El lado oscuro del efecto Kate Middleton
Issa, la marca del vestido que la duquesa de Cambridge luci¨® en su compromiso tuvo que cerrar porque no pudo aguantar el aumento de la demanda
En noviembre de 2010 no hab¨ªa Instagram, as¨ª que Daniella Helayel se enter¨® por tel¨¦fono (por m¨²ltiples y fren¨¦ticas llamadas) de que Kate Middleton hab¨ªa escogido un vestido de su marca, Issa, para anunciar su compromiso con el pr¨ªncipe Guillermo. El modelo DJ157 en color azul royal ¡ªescogido para que hiciera juego con el anillo de compromiso, herencia de Diana de Gales¡ª pas¨® a ser conocido como "el vestido de Kate".
Todos los medios se hicieron eco de la marca del traje y se produjo entonces uno de los primeros y m¨¢s potentes ejemplos del efecto Kate Middleton, el fen¨®meno que hace que todo lo que se ponga la hoy duquesa de Cambridge, o sus hijos, se agote en las tiendas. Las pocas unidades que hab¨ªa disponibles en la tienda digital de Issa volaron en cinco minutos. Desde ese momento, Helayel produjo muchas m¨¢s copias y cada vez que ten¨ªa nuevo stock, volv¨ªan a agotarse. Unos solos grandes almacenes, los Neiman Marcus de Nueva York, pidieron 1.100 unidades del vestido, que la propia Middleton ten¨ªa en varios colores.
El modelo, con cuello de pico, un drapeado en la cintura, manga larga y el largo de falda que la duquesa no ha dejado de llevar desde entonces, justo por encima de la rodilla, estaba inspirado en uno que sol¨ªa llevar la abuela de la dise?adora y ya era el m¨¢s vendido de la marca antes de convertirse en una prenda ic¨®nica. Aquello deber¨ªa haber sido el impulso definitivo para Issa, una firma peque?a de precio medio-alto pero no prohibitivo ¡ªel vestido costaba 454 euros¡ª conocida, sobre todo, entre las socialit¨¦s brit¨¢nicas y que ya hab¨ªan lucido Kylie Minogue, Scarlett Johansson, Keira Knightley y Madonna. Pero en lugar de eso, fue su cruz. Para poder cumplir con todos los encargos que empezaron a acumularse en su peque?o taller, Helayel pidi¨® un cr¨¦dito. Pero los bancos no se lo concedieron.
En ese momento, Camilla Al-Fayed, la hermana del fallecido novio de la princesa Diana, se ofreci¨® a entrar en la sociedad como inversora comprando el 51% de la empresa. "Ten¨ªa que vender para financiar el crecimiento de la compa?¨ªa y no ten¨ªa otra opci¨®n. Conoc¨ªa a Camilla desde que ella ten¨ªa 19 a?os y los Al-Fayed acababan de vender Harrod's, parec¨ªa el matrimonio perfecto", ha explicado Helayel a The Daily Mail. Sin embargo, la nueva socia opt¨® por contratar a un director ejecutivo que quiso llevar la marca en otra direcci¨®n y Helayel termin¨® por abandonar su propia firma en 2013. Dos a?os m¨¢s tarde, Issa desapareci¨® del todo. "Me fui porque no aguantaba. Estaba tan ansiosa que el pelo se me volvi¨® blanco y empez¨® a caerse [¡] Ten¨ªa un gran negocio que hab¨ªa levantado por m¨ª misma durante una d¨¦cada y verlo evaporarse me rompi¨® el coraz¨®n. Me tom¨¦ dos a?os de descanso y no pude dise?ar nada", explica en la misma entrevista. Ahora lanza una nueva marca, Dhela, de hechuras muy similares a Issa, con prendas alejadas de las tendencias y, en palabras de la dise?adora, "pensadas para favorecer a las mujeres con curvas".
Aunque para Issa supuso el principio del final, otras marcas se han beneficiado del efecto Kate, sobre todo las m¨¢s desconocidas. Seraphine, la marca de ropa para embarazadas que la duquesa llev¨® en su primer retrato oficial con su hijo mayor, vio como su volumen de negocio aumentaba en un 50% y ha conseguido mantener el nivel de producci¨®n. Tambi¨¦n LK Bennet, la marca de zapatos a la que es fiel (de ah¨ª son los salones en color maquillaje que se calza con todo) y la sombrerera Vivien Sheriff sacan r¨¦dito de su asociaci¨®n con la esposa del futuro rey.
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