¡°En Siria, todas las partes implicadas usan la ayuda humanitaria como arma de guerra¡±
Aitor Zabalgogeazkoa, responsable de la respuesta de M¨¦dicos sin Fronteras, reflexiona sobre el conflicto que desangra al pa¨ªs desde hace ya seis a?os
La guerra de Siria cumple hoy seis a?os con m¨¢s de 300.000 muertes, 12 millones de desplazados y un final todav¨ªa incierto. Aitor Zabalgogeazkoa (Bilbao, 1964) fue el responsable de la misi¨®n en Siria de M¨¦dicos Sin Fronteras desde 2012 al 2014, a?o en el que tuvo que tomar la decisi¨®n de sacar a los equipos internacionales del pa¨ªs e instalarse en Turqu¨ªa, desde donde es ahora el representante de la organizaci¨®n. ¡°Los niveles de violencia y brutalidad se mantienen igual que al principio¡±, asegura. El reto en los ¨²ltimos tiempos es trabajar con las fronteras cerradas, una nueva guerra en Irak y escaso personal m¨¦dico dentro del pa¨ªs. ¡°Aqu¨ª nadie ha respetado el Derecho Internacional Humanitario. Todas las partes han hecho de la ayuda humanitaria un arma de guerra y las necesidades m¨¦dicas entre la poblaci¨®n son hoy peor que hace un a?o¡±, se?ala v¨ªa Skype, medio con el que tambi¨¦n debe atender a los equipos locales, transmitirles fuerza y escuchar impotente sus crecientes demandas desde el interior de Siria.
Pregunta. ?Qu¨¦ supone hoy ofrecer atenci¨®n sanitaria sobre el terreno, seis a?os despu¨¦s del comienzo de la guerra?
Respuesta. El deterioro de la salud del pueblo sirio en todo este tiempo es brutal y el de su sistema de salud, tambi¨¦n. Ahora debemos atender las necesidades de los que no han sufrido de forma directa las bombas pero s¨ª las nuevas epidemias. Los ni?os llevan a?os vacunados de manera irregular, no hay un embarazo que no sea de riesgo y sufrir un c¨¢ncer en una zona donde no hay ni hospitales ni medicamentos es letal. A la gente mayor le basta una hipertensi¨®n o una diabetes para estar tambi¨¦n en riesgo de muerte. Adem¨¢s, el arco de enfermedades nuevas contra las que nos toca luchar crece cada d¨ªa.
P. ?En qu¨¦ condiciones realizan esta atenci¨®n?
R. Solo en 2016 sufrimos 31 ataques en 19 instalaciones diferentes. Los hospitales han terminado estableci¨¦ndose en s¨®tanos y en espacios que no est¨¢n habilitados para ello. Y cuando escondes un hospital por miedo a que lo bombardeen, el servicio tambi¨¦n se ve afectado: la gente ya no sabe d¨®nde se encuentra, no sabe ad¨®nde acudir. Las instalaciones se han visto muy mermadas por ocupar lugares en p¨¦simas condiciones: naves industriales, escuelas, s¨®tanos... A la vez, contamos con un serio problema de falta de personal sanitario. Muchos han muerto y otros han huido con sus familias lejos del pa¨ªs. As¨ª que nos encontramos con muchos enfermeros trabajando como m¨¦dicos y muchos m¨¦dicos como cirujanos sin siquiera el instrumental adecuado. Trabajamos con lo que hay, no con lo que se deber¨ªa trabajar. Y esto pasa tanto en hospitales de MSF como en aquellos a los que apoyamos.
¡°La brutalidad en Siria no ha disminuido en estos seis a?os de conflicto¡±
P. ?Cu¨¢les son sus prioridades?
R. Ahora nuestro gran problema es que Siria se encuentra rodeada por otra guerra como es la de Irak y por tres pa¨ªses que no nos facilitan la entrada. Tanto Turqu¨ªa como L¨ªbano y Jordania han cerrado sus fronteras. Quieren obligar a la poblaci¨®n siria a quedarse en los campos de desplazados junto a las fronteras. Es un gran problema para la ayuda humanitaria porque nos impide dar respuesta a las necesidades de suministros, acceso a medicamentos, formaci¨®n o seguimiento de los pacientes. Tan solo contamos con Skype o el tel¨¦fono como ¨²nico medio de relaci¨®n con ellos.
P. Adem¨¢s, deben seguir blindando la seguridad de su personal... ?c¨®mo han evolucionado los niveles de violencia?
R. La brutalidad no ha cambiado. Todos los agentes del conflicto mantienen una din¨¢mica destructiva constante desde el principio. Todos han bombardeado infraestructuras civiles. Todos han cometido violaciones del Derecho Internacional Humanitario con bombardeos a hospitales, tiroteos, secuestros e intimidaciones constantes. Esto no ha parado nunca. El estamento m¨¦dico se ha visto afectado como el resto de los civiles. Aqu¨ª nadie se ha ahorrado nada en crueldad. Se ha visto de todo y se ve de todo todav¨ªa. La situaci¨®n hoy es peor que hace un a?o. Y todav¨ªa no ha acabado. En muchos lugares la guerra sigue evolucionando, como en los suburbios de Damasco, en Guta, en Dier ez-Zor con el asedio del Estado Isl¨¢mico, en Raqqa¡ Son lugares que seguir¨¢n sufriendo esta din¨¢mica y donde la poblaci¨®n seguir¨¢ sufriendo el horror de la guerra.
¡°La situaci¨®n es hoy peor que hace un a?o por la falta de sanitarios, instrumental y acceso¡±
P. ?Esta brutalidad en la violencia es lo que le llev¨® a tomar la decisi¨®n en 2014 de abandonar el pa¨ªs y atender a los equipos locales desde Turqu¨ªa?
R. Vimos que la manera habitual de trabajar, en la que inyectamos a los equipos nacionales personal internacional, pon¨ªa en riesgo las vidas de todos. Hab¨ªa una agresividad muy clara contra el personal humanitario. As¨ª que decidimos atender los proyectos solo con personal nacional, sin ning¨²n tipo de experiencia en estas condiciones. Y comenzamos a fortalecer los sistemas de teleasistencia por Skype y por tel¨¦fono. Algo que nos ha costado mucho, porque los equipos no est¨¢n acostumbrados a trabajar as¨ª, sin mancharse las manos, sin colocarlas sobre los pacientes. Fue una decisi¨®n muy dif¨ªcil de tomar. Y sab¨ªamos que en el futuro no podr¨ªamos revertirla.
P. ?Ha pasado de vivir en Alepo con miedo por las bombas a vivir en Turqu¨ªa con la impotencia de que no llegue a atender las llamadas a tiempo?
R. La parte m¨¢s dura de esta guerra se la llevan la poblaci¨®n y nuestros compa?eros sirios. Si pudi¨¦ramos elegir, ahora mismo MSF tendr¨ªa muchos m¨¢s programas abiertos en el terreno y con mucho m¨¢s personal internacional. Pero debemos afrontar la realidad. Siempre sin dejar que nos afecte demasiado, porque nos tumbar¨ªa. La gente que est¨¢ dentro lleva ya seis a?os ah¨ª. Pedirles una campa?a m¨¢s de vacunaci¨®n o incrementar los centros de salud son pasos muy delicados por el grado de cansancio que sufren.
P. ?Y qu¨¦ demandas les llegan de la poblaci¨®n?
R. Existe un agotamiento generalizado. La gente no puede m¨¢s, no sabe d¨®nde meterse: se han desplazado hasta cinco veces para sobrevivir en estos seis a?os. Todos sus mecanismos de resistencia han desaparecido: los ahorros, el entorno familiar, el trabajo remunerado¡ La gente vive en un nivel de supervivencia muy b¨¢sico. Y no aparece la luz al final del t¨²nel. El miedo a unos y a otros crece tanto que no nos permiten ni dar los puntos GPS de los centros sanitarios por miedo a que sean atacados m¨¢s f¨¢cilmente.
>P. ?El trabajo humanitario requiere ahora tambi¨¦n la incidencia pol¨ªtica como su nueva funci¨®n de responsable institucional en Turqu¨ªa?
R. Nadie nos facilita el acceso, as¨ª que toca mantener una relaci¨®n muy directa con las instituciones. Por desgracia, desde la ayuda humanitaria dedicamos m¨¢s tiempo a intentar acceder a los lugares que a realizar la asistencia m¨¦dica necesaria. En esta guerra no solo debemos enfrentarnos a los problemas de seguridad, sino tambi¨¦n a los burocr¨¢ticos. No podemos realizar los suministros m¨¦dicos con facilidad. Y no se respeta el Derecho Internacional Humanitario: el derecho de la poblaci¨®n a huir de las zonas de combate, el respeto a sus vidas en las zonas atrapadas¡ Un mensaje que transmitimos a todos aquellos que lo quieran o¨ªr. La gran mayor¨ªa de las veces, hacen o¨ªdos sordos. Todos los actores, en este conflicto, est¨¢n utilizando la ayuda sanitaria como parte de su estrategia de guerra. Lo cual tampoco es nuevo, pero nos toca denunciarlo de manera constante y as¨ª lo hacemos.
P.?C¨®mo se hace para no caer en esa manipulaci¨®n?
R. La ayuda humanitaria es parte de la guerra. Los agentes implicados manipulan la ayuda que ellos pueden controlar y regular: qu¨¦ zonas favorecen, qu¨¦ zonas son m¨¢s beneficiadas. Es el d¨ªa a d¨ªa en este tipo de conflictos y en Siria de una manera m¨¢s aguda por el alto n¨²mero de pa¨ªses involucrados. Cuatro de los cinco miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas est¨¢n bombardeando en el pa¨ªs. Turqu¨ªa cuenta con el apoyo de una coalici¨®n de 60 pa¨ªses. Al Gobierno de El Asad le respaldan Ir¨¢n, Irak, los libaneses¡ Hay una cantidad de pa¨ªses tan brutal que hace muy dif¨ªcil prestar la ayuda humanitaria.
P. ?Queda espacio para el optimismo?
R. Incluso si se acabara hoy la guerra, las necesidades sanitarias se van a incrementar tanto que se requerir¨ªa un gran apoyo externo hasta que el sistema nacional pudiera cubrirlo. As¨ª que no soy optimista. Todav¨ªa quedan zonas de asedio donde la acci¨®n militar se decantar¨¢ de un bando u otro y donde la poblaci¨®n todav¨ªa sufrir¨¢ m¨¢s las consecuencias de esta guerra. Estamos a la espera de nuevos desplazamientos. Y, mientras tanto, Europa mira a Turqu¨ªa, sin darse cuenta de las necesidades de Grecia y de los Balcanes con la poblaci¨®n desplazada de conflictos donde sus Gobiernos est¨¢n involucrados con la violencia. Siria, pero tambi¨¦n Irak y Afganist¨¢n. La mayor¨ªa de la gente que quiere entrar en Europa viene de ah¨ª. Y no se pueden cerrar los ojos ante la poblaci¨®n que viene de conflictos donde los gobiernos europeos tienen una relaci¨®n e implicaci¨®n directa con la violencia y con la creaci¨®n de movimientos de desplazados. El foco hay que ponerlo en c¨®mo solucionar de manera r¨¢pida los conflictos y c¨®mo atender a los refugiados. Grecia est¨¢ acogiendo 60.000 refugiados y no se les permite hacer nada. Esto se va a volver en contra de Grecia y de la Uni¨®n Europea. As¨ª que no soy muy optimista. Toca seguir trabajando duro.
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