La tecnolog¨ªa, en su justa medida
DESDE LOS TIEMPOS de Cop¨¦rnico a mediados del siglo XVI, cuando se estima que empieza la Revoluci¨®n Cient¨ªfica, la ciencia ha sido un factor determinante en el desarrollo de la humanidad. Tambi¨¦n en el baloncesto y para los jugadores profesionales, algunas innovaciones tecnol¨®gicas han ayudado a mejorar su rendimiento. Los avances son continuos: el material de la ropa de juego, aplicaciones de diferentes tipos, la monitorizaci¨®n de los desplazamientos de un jugador cuando entrena, sus estad¨ªsticas de tiro desglosadas hasta el m¨ªnimo detalle ¨Ces lo que llaman el mundo de los analytics¨C o incluso programas de realidad virtual para mejorar los porcentajes de tiro¡
No soy un gran entendido en tecnolog¨ªa, pero durante mis cerca de 20 a?os de carrera profesional he visto c¨®mo mejoraban mis zapatillas, los tejidos que absorben el sudor y mantienen el cuerpo a una temperatura, la calidad de las pistas de baloncesto para que tobillos, rodillas y espalda del jugador sufran menos¡ Es imposible no reparar en la multitud de innovaciones que, a corto o medio plazo, han tenido su impacto en el juego.
Uno de los avances tecnol¨®gicos m¨¢s importantes hoy en mi deporte es el sistema de revisi¨®n de jugadas en momentos decisivos del partido. Los ¨¢rbitros, como cualquier ser humano, cometen errores que pueden decidir el resultado y, con este sistema, pueden ver movimientos que el ojo no aprecia. Aunque, incluso con esta ayuda, algunas decisiones pueden alargarse varios minutos porque ninguna c¨¢mara lenta consigue captar la verdad de la jugada.
El pasado diciembre, el sindicato de jugadores de la NBA decidi¨® estudiar la posibilidad de llevar sensores en la ropa que recojan en tiempo real los datos biom¨¦tricos de cada jugador.
Hay otra evoluci¨®n que muy pronto se extender¨¢ a toda la Liga. El pasado diciembre, el sindicato de jugadores de la NBA decidi¨® estudiar la posibilidad de llevar sensores en la ropa que recojan en tiempo real los datos biom¨¦tricos de cada jugador durante los partidos. Un avance que ya se aplica en los entrenamientos de algunos equipos. Sin embargo, utilizarlo mientras se compite supone un cambio fundamental. Gracias a estos datos se podr¨ªa, por ejemplo, controlar a los jugadores hasta el extremo de prevenir lesiones por cansancio. Pero tambi¨¦n podr¨ªa influir directamente en las decisiones t¨¦cnicas. David Stern, antiguo responsable de la NBA, lo resume con cierto humor: ¡°Me imagino a un asistente enviando mensajes al entrenador del estilo: ¡®Eh, este jugador tiene una p¨¦sima hidrataci¨®n, sus latidos son demasiado r¨¢pidos, se acumula el ¨¢cido l¨¢ctico, su presi¨®n sangu¨ªnea es demasiado alta y, por mi sistema de reconocimiento facial, intuyo que le gustar¨ªa estar en cualquier otro lugar que no fuera una cancha de baloncesto¡±. Stern tambi¨¦n apuntaba que esta evoluci¨®n no le interesaba demasiado porque quiz¨¢s automatizaba las decisiones y le quitaba espontaneidad al juego.
Opino exactamente igual. Para el jugador, pensar constantemente en las estad¨ªsticas provoca distracciones por la sobrecarga de informaci¨®n. Sin embargo, para el equipo t¨¦cnico se trata de datos muy ¨²tiles que se deben tener en cuenta tanto para protegerle como para conseguir que sea capaz de dar el mejor rendimiento al equipo.
Mi franquicia actual, los Spurs de San Antonio, aun siendo fiel a la filosof¨ªa que les ha hecho ser el equipo con mejor balance de victorias y derrotas en las ¨²ltimas 19 temporadas de la NBA, no es ajena a las herramientas que la t¨¦cnica nos ofrece en la actualidad. A m¨ª me sigue chocando ver a un compa?ero con un ipad en el banquillo viendo una jugada que acaba de suceder mientras el partido sigue su curso. Pero sin lugar a duda, lo que diferencia a esta franquicia de las dem¨¢s es que tiene el mejor ¡°sistema tecnol¨®gico¡± de la NBA, capaz de procesar jugadas, movimientos, estrategias y transmitirlos al instante de forma n¨ªtida. Este ¡°sistema revolucionario¡± es ¨²nico, se llama Gregg Popovich y lleva 19 a?os entrenando a personas, no a un amasijo de datos.
He escrito esta columna con escasa ayuda de mi mano izquierda ya que no hace mucho me romp¨ª el cuarto metacarpiano tras un choque fortuito con un compa?ero en el calentamiento. Al d¨ªa siguiente ya estaba pasando por el quir¨®fano para estabilizar la fractura. Esto me ha hecho recordar, una vez m¨¢s, la fragilidad del jugador por mucho que haya cada vez menos lugar para los imprevistos. Como en muchos otros aspectos de nuestras vidas, la tecnolog¨ªa es positiva, s¨ª, pero siempre en su justa medida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.