Tumbao
Los pa¨ªses m¨¢s reformistas son aquellos donde los individuos conf¨ªan en que sus conciudadanos, y en particular sus gobernantes, no les enga?ar¨¢n
Los estibadores llenan la sala, que permanece en una cuidada penumbra. Frente a ellos, un joven, con traje y sonrisa de escuela de negocios, se pasea con el tumbao que tienen los ganadores de la globalizaci¨®n al caminar. ¡°El futuro es hoy¡±, dice con seguridad. Y les pone un v¨ªdeo del puerto m¨¢s moderno del mundo: R¨®terdam, donde m¨¢quinas inteligentes mueven los contenedores con m¨¢s rapidez que un ni?o las piezas de Lego. Pronto, ese ser¨¢ su puerto. Su futuro. Pero los l¨ªderes sindicales recelan.
La escena no transcurre en Vigo o Algeciras, sino en el Baltimore de la serie de televisi¨®n The Wire. Sin embargo, la desconfianza en los rostros de los estibadores que capta la c¨¢mara es una cara universal de nuestros tiempos: el miedo a los cambios disruptivos en el trabajo.
Como casi siempre, el arte va por delante de la ciencia. A los economistas les cuesta entender los sentimientos. ?Por qu¨¦ la gente se opone a innovaciones que, a medio plazo, nos beneficiar¨¢n a todos? Pero algunos lo intentan, como Niclas Berggren y Christian Bj?rnskov, quienes en un trabajo reciente investigan por qu¨¦ unos pa¨ªses liberalizan sus econom¨ªas m¨¢s que otros.
La respuesta no es la ideolog¨ªa. De Holanda a Nueva Zelanda, Gobiernos de izquierdas impulsaron en el pasado reformas liberalizadoras. Y, de Grecia, en su momento, a los EE?UU de Trump, Gobiernos de derechas se han opuesto a las mismas.
La clave est¨¢ en la confianza social. Los pa¨ªses m¨¢s reformistas son aquellos donde los individuos conf¨ªan en que sus conciudadanos, y en particular sus gobernantes, no les enga?ar¨¢n. Si creen en sus representantes, los ciudadanos aceptar¨¢n los inevitables costes de transici¨®n a una econom¨ªa m¨¢s competitiva. Si desconf¨ªan, las reformas ser¨¢n dif¨ªciles. Cualquier partido, o poder p¨²blico, intentar¨¢ capitalizar el descontento y bloquear¨¢ los cambios.
Eso es preocupante. Con la confianza en nuestros representantes por los suelos, nos esperan en Espa?a muchos conflictos como el de los estibadores. Si no reparamos con urgencia la crisis de confianza en las instituciones, de nada servir¨¢n los datos y proyecciones de un futuro mejor. Por mucho tumbao que tengan. @VictorLapuente
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