C¨®mo gestionar los conflictos con tus hijos sin castigarles
Dejarnos llevar por el impulso, es lo f¨¢cil. Eso no es educar, es reaccionar
Tras mi art¨ªculo Educar sin castigos, de ninguna clase, os ofrezco varias pautas para conseguir negociar con tus hijos sin necesidad de recurrir a ellos. A la hora de valorar qu¨¦ hacer frente a un ¡°mal comportamiento¡± de un ni?o o ni?a, invito a una primera reflexi¨®n sobre si lo ocurrido es un mal comportamiento y para qui¨¦n. Despu¨¦s planteo que no nos quedemos solo en c¨®mo intervenir para ense?arles la forma adecuada de resolver un conflicto, sino ir m¨¢s all¨¢ y tratar de entender por qu¨¦ se provoc¨® y qu¨¦ est¨¢ detr¨¢s de un mal comportamiento.
Es frecuente que detr¨¢s de algunas conductas inadecuadas lo que hay es simplemente una falta de herramientas y/o de informaci¨®n que hubieran permitido al ni?o actuar de otra manera.
Otras veces, las ¡°malas¡± conductas encierran emociones dolorosas a situaciones para las que no tienen otra forma de gestionar ni de expresar, ni siquiera de identificar.
Por eso, como padres, como educadores, tenemos que trabajar en las dos direcciones paralelamente: la reflexi¨®n y la intervenci¨®n.
Est¨¢ sobradamente demostrado que el castigo no sirve para crear aprendizajes a largo plazo, no cambia las causas que provocan la conducta inapropiada y conduce a emociones negativas hacia quien lo impone, luego tenemos que habilitar otras maneras de ense?ar a nuestros hijos a manejarse de formas m¨¢s constructivas, tanto para ellos como para los dem¨¢s. Esto exige, el empleo de una gran dosis de inteligencia emocional por nuestra parte y tambi¨¦n de creatividad. Dejarnos llevar por el impulso, por el castigo cargado de impotencia, por la falta de alternativas, por la agresividad que algunas situaciones nos generan, es lo f¨¢cil, lo autom¨¢tico, para lo que estamos programados. Pero eso no es educar. Eso es reaccionar.
Educar requiere un m¨¢ximo de paciencia, empat¨ªa y de creatividad. Requiere una intenci¨®n voluntaria de desprogramarnos, requiere muchas veces una ¡°silla de pensar¡± para nosotros. Un lugar donde, a solas y apartado de nuestro hijo, seamos capaces de calmarnos y recuperar cierta serenidad. A partir de ah¨ª, podremos ¡°accionar¡± en lugar de ¡°reaccionar¡±, podremos conectarnos con la situaci¨®n objetiva y valorar con suficiente distancia lo que de verdad ocurri¨® y hasta qu¨¦ punto era tan importante. Podremos ejercer como educadores, no como parte del problema.
As¨ª pues, este ser¨ªa el primer paso ante un conflicto que nos provoca emociones intensas de ira o agresividad: no actuar. Si se trata de una agresi¨®n entre hermanos, poner a salvo al agredido y tratar de hacer lo posible por no formar parte del c¨ªrculo vicioso y a?adir m¨¢s agresividad y tensi¨®n. El siguiente paso ser¨ªa neutralizar tambi¨¦n la intensa emoci¨®n que tiene tanto el agresor, como el agredido, priorizando a este ¨²ltimo.
Si se trata de otro tipo de mal comportamiento, tambi¨¦n suele desatar emociones muy fuertes en ellos y cuando su cerebro est¨¢ inundado de cortisol (hormona del estr¨¦s) no escucha, no ve, no aprende. Est¨¢ literalmente borracho de negatividad y nuestras palabras ser¨¢n incluso contraproducentes, a¨²n en el caso de que remotamente sean escuchadas.
El abrazo, si se deja, el acompa?amiento tranquilo y silencioso, las palabras calmadas que no buscan culpables ni respuestas, ayudan a ir recuperando un estado donde s¨ª ser¨¢ posible entenderse y tal vez, aprender algo.
Una vez sea posible iniciar un di¨¢logo hay un lenguaje t¨®xico a evitar:
- Las etiquetas: eres¡ (eres agresivo, eres lento).
- Los absolutismos: siempre, nunca.
- Las generalizaciones: No hay una sola vez que te diga que hagas los deberes y te pongas a la primera.
- Las iron¨ªas.
- Las met¨¢foras, que a determinadas edades no entienden y te alejan de ser escuchado.
- Las frases hechas
Una comunicaci¨®n efectiva tras un conflicto requiere pautas muy sencillas, pero que solo fluyen desde un estado de ¨¢nimo sereno y con ganas de construir:
- Pedir al ni?o que describa lo ocurrido y escuchar sin corregirle, sin juzgarle.
- Si no es capaz de hacerlo (por edad, por falta de recursos ling¨¹¨ªsticos, etc), ayudarle a la reconstrucci¨®n de lo que ocurri¨®, tratando de bajar el lenguaje de forma que nos podamos entender.
- Que intente identificar la emoci¨®n que le llev¨® a hacerlo y la que sinti¨® despu¨¦s de haberlo hecho: ¡°Me enfad¨¦ tanto con mi hermano que le di con la caja¡±.
- Reconocer la emoci¨®n y darle importancia. No queremos inhibir el sentir, sino ense?arles a identificar sus emociones para poderlas manejar. No est¨¢ mal sentir cualquier cosa, es parte de la naturaleza humana y juzgarlas como malas o buenas invita a la culpa e impide su canalizaci¨®n.
- Explicarle c¨®mo nos hemos sentido nosotros frente a su mal comportamiento, con palabras certeras, llamando a cada emoci¨®n por su nombre: frustrado, enfadado, triste¡ Desde el ¡°yo me he sentido¡±, jam¨¢s utilizaremos ¡°me has hecho sentir¡±. Debes hacerte cargo de tus emociones, son tuyas, no suyas. Bastante tiene ¨¦l o ella con empezar a conocerlas como para adem¨¢s ocuparse de las tuyas. Se supone que eres el que tiene la mayor cantidad de informaci¨®n.
- Ayudarle a empatizar, buscando ejemplos muy cercanos, cotidianos, que le conecten con una emoci¨®n parecida. Sirven las pelis, los dibujos animados, los cuentos, alg¨²n incidente en clase¡ Recordemos que para educar necesitamos altas dosis de creatividad.
- Recuerda lo hablado o vuelve a hablarlo las veces que hagan falta, cada vez que lo necesite. Sin caer en el hast¨ªo, en el ¡°ya te lo he dicho¡± o peor, en el ¡°te lo dije¡±.
- El sentido el humor es un maravilloso comod¨ªn a la hora de educar. La risa desbloquea y sustituye el cortisol por endorfinas, creando un cerebro abonado para el aprendizaje, el que perdura. Solo aprendemos aquello que est¨¢ asociado a una emoci¨®n. Entonces, tratemos de hacerlo en positivo
Otra cosa a tener en cuenta cuando educamos es saber que nuestro cerebro tiene serias dificultades para procesar el ¡°no¡±. Por tanto, tengo muchas m¨¢s opciones de ser escuchado cuando enuncio frases en positivo que en negativo: ¡°no debes pegar a tu hermano¡± es mucho menos eficaz que ¡°me gustar¨ªa que cuidaras a tu hermano un poco m¨¢s¡±¡ hay mil ejemplos.
Reconoceremos cada ¨¦xito, pero mucho m¨¢s cada intento.
Conf¨ªa, conf¨ªa, conf¨ªa¡ si mandas el mensaje emocional de que no crees que ser¨¢ capaz de cambiar, de hacerlo mejor, no lo har¨¢. Y lo peor, esa sensaci¨®n le acompa?ar¨¢ el resto de su vida. Te necesita para construirse. CONF?A, con el coraz¨®n, con honestidad. Tiene todo el potencial para hacerlo, solo necesita tu mirada positiva.
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