La gran olvidada de los Oscar que no quieren que veamos en Espa?a
'20th Century Women' -con Elle Fanning- habla de las mujeres desde una perspectiva seria y adulta. Es la mejor pel¨ªcula nominada por la Academia pero no se proyectar¨¢ en nuestros cines
Es una de las mejores pel¨ªculas norteamericanas del a?o, pero nunca se estrenar¨¢ en cines, al menos en Espa?a. Se llama 20th Century Women y su distribuidora, Sony Pictures, ha decidido sacarla directamente en DVD y plataformas digitales. Pero¡ ?por qu¨¦? ?Si es estupenda! Pues seguramente¡ porque no saben muy bien qu¨¦ hacer con ella.
En primer lugar, se ha quedado un poco rezagada en la temporada de premios. La cara m¨¢s visible de su reparto, Annette Bening consigui¨® nominaci¨®n en los Globos de Oro, pero no en los Oscar. Y aunque su director Mike Mills optaba a la estatuilla por el mejor guion original, nadie le ha prestado demasiada atenci¨®n. Al fin y al cabo, se trata de una pel¨ªcula sobre relaciones humanas, con personajes muy cercanos que hablan (mucho) y de forma sincera de sus problemas y en la que no hay dramatismos ni estridencias, ni n¨²meros musicales vistosos o escenas de acci¨®n.
Ya va siendo hora de que encuentren su hueco en los premios pel¨ªculas que hablen de las mujeres desde una perspectiva seria y adulta
No es ni una comedia ni un drama, sino una de esas pel¨ªculas que se supone que tienen un tono amable y bienintencionado y que terminan poni¨¦ndote un nudo en la garganta. Porque, aunque se ambiente en el pasado siglo XX, de alguna manera se est¨¢ refiriendo a nuestro presente. Incluso a nosotros mismos. Te est¨¢ susurrando al o¨ªdo temas muy jodidos como la insatisfacci¨®n, el sentimiento de desorientaci¨®n, la maternidad, la crisis de confianza y el estancamiento vital. Y cuando te quieres dar cuenta, est¨¢s hundido en la miseria de verdades universales como templos que te destrozan el d¨ªa.
Pero, ?cu¨¢l es la verdadera proeza de la pel¨ªcula? Que todas estas cuestiones, terrenales y existenciales, est¨¢n contadas desde el punto de vista de tres mujeres, cada una de ellas instalada en una etapa diferente de su vida, pero unidas por una misma misi¨®n: la educaci¨®n emocional de Jamie, un adolescente que se nutrir¨¢ de este efervescente gineceo para configurar su definitiva personalidad.
Ellas son Dorothea (Annette Benning), Abbie (Greta Gerwig) y Julie (Elle Fanning). Su madre, su amiga y su objeto de deseo. Tres generaciones de mujeres con opiniones sobre la vida propias de su edad y su tiempo. La primera de ellas, amargada y desencantada, la segunda, rebelde y luchadora. La tercera, la m¨¢s joven, marcada por el cinismo.
Cada una le ense?ar¨¢ a Jamie alguna lecci¨®n importante. Pero Mike Mills no pretende ser moralizante, ni mucho menos. En realidad, parece como si ¨¦l mismo quisiera retratarse en ese joven y perdido adolescente que a?os m¨¢s tarde realizar¨ªa una pel¨ªcula dedicada a las mujeres que le ayudaron a convertirse en un director sensible al feminismo y a la necesidad de poner el foco en destapar los tab¨²es que esconde la sociedad en torno a la condici¨®n femenina.?
Nos situamos a finales de los setenta. Jimmy Carter lanza su discurso sobre el malestar tras la crisis del petr¨®leo. Habla de la sociedad de consumo y del culto a la autoindulgencia mientras los j¨®venes escuchan punk como forma de canalizar su rabia. Se termina una ¨¦poca. Los a?os ochenta se encargar¨ªan de echar por tierra cualquier tipo de ideales, estamos asistiendo a los ¨²ltimos coletazos de ingenuidad del pueblo americano. Por eso el director, que nos cuenta la historia desde su desencanto presente, en un momento tambi¨¦n de cambios convulsos tras el triunfo de Trump, se encarga de mirar desde la nostalgia a sus personajes, observ¨¢ndolos casi como reliquias de un pasado remoto.
Te est¨¢ susurrando al o¨ªdo temas muy jodidos como la insatisfacci¨®n, el sentimiento de desorientaci¨®n, la maternidad, la crisis de confianza y el estancamiento vital
La b¨²squeda de la identidad se convierte en el principal eje de la pel¨ªcula. Mills, a trav¨¦s de su alter ego Jamie, la encuentra en el esp¨ªritu contestatario de la m¨²sica y en iconos femeninos como Debbie Harry o Patti Smith, en artistas conceptuales como Barbara Kruger o fot¨®grafas como Cindy Sherman. Y sobre todo en manifiestos feministas de la ¨¦poca como Sisterhood is Powerful, Nuestros cuerpos, nuestras vidas o ensayos como el de Susan Lydon The Politics of Orgasm, que habla sobre la manera en la que el g¨¦nero masculino ha degradado y pervertido la sexualidad femenina.
Todo ese aprendizaje ir¨¢ clav¨¢ndose a fuego en la tierna y chispeante conciencia de Jamie, que se propone ser un buen chico que satisfaga a las mujeres. Y la verdad es que, aunque nunca sabremos si llega a poner todos esos conocimientos en marcha de la manera adecuada, lo cierto es ser¨¢ capaz de enzarzarse en una pelea con un compa?ero de clase al que se atreve a decir que seguramente su novia finja los orgasmos porque no le sabe estimular correctamente el cl¨ªtoris.
Especialmente reveladora es la conversaci¨®n que mantiene con Julie con respecto a la fuente de placer femenino. Ella nunca ha tenido un orgasmo y sus amigas tampoco. Hace el amor para sentirse deseada. Al principio tambi¨¦n como un gesto de insubordinaci¨®n. Pero no hay en ella verdadera liberaci¨®n a trav¨¦s del sexo, de eso termina por darse cuenta. En realidad, se siente reprimida y parapetada por toda una serie de prejuicios que la sociedad se encargar¨¢ de recordarle, entre ellos que si follas eres una puta y si disfrutas, una fresca. Consideraciones que lamentablemente siguen instaladas en nuestros d¨ªas.
El director intenta mostrar en la pantalla algunos tab¨²es para contribuir a normalizarlos. Entre ellos, la regla. ¡°Si quieres tener sexo con la vagina de una mujer debes de estar c¨®modo con el hecho de que la vagina menstr¨²a. Y eso no deber¨ªa ser un gran problema¡±, dice Abbie durante una cena para despu¨¦s entonar una especie de mantra al son de ¡°Menstruaci¨®n, menstruaci¨®n¡±, ante la mirada inc¨®moda de los comensales. Seguramente hablar de la regla durante una comida se siga considerando inapropiado. ?Por qu¨¦ esa escena parece que tenga un aliento c¨®mico cuando en realidad est¨¢ atravesada por un esp¨ªritu de denuncia, el mismo que muchas feministas todav¨ªa utilizan a la hora de visibilizar un proceso natural convertido en estigma cultural?
Habla de la sociedad de consumo y del culto a la autoindulgencia mientras los j¨®venes escuchan punk como forma de canalizar su rabia. Se termina una ¨¦poca.
Es curioso. Mike Mills comenz¨® a la sombra de algunos compa?eros de su generaci¨®n. Como Wes Anderson o Spike Jonze, los ni?os mimados del audiovisual del momento, los m¨¢s originales e imaginativos en los videoclips, los m¨¢s conceptuales y snobs. Muchos consideraron su ¨®pera prima Thumbsucker (2005) como un artefacto irritante, afectado y repelente. Sin embargo, en ella se escond¨ªan las se?as de identidad de un director ¨²nico que ha terminado siendo mucho m¨¢s emp¨¢tico con las emociones humanas y m¨¢s sensible que el resto de sus camaradas, alumnos aventajados de la clase con m¨¢s cerebro que coraz¨®n. Su anterior pel¨ªcula, Begginers, estaba dedicada a su padre. 20th Century Women a su madre, a las mujeres nacidas en los a?os veinte, que seg¨²n Mills eran valientes y luchadoras, para que no perdamos de vista que, la perspectiva de lucha y compromiso estaba tan presente y era tan necesaria entonces como ahora.
Este ha sido el a?o de los #Oscarsoblack. Pero ya va siendo hora de que encuentren su hueco en los premios pel¨ªculas que hablen de las mujeres desde una perspectiva seria y adulta. Aunque sea una reivindicaci¨®n que, por el momento, parezca no interesarle lo m¨¢s m¨ªnimo a Hollywood¡ ni a los responsables de que 20th Century Women no se estrene en nuestro pa¨ªs.
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