La impunidad consentida

La impunidad es probablemente el asunto m¨¢s destructivo que puede acontecer en una sociedad, pues rompe el pacto b¨¢sico de una democracia moderna en la que se dice que todos somos iguales ante la ley. En Espa?a la justicia, con no pocos obst¨¢culos, sinsabores, limitaciones y, por qu¨¦ no decirlo, con deficiencias provocadas por presiones partidistas e institucionales, hace frente a un c¨²mulo de casos de corrupci¨®n que no cesa. Desde ese punto de vista no se puede hablar de impunidad. Pero s¨ª que existe una forma de impunidad, especialmente da?ina, que es aquella que se construye desde un discurso tramposo lleno de falsos compungidos, loas de arrepentimiento y aflicci¨®n en los que nunca hay un resarcimiento real hacia la sociedad que es la que sufre sus efectos; complement¨¢ndose, adem¨¢s, en un consentimiento impl¨ªcito por una parte de la ciudadan¨ªa que, de forma contumaz, contin¨²a votando y apoyando a los corruptos y a la corrupci¨®n, d¨¢ndoles un salvoconducto ¡°democr¨¢tico¡± para sus fechor¨ªas. Esa impunidad claramente consentida es la que peor y m¨¢s desalentadoramente habla de una sociedad.¡ª Horacio Torvisco. Alcobendas (Madrid).

La sentencia del caso N¨®os acaba de crear un precedente para que todos los abogados defensores puedan, a partir de ahora, argumentar que los c¨®nyuges no recuerdan nada, no sab¨ªan lo que firmaban; y entonces nada de entrar a la c¨¢rcel, alguna peque?a multa¡­ si acaso. Han creado jurisprudencia: barra libre. O a lo mejor es que la justicia no es igual para todos.¡ª Pablo Cavero Garc¨ªa.