?A qui¨¦n podemos cargarnos hoy?
UNA NOTICIA en verdad nimia me llam¨® la atenci¨®n, en la secci¨®n de Estilo. Por representativa, por significativa, por sintom¨¢tica, por enfermiza, por demente. Era nimia, pero este diario le dedicaba casi media p¨¢gina, con foto incluida. Pero a eso ir¨¦ luego. ¡°Vogue USA cumple 125 a?os en medio de la pol¨¦mica¡±, rezaba el titular, y el subtitular: ¡°Avalancha de cr¨ªticas a la portada del aniversario¡±, que era lo que la imagen reproduc¨ªa. En ella se ve a siete j¨®venes modelos formando grupo, enlaz¨¢ndose unas a otras por la cintura. Van vestidas con recato: jersey negro de cuello alto y pantaloncitos de estampados semejantes (culottes es el t¨¦rmino). Los pies descalzos en la arena y todas con el pelo recogido. Como no pod¨ªa ser menos, son de razas diversas, o con mezcla. Bien, mir¨¦ unos segundos la foto y no vi motivo para pol¨¦mica alguna, lo cual despert¨® mi curiosidad: ¡°?Qu¨¦ diablos habr¨¢ visto aqu¨ª la gente para cabrearse y lanzar una ¡®avalancha¡¯?¡±, me pregunt¨¦, y le¨ª el texto: ¡°La lluvia de cr¨ªticas ha resultado torrencial¡±, se insist¨ªa en ¨¦l. Torrencial, nada menos. Debo estar ciego.
Dos eran los pecados. Por un lado, la mano y el brazo de una modelo estaban retocados, siendo m¨¢s largos de lo normal, y, casualmente o no, esa mano es la que coge por la cintura a la modelo ¡°de talla grande, Ashley Graham¡±. Pero lo imperdonable es que la susodicha Ashley Graham posa de manera levemente distinta que el resto: es la ¨²nica que, en vez de apoyar una mano en una compa?era, la tiene ca¨ªda, ¡°reposa sobre el muslo y le tapa la cintura¡±. Ergo: se la oblig¨® a posar as¨ª para que pareciera m¨¢s delgada; ergo: la revista es falaz, discriminatoria e hip¨®crita, y, lejos de ¡°reivindicar la diversidad de cuerpos¡±, finge hacerlo y disimula las curvas de Graham. De nada sirvi¨® que ¨¦sta asegurara que fue ella quien eligi¨® posar as¨ª y que nadie le indic¨® qu¨¦ hacer. Twitter sigui¨® vomitando sus v¨®mitos.
De nada sirvi¨® que ¨¦sta asegurara que fue ella quien eligi¨® posar as¨ª y que nadie le indic¨® qu¨¦ hacer. Twitter sigui¨® vomitando sus v¨®mitos.
En esta nimiedad hay factores muy raros: a) ?C¨®mo hay tanta gente en el mundo a la que le importe la portada de una revista? b) ?C¨®mo hay tanta tan desocupada como para molestarse en criticarla? c) ?Por qu¨¦ se ha dedicado a mirarla con lupa y lentes de aumento? (Hay que fijarse mucho para advertir la mano larga, y ser muy susceptible para percibir algo maligno en el brazo sobre el muslo de Graham; de hecho, salta a la vista que el suyo es m¨¢s grueso que el de sus colegas, luego ella no parece ¡°m¨¢s delgada¡±; por lo dem¨¢s, no desentona en absoluto y resulta tan atractiva o m¨¢s que las otras.) Respecto al primer factor, la respuesta es la consabida: parte del mundo lleva tiempo idiotizado, como comprobamos aqu¨ª hace unos meses cuando fue noticia de Telediario algo llamado ¡°cobra¡± que al parecer le hab¨ªa hecho un cantante a una cantante en una gala. En cuanto al segundo y al tercero, s¨®lo cabe concluir que hay masas de gentes cuyo ¨²nico aliciente en la vida es enfurecerse y criticarlo todo, sea lo que sea. Parecen levantarse de la cama con una idea fija: ?A qui¨¦n o qu¨¦ podemos cargarnos hoy? ?A qui¨¦nes hacer la vida imposible, aunque sea durante un rato? ?Qu¨¦ v¨ªctimas escogeremos? Algo habr¨¢n hecho mal, y si no, nos lo inventamos. ?Que Ashley Graham desmiente que la instruyeran para bajar el brazo? Da lo mismo, la cuesti¨®n es desfogarnos, poner a caldo y hacer algo de da?o.
Recibo cartas reveladoras, pero hace poco me lleg¨® una de Holanda asombrosa. El remitente me dec¨ªa que el adjetivo ¡°agradable¡± con que hab¨ªa calificado a Obama (supongo que contraponi¨¦ndolo al muy desagradable Trump) le parec¨ªa ¡°despreciativo¡±, porque era mucho m¨¢s que eso. Me ech¨¦ a re¨ªr y me qued¨¦ perplejo. Sin duda Obama es m¨¢s, pero ?desde cu¨¢ndo es despreciativo ¡°agradable¡±? Hay personas que ya no saben de qu¨¦ protestar, de qu¨¦ quejarse. A este paso, pronto veremos a artistas indignados porque se haya dicho de su libro o su pel¨ªcula que son una obra maestra. ¡°?Una obra maestra?¡±, se revolver¨¢n. ¡°Eso es denigrante¡±. O ¨Cm¨¢s probablemente¨C ¡°Eso es paternalista. ?Qui¨¦n es nadie para opinar sobre lo que he hecho?¡± No crean, ya hay movimientos ¨Ccr¨ªticos profesionales incluidos¨C que abogan por una ¡°cr¨ªtica acr¨ªtica¡±, como lo leen. Todo es bueno y nadie tiene derecho a establecer distinciones. Es hora de admitir que lo que est¨¢ en marcha es una continua presi¨®n sobre cuantos dicen, escriben, opinan algo, un intento de acallarlo y censurarlo todo (menos lo propio). Una vez sabido esto y aceptado, lo sensato ser¨ªa no hacer ni caso. Pero luego, hasta los diarios dedican media p¨¢gina a los tiquis miquis de turno, o a los furibundos vocacionales, y les confieren dimensi¨®n. En vista de eso, la mayor¨ªa de los que dicen, escriben y opinan van tent¨¢ndose la ropa antes de darle a una tecla, temiendo ser tildados de machistas o racistas o elitistas, temiendo las ¡°avalanchas¡±. A todos ellos les dir¨ªa: ¡°Den por hecha esa avalancha; no cuenta, si la damos por descontada. Escriban lo que escriban, les caer¨¢ encima¡±. S¨®lo a partir de ah¨ª se recobrar¨¢ un poco de la mucha libertad ya perdida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.