nada positivo: ni sumar a una mayor¨ªa de catalanes a dicho proyecto ni recabar ni un m¨ªnimo apoyo internacional. Al contrario, ha fracturado a la sociedad catalana, anulado pol¨ªticamente a la que hist¨®ricamente ha sido la primera fuerza pol¨ªtica en Catalu?a, Convergencia i Uni¨®, dejado el gobierno de la Generalitat al albur de los caprichos de una fuerza radical y asamblearia como las CUP y privado a los catalanes de un gobierno que resuelva sus problemas reales y legisle en su beneficio.

Pero tambi¨¦n hay que reconocer que el inmovilismo practicado por el Gobierno de Rajoy, negando cualquier posibilidad de di¨¢logo pol¨ªtico a la vez que confi¨¢ndolo todo a una estrategia judicial que sin duda enconar¨¢ el problema en lugar de encauzarlo es una estrategia negligente que, adem¨¢s, alimenta en la parte contraria a los elementos m¨¢s radicales.

Tiene por tanto todo el sentido que frente a los que quieren aprovechar la situaci¨®n de bloqueo actual para doblar la apuesta secesionista, convocar un refer¨¦ndum ilegal y provocar un choque de trenes con el Estado forz¨¢ndole a tomar medidas de fuerza como la intervenci¨®n de la autonom¨ªa, haya quienes, como Artur Mas, pero con ¨¦l millones de catalanes, se planteen como ineludible la apertura de una genuina negociaci¨®n pol¨ªtica sobre una posible tercera v¨ªa.

Que el expresidente haya hecho este planteamiento en Madrid y en un foro acad¨¦mico no le quita valor ni m¨¦rito a la reflexi¨®n sino que le a?ade. Muestra que cuando se apaga la llama de la olla a presi¨®n pol¨ªtica y medi¨¢tica en la que se ha convertido la pol¨ªtica catalana y se crean los espacios adecuados para la reflexi¨®n, las propuestas de sentido com¨²n se imponen por su propio peso. Es evidente que en el guante que tiende Artur Mas al Estado tambi¨¦n hay una reivindicaci¨®n de su propio papel como intermediario y garante de una soluci¨®n negociada. Y que sus acciones pasadas muestran que no ha dudado en practicar el oportunismo con tal de asegurar su supervivencia pol¨ªtica. Pero todo ello no resta un ¨¢pice de valor a su reflexi¨®n. Con Mas o sin Mas es obvio que hay una salida para Catalu?a y que no es ni la salida de Espa?a ni de la Uni¨®n Europea sino una salida negociada que resuelva de forma consensuada el problema del encaje de Catalu?a en Espa?a.