Proteger el Big Data
Es necesario elaborar nuevas leyes ante los retos de la tecnolog¨ªa
La nueva filtraci¨®n de datos de la organizaci¨®n WikiLeaks, que acusa a los servicios de inteligencia estadounidenses de poseer sistemas de intervenci¨®n de comunicaciones que no solo afectan a ordenadores o tel¨¦fonos sino tambi¨¦n a otros electrodom¨¦sticos como los llamados televisores inteligentes pone sobre la mesa varias cuestiones cruciales respecto al desarrollo tecnol¨®gico, algunas de las cuales van mucho m¨¢s all¨¢ que el propio objeto de la filtraci¨®n.
Conviene recalcar que, debidamente analizada y a pesar de los anuncios hechos por WikiLeaks, los documentos facilitados por la organizaci¨®n de Julian Assange ¡ªaparte de ser antiguos¡ª no demuestran que la CIA ni ning¨²n otro servicio de inteligencia tenga en la actualidad capacidad para desencriptar las aplicaciones de comunicaci¨®n utilizadas masivamente en los tel¨¦fonos m¨®viles. Es decir, pinchar estas comunicaciones ¡ªcon las mejoras introducidas por las compa?¨ªas tras el esc¨¢ndalo de escuchas de la NSA en 2013¡ª continuar¨ªa siendo una labor individual de espionaje cl¨¢sico y no responder¨ªa a la imagen de Gran Hermano global que denuncia Assange.
Independientemente de esto, la administraci¨®n Trump est¨¢ obligada a respetar el compromiso adquirido por su antecesor en la Casa Blanca con la industria tecnol¨®gica para que los servicios de espionaje de Estados Unidos no traten de sacar ventaja de las nuevas tecnolog¨ªas para realizar tareas de espionaje masivo.
En cualquier caso, el avance imparable y cada vez m¨¢s r¨¢pido en la incorporaci¨®n a la vida cotidiana de aparatos conectados a Internet ¡ªdesde televisores hasta los relojes, pasando por dispositivos de conducci¨®n o refrigeradores¡ª hace que el sistema legal que protege a los ciudadanos necesite ser revisado de manera realista, eficaz y urgente. Lo cierto es que, hoy por hoy, las normas vigentes protegen a los ciudadanos y su derecho a la intimidad ante amenazas conocidas ¡ªpodemos llamarlas viejas¡ª pero no ante las nuevas circunstancias del paradigma tecnol¨®gico que se est¨¢ instaurando.
La conexi¨®n permanente a Internet a trav¨¦s de multitud de aparatos de uso habitual pronto dejar¨¢ de ser una opci¨®n para convertirse en una necesidad ¡ªsi no lo ha hecho ya¡ª. Esto convierte a sus usuarios no solo en potenciales objetivos, bajo circunstancias muy espec¨ªficas, de los servicios de inteligencia de un pa¨ªs, que es de lo que versan los documentos filtrados por WikiLeaks, sino ¡ªy aqu¨ª est¨¢ la gran novedad¡ª en el objeto de deseo de compa?¨ªas de todo tipo que pretenden obtener toda la informaci¨®n posible sobre sus clientes y potenciales clientes. Este c¨²mulo de datos, el llamado Big Data, puede ser considerado el nuevo oro negro del siglo XXI y es necesario elaborar un marco legal eficiente ¡ªpor ejemplo, unas reglas del juego claras y equitativas entre empresas y clientes en lo que respecta a la cesi¨®n de datos¡ª y adoptar las medidas tecnol¨®gicas necesarias para evitar que los ciudadanos se conviertan en suministradores involuntarios de esta riqueza a la vez que son violados algunos de sus derechos fundamentales. Hay que tener muy presente que la violaci¨®n de la intimidad ya no es cosa de esp¨ªas.
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