PP: aprender del pasado

El presidente de Murcia, Pedro Antonio S¨¢nchez, declar¨® ayer como investigado por el caso Auditorio ante el Tribunal Superior de Justicia de esa comunidad, por supuestos delitos de fraude, prevaricaci¨®n, malversaci¨®n y falsedad documental cuando era alcalde de Puerto Lumbreras entre 2006 y 2011. Tras cuatro horas de interrogatorio, el l¨ªder del PP murciano se mantuvo en su posici¨®n de no dimitir de su cargo mientras no se produzca una imputaci¨®n formal, adem¨¢s de descargar en los t¨¦cnicos municipales la responsabilidad del proyecto del auditorio.

Este caso de corrupci¨®n empieza a parecerse a otros muchos a los que se ha tenido que enfrentar el PP, en Valencia, Baleares, Madrid, o a los asuntos G¨¹rtel, P¨²nica, o B¨¢rcenas, etc¨¦tera. En todos ellos, desde G¨¦nova o desde el propio palacio de la Moncloa, se empezaba defendiendo a los investigados, criticando a los investigadores y proclamando la presunci¨®n de inocencia. Y, a medida que pasaba el tiempo, todas esas defensas p¨²blicas, incluso algunos halagos encendidos, quedaban en la hemeroteca para ilustrar la entrada en prisi¨®n de los m¨²ltiples imputados, procesados y condenados por delitos de corrupci¨®n.

Las malas experiencias del pasado deber¨ªan llevar a los l¨ªderes populares a replantearse su pol¨ªtica de defensa a ultranza de unas personas, como S¨¢nchez, sometidas a diversas investigaciones y diversos delitos relacionados con su gesti¨®n.

Dimitir del cargo y cumplir la palabra dada no supone reconocer la culpa; ni siquiera negar la presunci¨®n de inocencia. Supone ser consecuente con unos acuerdos para la lucha contra la corrupci¨®n que han permitido gobernar al PP no solo en Murcia, sino en Espa?a y en otras comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos. La corrupci¨®n es una lacra que genera desafecci¨®n y socava las instituciones. Bastante da?o ha hecho ya, a Espa?a, al PP y a Mariano Rajoy, como para no haber aprendido la lecci¨®n.