Raritos en la cama
Corren el peligro de enterarse de una vez por todas c¨®mo nos las gastamos algunas
Defiendo encarecidamente mi derecho a ser la mujer, amante, esposa y madre que quiero ser. Con todas y cada una de mis taras. ?Acaso ustedes son perfectos? S¨¢quenle partido, pues, respetando a los que tienen enfrente.
Suelo caminar por las ma?anas y tengo la suerte de que en mi recorrido pedestre a veces incluyo El Campo del Moro; para m¨ª, el jard¨ªn m¨¢s bonito de todo Madrid. La otra ma?ana, uno de los pavos reales que campan a sus anchas luci¨® su preciosa cola, pavone¨¢ndose delante de las hembras que deambulaban cerca. Estaba yo extasiada con el espect¨¢culo cuando otro macho, m¨¢s grande y bello a¨²n, arremeti¨® contra el chulito pic¨¢ndole justo donde emerge el abanico de su plumaje.
Marcaba su territorio y espantaba al rival que huy¨® despavorido sin hembra que lo mesara.?
Ya s¨¦ que los animales se las gastan as¨ª en el sexo. La lucha entre ellos es encarnizada y salvaje. Y qu¨¦ casualidad, ah¨ª fuera, en el mundo animal, las hembras salimos perdiendo.? Me gusta creer que los humanos intentamos llevar nuestras relaciones sexuales mejorando los par¨¢metros que la propia naturaleza establece, pero me inquieta ser consciente de que, me guste o no, estamos condenados a seguir normas y reglas que complacen incluso a los que ni siquiera nos follamos. Tambi¨¦n yo me he encontrado con machos que decid¨ªan por m¨ª qui¨¦nes me follar¨ªan. Incluy¨¦ndose ellos mismos, incluso. Y todo esto envenena mis sue?os.
Supongo que por eso soy una rarita en la cama. Y me gusta que quede claro antes de que nadie intente meterse en ella. Defiendo ser as¨ª de rara y animo a todos, especialmente a todas, a que tambi¨¦n lo sean. Tienen donde elegir:
1.- SALT?MONOS LOS C?NONES DE BELLEZA
Cuando ten¨ªa quince a?os, las que ligaban eran rubias, delgadas y ten¨ªan cara de ni?a buena. Todo lo que yo no era; no me com¨ªa un col¨ªn. As¨ª que empec¨¦ a fijarme en los que no eran los m¨¢s guapos, pero s¨ª los m¨¢s listos. Los mismos que, en mi caso, me descubrieron a Milo Manara, Nabokov y, ya pasados los veinte, Hanif Kureishi. Gracias a eso (y a todos ellos) me convert¨ª en una adulta capaz de alardear hasta de las manchas negras de mi expediente. Me permiti¨® empezar a elegir siguiendo otros par¨¢metros en los que la belleza no la aportaba un f¨ªsico. M¨¢s de uno de los que me conquistaron (y me conquistan) consiguen algo, tan dif¨ªcil en mi caso, como hacerme re¨ªr. La mejor de mis manchas negras es muy negra; lo juro: un tipo incre¨ªblemente inteligente y escasito de atractivo, que consigui¨® que ejercitara mis neuronas mucho m¨¢s que la mayor¨ªa de mis amantes. Eso s¨ª que es sexo puro.
2.- ADMITAMOS PULPO COMO ANIMAL DE COMPA??A
Al parecer los hombres racionalizan m¨¢s que las mujeres. Nosotras somos m¨¢s sentimentales, pero al final, ambos pensamos con las tripas y con ellas elegimos. Los gustos en la cama son absolutamente personales e intransferibles. No juzgar a los dem¨¢s por sus gustos sexuales es un primer paso para disfrutar en nuestra propia cama de todo aquello que nos apetezca. La historia ha pasado de puntillas a la hora de abordar los gustos sexuales de las civilizaciones anteriores. Eso ha hecho mella en nuestra propia cultura y comportamiento. Todav¨ªa hay quien se permite el lujo de cuestionar, vilipendiar y hasta juzgar sexualidades ajenas. De ah¨ª que seamos incapaces de tener la vida sexual que deseamos y, como mucho, a veces solo nos atrevamos a imaginarla. Que conste que algunos nos empe?amos en cumplir nuestras fantas¨ªas sexuales. As¨ª podemos idear otras nuevas que nos alimenten hasta que volvamos a triunfar por todo lo alto.?
3.- FETICHES EN NUESTRAS CAMAS
Yo ya he admitido que uso tacones que no pisan asfalto.? Los fetiches no dejan de ser peque?os complementos que enriquecen la sexualidad de los que los utilizan y solo cuando su ausencia impide tener relaciones sexuales o afectan a nuestra vida persona y profesional son un problema. Seg¨²n los expertos, las parafilias m¨¢s comunes son el vouyerismo, el exhibicionismo y, desgraciadamente, la pederastia. As¨ª que, siempre y cuando no supongan un problema (y no perjudiquen a terceros) viv¨¢moslas con normalidad. Incluyamos nuestras rarezas, por ejemplo, como acicate para organizar nuestras pr¨®ximas vacaciones. Plante¨¦monos, por qu¨¦ no, visitar Alemania y m¨¢s concretamente Berl¨ªn; visita obligada para los amantes de sexualidades diversas. Sus habitantes no se meten en la cama de los dem¨¢s si no son invitados. Y esta permisividad y tolerancia les funciona incluso econ¨®micamente: En 1996, el n¨²mero de pernoctaciones en el pa¨ªs centroeuropeo fue de diecis¨¦is millones; en 2014 roz¨® los treinta y dos. Hablamos de ingresos por valor de 343.000 millones de euros, cifra de 2014, un 8'9 % del PIB de ese a?o. Aplaudan.
4.- RESPETO PROPIO Y AJENO
Cada pareja debe decidir c¨®mo es su relaci¨®n y establecer sus propios par¨¢metros. Eso implica que nadie puede llevarse las manos a la cabeza cuando se entere de c¨®mo follan en camas ajenas. La promiscuidad levanta ampollas. La femenina, ni les cuento. A¨²n hoy, se juzga de distinto modo al hombre que a la mujer en este terreno: Cuando ¨¦l es promiscuo, se aplaude; cuando es ella, se vilipendia. La ¨²nica manera de erradicar este machismo pasa por una educaci¨®n al respecto. Hace escasamente tres semanas, ?msterdam aprobaba una ley por la que ser¨¢n castigadas las muestras de acoso verbal de ¨ªndole sexual. ?Se imaginan algo as¨ª en Espa?a donde todav¨ªa hay quien llama "chochito" a una mujer a su paso? Respeto, tolerancia y diversidad. Solo as¨ª avanzaremos como sociedad.
Es m¨¢s que probable que esta entrada de hoy les parezca excesivamente personal. Lo es. Pero ayer fue el d¨ªa Internacional de la Mujer, esta semana he salido en Intervi¨² (no en pelotas; ya lo siento) y claro, me he venido arriba. F¨ªjense si soy rara que s¨¦ que esta entrada ser¨¢ dif¨ªcil de subir a Facebook y no me he amedrentado: Puse un par de pezones para ilustrarla y eso est¨¢ prohibido.
Definitivamente, hay normas que me paso por el arco del triunfo.
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