La era del eclecticismo
ME INVITARON a una fiesta con un c¨®digo de indumentaria estricto: a la moda de 1977 y en tonos ¡°rojos rusos¡±. Me choc¨® la precisi¨®n. ?Por qu¨¦ 1977 y por qu¨¦ rojos rusos? En ruso, rojo quiere decir bonito. No acostumbro a vestir de rojo, pero me apetec¨ªa salir. As¨ª que me puse a rastrear concienzudamente en mi armario y mi memoria. R¨¢pidamente llegu¨¦ a tres conclusiones: acumulo mucha ropa de diversos estilos, tengo prendas de todos los colores y en 1977 se cumplieron 60 a?os de la Revoluci¨®n Rusa. Con un vestido nuevo de inspiraci¨®n ochentera y unas medias rojas de rejilla, compuse un conjunto de ¨¦poca indeterminada pero resultona, y me present¨¦ en la fiesta con ganas de bailar.
Los ¡®revivals¡¯ son tan recurrentes que nada vuelve porque ya est¨¢ todo aqu¨ª y ahora. Espacio y tiempo se comprimen.
La cita era en una cava que se parec¨ªa tanto al Cavern Club de Liverpool, donde comenzaron los Beatles, como a un tugurio punk sin salida de incendios. Pod¨ªamos estar a finales de los setenta si no fuera porque no hab¨ªa humo dentro del local y porque la m¨²sica era tan variada como el atuendo de los invitados. El motivo de la fiesta y de la indumentaria result¨® ser el cumplea?os de una guapa mujer nacida en 1977. Vest¨ªa unos pantalones acampanados y una chaqueta corta de pelo al estilo del a?o de su nacimiento, pero resultaba del todo actual. Lo mismo ocurr¨ªa con el resto de los invitados. La joven inglesa que vest¨ªa impecablemente a la moda de 1982 (el a?o en el que naci¨®) no habr¨ªa desentonado en cualquier otra reuni¨®n. Nos ve¨ªamos todos tan ¡°del momento¡± que ¨ªbamos pregunt¨¢ndonos unos a otros si lo que llev¨¢bamos puesto era vintage de verdad o una recreaci¨®n. ?Est¨¢bamos viajando en el tiempo?
Un simp¨¢tico invitado sevillano revive la juventud de sus padres con unos pantalones verdes acampanados ¡°que ya ten¨ªa¡± (no me atrevo a preguntarle por qu¨¦) y una camisa de cuello picudo, comprada al peso ese d¨ªa en una tienda vintage. Me mira con incredulidad cuando le sugiero que reutilice su camisa setentera con unos tejanos esta primavera. Sin embargo, es evidente que el supuesto regreso a 1977 no es un viaje en el tiempo, sino un paseo por nuestro ecl¨¦ctico presente. Bienvenidos al siglo XXI. Se lleva todo. Est¨¢n de moda los pantalones acampanados y los de pinzas, las bermudas y los hot pants, los capris y los pitillos. Las faldas est¨¢n fuera de toda medida: maxis, minis y lo que sea. Se llevan todas las d¨¦cadas y todos los colores ¨Crojos rusos incluidos¨C en total look o en salvajes combinaciones. La conexi¨®n arte-moda prosigue y las corrientes art¨ªsticas se reactualizan en nuestra indumentaria: impresionismo y barroco, surrealismo y cubismo. El arte no pasa de moda.
Ir a la moda pas¨® de moda. La total libertad estil¨ªstica ya est¨¢ aqu¨ª. La pregunta es si podemos evitarla.
El pensador brit¨¢nico David Harvey defini¨® nuestra ¨¦poca posmoderna por su aceleraci¨®n: la enorme mejora de los transportes y comunicaciones favorece el movimiento, las distancias se acortan, las corrientes de informaci¨®n son marea, los flujos econ¨®micos se transnacionalizan y las migraciones dibujan y desdibujan fronteras. El cambio es incesante, la rapidez vertiginosa, pero, al mismo tiempo, se da una extra?a permanencia. Los revivals son tan recurrentes que nada vuelve porque ya est¨¢ todo aqu¨ª y ahora. El espacio y el tiempo se comprimen. Todas las ¨¦pocas se dan cita en el presente y se combinan entre ellas. Todo parece estil¨ªsticamente posible. Las opciones se liberan y multiplican, pero quiz¨¢s tambi¨¦n nos aferran.
Se dice que el presente exige cortes decididos, vol¨²menes osados, valent¨ªa ante los giros insospechados. Cuando la incertidumbre reina, amar el peligro es fortaleza. Se nos insta a disponernos a nuevas aperturas, a vivir formas de relaci¨®n diferentes, a asumir combinaciones inesperadas. Debemos emprender, reinventarnos, evolucionar, hacer de la crisis una oportunidad. La versatilidad es la mejor estrategia para reducir la caducidad profesional. En 1977, la editora de moda Brigid Keenan afirm¨®: ¡°Las modelos cuyas carreras duran a?os son los camaleones que pierden sus propias identidades siguiendo la moda del momento¡±. La maniqu¨ª se estaba convirtiendo en icono cultural. Hoy en d¨ªa, es arquetipo de identidad y su mutabilidad camale¨®nica se promociona como un valor para hombres y mujeres. En ¨¦pocas de aflicci¨®n, se hace necesaria la capacidad de transformarse. Ante la precariedad actual, ser camale¨®nica ya no es solo una virtud de la buena maniqu¨ª, sino que se ha convertido en una estrategia generalizada de adaptaci¨®n. A todos se nos exigen nuevas competencias, movilidad geogr¨¢fica y maleabilidad para sobrevivir en un mercado de trabajo extremadamente vol¨¢til.
?Hay evoluci¨®n sin revoluci¨®n? El actual eclecticismo de la moda es propio de una sociedad ¨Crelativamente¨C ?opulenta. A pesar del r¨¢pido avance de la pobreza en Europa, la fast fashion crea armarios profusos, abiertos a la creatividad estil¨ªstica. Disponemos de ropajes para todo momento y ocasi¨®n. Ilusionadas con nuestra capacidad de elecci¨®n, exploramos facetas de nuestra personalidad y la hacemos visible. Ante las adversidades, nos desmontamos, nos volvemos a montar y remontamos. Somos poli¨¦dricas. Nos parecemos a Las se?oritas de Avi?¨®n, esas mujeres de Barcelona con las que Picasso inaugur¨® el cubismo y revolucion¨® el arte. Al igual que las se?oritas cubistas, yuxtaponemos estilos que expresan nuestra polifac¨¦tica identidad. Simultaneamos una multiplicidad tal de ¨¢ngulos y facetas que corremos el riesgo de perdernos en ellas.
Ir a la moda pas¨® de moda. La total libertad estil¨ªstica ya est¨¢ aqu¨ª. La pregunta es si podemos evitarla. Inmersas en un mar de tendencias, permanentemente abiertas a nuevas posibilidades, se espera que vistamos adecuadamente nuestra (?imposible?) multiplicidad de roles. Podemos escogerlo todo, menos no escoger. Quedemos vigilantes: la innovaci¨®n prosigue. Debemos modelarnos adecuadamente, llevarnos a nosotras mismas, convertirnos en marca ¨²nica y saberla comunicar¡ ?Podemos detener el torbellino un momento? Si queremos tomarnos seriamente la tendencia cubista sin devaluar el arte en el que se inspira, deber¨ªamos tambi¨¦n explorar nuestra realidad m¨¢s all¨¢ de lo visible. Otro aniversario se acerca. Otra oportunidad para modificar puntos de vista. ?Estamos preparadas para cambiar de dimensi¨®n? ?Nos atrevemos? ?Qu¨¦ vamos a ponernos?
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