Una teor¨ªa sobre el canguro de 'The Young Pope' y otros elementos absurdos que aparecen en series
Hemos descubierto que el Papa y el animal establecen una extra?a conexi¨®n. Repasamos otros cameos raros, como el oso blanco de 'Lost' o la mosca de 'Breaking Bad'
El director italiano Paolo Sorrentino se ha caracterizado, durante toda su carrera, por concentrar ideas complejas en lo que, a primera vista, parecen met¨¢foras sencillas. Es posiblemente una de las causas de su ¨¦xito: rodar bien, rodar bonito y contar historias raras que, a la vez, son accesibles para el gran p¨²blico a poco que este ponga un poco de atenci¨®n en los detalles. Sorrentino es deudor de la chaladura organizada de Fellini y de la capacidad de Bu?uel para jugar con los s¨ªmbolos pero, a la vez, como otros directores italianos tales como Matteo Garrone, Nanni Moretti o Michele Placido son capaces de jugar acertadamente con las se?as de identidad de la cultura popular haciendo sus pel¨ªculas m¨¢s accesibles y, sobre todo, a?adiendo canciones que acompa?an o dan el contrapunto necesario a la narraci¨®n.
Por hablar de t¨ªtulos conocidos, en La juventud (2015) la vejez estaba representada por un hotel de Los Alpes; en La Gran belleza (2013) la ciudad de Roma se convert¨ªa en una met¨¢fora sobre la belleza de la decadencia; en Un lugar donde quedarse (2011) el personaje de Sean Penn era un ejemplo del tiempo perdido y el intento por adaptarse a un mundo que ya no es el tuyo y, claro est¨¢, en Il Divo (2008) la figura gris -literalmente gris- de Giulio Andreotti era Italia.
The young pope es, en esencia, algo que solo podr¨ªa hab¨¦rsele ocurrido a Sorrentino y que, de hab¨¦rsele ocurrido a otro, solo podr¨ªa haber rodado Sorrentino: una serie que, a trav¨¦s de una ficci¨®n que parece surrealista, escarba en algo tan real como la Iglesia Cat¨®lica, su centro de poder (El Vaticano) y la cabeza visible de la misma (El Papa). Una producci¨®n brillante, plagada de talento interpretativo e hilada a trav¨¦s de unos guiones que no dan respiro al espectador.
Da igual que P¨ªo XIII (Jude Law) sea un hombre joven que fue bautizado como Lenny Belardo, nacido en EEUU, que le guste fumar, desayunar con Cherry Coke, llevar havaianas, etc. Porque su historia (hu¨¦rfano abandonado por unos padres hippies en un orfanato cat¨®lico) lo ha convertido en un hombre viejo que se revela como un conservador ac¨¦rrimo dispuesto a volver a las misas en lat¨ªn y de espaldas, aumentar la hostilidad pol¨ªtica, excomulgar a troche y moche y aumentar la condena p¨²blica al aborto, el divorcio o la homosexualidad. En definitiva: devolver a la figura del Papa los rasgos autoritarios de un l¨ªder religioso y deshacerse de los de l¨ªder pol¨ªtico, que siempre son negociables.
"El Papa y el canguro parecen establecer una rara conexi¨®n: ambos son ¡®bichos¡¯ raros, ex¨®ticos y fuera de su ambiente"
En este contexto, Sorrentino no deja escapar la oportunidad de explicarle a la audiencia qu¨¦ es un Papa y lo hace con una de sus mejores met¨¢foras: el primer ministro de Australia env¨ªa al Santo Padre un regalo muy especial. Un regalo vivo. Una mascota curiosa: un canguro. Un animal que, de pronto, embelesa a P¨ªo XIII que decide que es buena idea soltarlo por los jardines del Vaticano. Un divertido McGuffin, (una de esas tramas que aparecen en las pel¨ªculas y que sirven para enredar al espectador pero que no tienen peso espec¨ªfico en el resultado final).
El Papa y el canguro parecen establecer una rara conexi¨®n y no es de extra?ar porque, en el fondo, pasan por el mismo trance: ambos son ¡®bichos¡¯ raros, ex¨®ticos y fuera de su ambiente. Ambos parecen condenados a la extinci¨®n. Y ambos son observados con veneraci¨®n, curiosidad y extra?eza porque, en realidad, nadie podr¨ªa creer en la existencia de una especie de rat¨®n musculado que lleva a sus cr¨ªas en un pliegue de sus est¨®mago, se mueve dando saltos y cuyas especies m¨¢s poderosas superan los 90 kilos de peso y los 1`5 de altura.
Y, si esto es incre¨ªble, tambi¨¦n lo es que una de las personas m¨¢s poderosas del planeta viva en un reino detenido en el tiempo que, pese a ser uno de los pa¨ªses m¨¢s peque?os del mundo, tambi¨¦n es uno de los m¨¢s ricos e influyentes. Posiblemente tambi¨¦n sea complicado entender que esa persona sea reconocida como el representante en la Tierra de un dios que tard¨® seis d¨ªas en crear todo lo que est¨¢ a nuestra vista y m¨¢s all¨¢, que sus seguidores crean que su designaci¨®n es divina, que su discurso es infalible y que, sin embargo, convive con su faceta humana que, pese a que intenta escondernos, aparece de cuando en cuando.
"El Papa es un canguro que vive en cautividad, en un lugar ex¨®tico, por un capricho divino"
Sorrentino en The Young Pope nos cuenta que el Papa es un canguro que vive en cautividad en un lugar ex¨®tico por un capricho que, no se sabe bien si es divino o humano, nos provoca la admiraci¨®n de estar frente a algo que no parece real, pero que lo es, y que respira y vive independientemente de que creamos en su existencia o no. Una comparaci¨®n brutal, tragic¨®mica que, sin embargo, se expresa en los t¨¦rminos sutiles de un director que, es tan bueno, que no parece humano.
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