¡°A?ada doce latigazos y obtendr¨¢ una condena ejemplar¡±
Recopilamos algunas cartas al director enviadas por lectores de EL PA?S sobre la sentencia del caso N¨®os
El delirio judicial en el que estamos inmersos es de tal magnitud que si muchos ciudadanos di¨¦ramos rienda suelta a nuestro sentimiento y lo expres¨¢ramos sin ambages, con toda probabilidad recibir¨ªamos como castigo una pena considerablemente superior a la de los ¨²ltimos ilustres encausados.¡ª Juan Fern¨¢ndez S¨¢nchez (Madrid)
Soy abogado en ejercicio desde hace m¨¢s de un cuarto de siglo y me parece aberrante todo lo que se est¨¢ diciendo sobre la libertad del se?or Urdangarin. La decisi¨®n judicial es perfectamente asumible si, como es el caso, le queda un recurso ante el Supremo y no hay riesgo de fuga. ?Se imagina alguien lo que podr¨ªa pasar si le decretan ahora prisi¨®n y luego es absuelto? Qu¨¦ pena de casta pol¨ªtica opinando de lo que no saben solo por hacer da?o.¡ª Fernando Pamos de la Hoz (Madrid)
Hace ahora un a?o la justicia espa?ola meti¨® en la c¨¢rcel a dos titiriteros por decir cosas atroces, y no les vali¨® ninguna fianza. A los cincos d¨ªas los sacaron pero les obligaron a fichar a diario en un juzgado. En cambio, Urdangarin y Torres, ni c¨¢rcel ni fianza y a fichar una vez al mes. A ver, ?la justicia espa?ola los ha condenado a seis y ocho a?os de c¨¢rcel respectivamente, o a estar libres en Suiza? Estoy atento a Rato y Blesa.¡ª Jaime de Nepas (Madrid)
Cada ma?ana leo la vi?eta de El Roto y siempre me sorprende la capacidad que tiene para expresar lo que casi todos pensamos. Al leer la vi?eta de este jueves, antes de conocer la sentencia de I?aki Urdangarin, me ha venido a la mente este se?or. Minutos m¨¢s tarde he abierto la web de EL PA?S y cu¨¢l no ha sido mi sorpresa al comprobar que una vez m¨¢s El Roto hab¨ªa vuelto a dar en el clavo. ?Una aut¨¦ntica verg¨¹enza! Este se?or va a seguir viviendo en Suiza como si nada hubiera pasado. Y encima disfrutando de unos privilegios pagados por todos los espa?oles. Me indigna y averg¨¹enza la justicia espa?ola.¡ª Concha Baquera (Florida. EE UU)
Ya estamos pensando en los nuevos planetas avistados. ?La vida en alguno de ellos ser¨ªa mejor que en la Tierra? Tras las disposiciones judiciales temporales en Palma de Mallorca, los espa?oles ya pueden pensar en cualquier otro rinc¨®n espacial en el que la justicia sea para todos. Paz y justicia.¡ª Jos¨¦ Basilio Atienza (Madrid)
La gran oportunidad que el enorme tes¨®n del Juez Castro consigui¨® al sentar en el banquillo de los acusados a la infanta Cristina para que se le tomase declaraci¨®n sobre los hechos imputados, ha sido una aut¨¦ntica pantomima. Es m¨¢s que evidente que su linaje y la presi¨®n institucional han influido de una forma notable, una vez m¨¢s, en el fallo de la sentencia. Como dec¨ªa el gran poeta y escritor Stanislaw Jerzy Lec ¡°Todos somos iguales ante la ley, pero no ante los encargados de aplicarla¡±.¡ª Juan Francisco Garc¨ªa (La Coru?a)
Los tribunales, cuando el caso lo merece y as¨ª lo deciden, crean doctrina que interpreta y hasta mejora alguna ley con el loable objeto de hacer justicia. El caso N¨®os podr¨ªa haber sido el marco perfecto para que los magistrados se lucieran creando doctrina con el objeto de desvelar lo que todos los ciudadanos pensamos, por m¨¢s que la televisi¨®n p¨²blica se empe?e en hac¨¦rnoslo ver de otro modo: que la infanta Cristina sab¨ªa muy bien lo que se coc¨ªa en las sociedades de las que formaba parte con su marido. Y que es tan responsable como ¨¦l aunque no suscribiera formalmente las actuaciones fraudulentas.¡ª Amparo Blanch (Valencia)
A?ada 12 latigazos a cualquier condena y obtendr¨¢ una condena ejemplar. La igualdad ante la ley y las sentencias ejemplares son incompatibles si con ¡°ejemplar¡± nos referimos a un castigo m¨¢s duro del habitual. Porque conductas iguales deben recibir el mismo reproche, y pedir penas m¨¢s graves para ricos, pol¨ªticos, tonadilleras o infantas por el solo hecho de serlo es involucionar hacia la justicia en la plaza p¨²blica. Nuestra justicia, imperfecta y politizada, es una herramienta civilizada hecha para la convivencia; por eso excluye el maltrato y se orienta hacia la educaci¨®n del malhechor. Quienes reclaman condenas ejemplares para determinadas personas no se conforman con la reparaci¨®n del da?o y el castigo justo. A?oran tambi¨¦n algo de diversi¨®n; una justicia festiva que permita ir con la merienda a contemplar castigos p¨²blicos, a disfrutar de una tarde de quema de brujas en compa?¨ªa de amigos y vecinos. Como en la Edad Media pero compartiendo la parrillada humana por WhatsApp.¡ª Jacobo Saucedo (Sevilla)
Ya conocemos la sentencia final del caso N¨®os y tal y como se esperaba la infanta ha sido absuelta de todo cargo. Desgraciadamente, la absoluci¨®n de la infanta no es algo sorprendente. Lo impactante fue que Urdangarin fuese condenado a la sentencia m¨ªnima,?cuando cualquier otra persona acusada de prevaricaci¨®n, fraude a la Administraci¨®n, tr¨¢fico de influencias y otros dos delitos fiscales cumplir¨ªa sentencias mucho mayores, de hasta 15 a?os de prisi¨®n. Este caso solo supone otra mancha m¨¢s en el historial de nuestra monarqu¨ªa, una monarqu¨ªa impuesta.¡ª Cristina Castro (Madrid)
Una vez m¨¢s la Justicia no se aplica con criterios de igualdad. Si perteneces al partido pol¨ªtico que est¨¢ en el Gobierno, tampoco vas a la c¨¢rcel por mucho que hayas delinquido. Si eres empresario corruptor y delatas a los que antes has corrompido y devuelves alg¨²n dinero que ganaste ilegalmente, tampoco pisas la c¨¢rcel. Si tienes abolengo, t¨ªtulos nobiliarios o amigos en el poder, con sangre azul o sotana negra y anillos de oro, tampoco. Necesitamos urgentemente la separaci¨®n real, verdadera y cierta de los tres poderes del Estado. De lo contrario el Estado de derecho solo funciona en el aire cuando lo utilizamos para justificar sentencias, injustificables, por falta de independencia, objetividad y llenas de mucha subjetividad.¡ª Victorio Mart¨ªnez (Madrid)
La sentencia de N¨®os constata que hay dos varas de medir. Una, benevolente, para la ¨¦lite econ¨®mica y pol¨ªtica. Y otra, justa, para los ciudadanos que carecen de pedigr¨ª social. Menores penas para quienes han robado a los contribuyentes cantidades millonarias y ejemplares para delincuentes an¨®nimos con estafas de importes menores. Nos indigestan el alma.¡ª Dionisio Rodr¨ªguez (Madrid)
A muchos pol¨ªticos se les llena la boca cuando manifiestan que la justicia es igual para todos, pero queda demostrado que en la pr¨¢ctica no es tal dicha igualdad. El pasado viernes conocimos la sentencia del caso 'N¨®os' y, sin ser un experto en cuestiones penales, la sentencia me parece blandita para la mayor parte de los encausados. Una manera pol¨ªticamente prudente de pasar p¨¢gina a un juicio que ha causado tanta expectaci¨®n. ?Es la primera vez en la historia de este pa¨ªs que miembros de la Casa Real se han sentado en el banquillo de los acusados? S¨ª, cierto. Pero esa debe ser la normalidad democr¨¢tica y no la excepcionalidad, pues para la conciencia social reflejar¨ªa un hecho ejemplar y sin precedentes. Denotar¨ªa que la justicia, en su m¨¢xima virtud, no mira a las personas, sino los hechos, aunque la realidad nos revela, una vez m¨¢s, un trato judicial desigual subordinado a su posici¨®n social.¡ª Jos¨¦ M. Fern¨¢ndez-Arroyo (Barcelona)
Lo triste, trist¨ªsimo, es que solo se hable de justicia por la infanta, y no por cosas como que en Espa?a hay 10 jueces por cada 100.000 habitantes, una de las tasas m¨¢s bajas, si no la que m¨¢s de Europa. O por las designaciones a dedo en altos puestos en la carrera judicial y otro tanto en la Fiscal¨ªa. O por la falta de inversiones en medios e infraestructura. Tenemos un poder judicial inexistente en medios e independencia. Espero que cuando tengamos que sufrir alg¨²n d¨ªa los oportunos retrasos y dem¨¢s s¨ªntomas de la justicia que tenemos nos sigamos acordado de la infanta.¡ª Jos¨¦ Ram¨®n Ceballos (Granada)
Independientemente de qui¨¦n se trate, una firma es una firma y m¨¢s de alguien que tiene una educaci¨®n conocimiento y titulada. No voy a poner el filtro de mirar si quien firma es titulado o no pero lo que s¨ª pido es que si cualquier ciudadano firme algo se le trate por igual. Que la infanta alegue que no sab¨ªa lo que firmaba es un insulto a la ciudadan¨ªa aunque sea verdad, haber mirado lo que se firma. Si una persona que trabaja en alto cargo en una entidad -porque no creo que a un simple trabajador de La Caixa se le pague una residencia en Suiza- puede alegar desconocimiento en lo que firma, debemos revisar lo que ha firmado en su trabajo por si acaso, a eso se le llama responsabilidad laboral. Soy funcionario, por firmas de cosas menores y con mayor justificaci¨®n, la Administraci¨®n ha sido implacable con ellos.¡ª Carlos Ni?o (Burgos)
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