Ponerse de anfetas para encontrar un Cadillac
Se reedita 'No se desvanece', de Jim Dodge, obra magna del g¨¦nero de carretera cargada de encanto, personajes inolvidables y amor por la ¨¦poca dorada del rock 'n roll
Nunca le agradecer¨¦ lo bastante a Guillermo Arenas, compa?ero de fatigas en TENTACIONES, que me recomendara insistentemente un libro que acababa de llegar a la redacci¨®n, que ¨¦l hab¨ªa le¨ªdo en otra edici¨®n y con otro t¨ªtulo. "Creo que te va a gustar", me dijo. ?Bingo!
El libro en cuesti¨®n es No se desvanece, traducci¨®n literal de Not fade away, canci¨®n de Buddy Holly, mi pionero del rock favorito. La cosa empezaba bien. En el metro, de vuelta a casa, me puse a leerlo. Me atrap¨® de inmediato. No se desvanece, de Jim Dodge, un autor dolorosamente ignoto para este que suscribe, es una deliciosa road novel que tiene de todo: humor, amor, perlas filos¨®ficas y mucho rocanrol empapado en benzedrinas. Es imposible no empatizar con su protagonista, George Gastin, veintea?ero conductor de gr¨²as vecino de San Francisco que se apa?a unos d¨®lares extra estampando coches por encargo de un rufi¨¢n para cobrar los seguros.
Pero cuando cae en sus manos un fabuloso Cadillac del 59 que supuestamente era el regalo de una millonaria exc¨¦ntrica para el malogrado cantante Big Bopper, decide emprender un delirante viaje hasta su tumba para incendiarlo a modo de postrera ofrenda. Por el camino se encontrar¨¢ con una serie de inolvidables personajes, a cual m¨¢s fascinante y descacharrante. Con una prosa sencilla, directa e imaginativa, el libro de Jim Dodge ¡ªal que tengo en un altar y del que me quedan, ?albricias!, varias obras por leer¡ª hace honor a su t¨ªtulo y queda en la memoria para los restos. ?De lectura obligatoria!
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