Qu¨¦ Europa queremos
El Libro Blanco busca que los Gobiernos definan el futuro de la UE, sin obstaculizarlo
El Libro Blanco sobre el futuro de Europa que la Comisi¨®n present¨® el mi¨¦rcoles al Parlamento Europeo supone una operaci¨®n pol¨ªtica de calado. Deber¨ªa desembocar a lo largo de este a?o en una aclaraci¨®n de la voluntad pol¨ªtica de los Gobiernos y los ciudadanos que la sostienen. La Comisi¨®n pregunta a todos, claramente, qu¨¦ quieren que sea Europa cuando sea mayor; esto es, desde ya, puesto que el Tratado de Roma que la fund¨® cumple este mes 60 a?os.
El ejercicio es pol¨ªticamente imprescindible. Sobre todo porque plantea sin embozos alternativas a la din¨¢mica actual de la UE, paralizante e insuficiente para afrontar los m¨²ltiples retos a los que se enfrenta el continente.
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La secuencia habitual consiste en que el Ejecutivo comunitario ¡ªBruselas¡ª propone avances en la integraci¨®n, los 28 Gobiernos los aplauden ret¨®ricamente, los populismos de distinto signo los vapulean en la calle y al final casi todo el mundo incumple los compromisos contra¨ªdos. Las ideas y proyectos nuevos se desgastan as¨ª sin generar ilusi¨®n ni sensaci¨®n de compartir proyecto, a la par que se minoran los resultados pr¨¢cticos.
El Libro Blanco devuelve la pelota a los Gobiernos, que desde hace muchos a?os usan a las instituciones comunes, y sobre todo al Ejecutivo, como chivo expiatorio de sus d¨¦ficits y errores. La actual UE, pese a su eficacia administrativa ¡ªy judicial¡ª, se est¨¢ convirtiendo por ello en una m¨¢quina de europeizar fracasos y nacionalizar ¨¦xitos. As¨ª, la Europa pol¨ªtica carece del impulso requerido para asentar las pol¨ªticas comunes necesarias, mientras que el antieurope¨ªsmo, nacionalista y populista, se ceba en esa carencia para obstaculizar los avances, a¨²n sin poderlos destruir. Hay que desempatar.
Harta del juego sadomasoquista en el que sus mejores propuestas (por ejemplo, sobre el reparto de los refugiados) se ven congeladas, desnaturalizadas o aplazadas por los Gobiernos, la Comisi¨®n les pone frente al espejo de la responsabilidad. Ya era hora.
Y el momento para fraguar respuestas resulta adecuado, porque este a?o, plagado de convocatorias electorales, no incentiva las grandes iniciativas, pero s¨ª posibilita la reflexi¨®n, y la preparaci¨®n de un nuevo rumbo para la Uni¨®n.
Se necesita una hoja de ruta de nuevo cu?o y consensuada. Por razones externas, dados los peligros y/o retos que entra?an la agresiva presidencia de EE UU, la insistencia rusa en un nacionalismo agreste y la redefinici¨®n en curso de todo el ¨¢rea asi¨¢tica, principalmente de China. Y tambi¨¦n por motivos internos, dado el desaf¨ªo de reconducir o dar buena salida al Brexit, que sustraer¨ªa a la Uni¨®n de su tercer (y muy relevante) socio.
Bruselas plantea cinco escenarios de futuro, desde el continuismo de lo actual a unos EE UU de Europa, pasando por reducir la UE a un mero mercado o distintos grados de velocidad en su construcci¨®n. Se echa en falta cu¨¢l sea la apuesta de principio del proponente, aunque eso facilitar¨¢ quiz¨¢ que los 28 sean m¨¢s concretos. Y se aprecia la autocr¨ªtica del proemio, que sintetiza bien las decepciones e incertidumbres ciudadanas y los defectos de la Uni¨®n y de sus pol¨ªticas.
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