Ast¨¦rix no necesita la poci¨®n m¨¢gica
El auge de los chamanes se debe a la ignorancia, la desinformaci¨®n y la avaricia; sin una poblaci¨®n que lea libros y peri¨®dicos, la democracia est¨¢ coja y ciega
Los amantes de Ast¨¦rix siempre hemos sospechado que la poci¨®n m¨¢gica era un placebo. El elixir le daba fuerza al irreductible galo, sin duda, pero solo porque ¨¦l cre¨ªa que se la daba. Ob¨¦lix se hab¨ªa metido una sobredosis al caerse a la marmita de peque?o, y esa vieja experiencia le bastaba para separar de sus sandalias a nueve romanos por vi?eta, en otro ejemplo de galopante efecto placebo. El placebo, o la fe que lo alimenta, es seguramente uno de los factores ocultos que explican la chocante ascensi¨®n de los chamanes, los farsantes, los curanderos y el pensamiento irracional, como puedes leer en Materia. Esto es un problema importante ahora mismo, aunque implique regresar al pasado remoto para intuir c¨®mo gestionarlo.
Especialistas en ¡°medicina naturista y ortomolecular¡± que matan a sus pacientes de c¨¢ncer a base de pastillas de br¨®coli; Curanderos que dicen que tratan la gripe y la depresi¨®n, el c¨¢ncer y la lumbalgia, y que no solo estafan a sus clientes, sino que lo saben, y por tanto deber¨ªan ser perseguidos de oficio. Incluso las iniciativas m¨¢s avanzadas y racionales para erradicar a estos farsantes, como la que Ciudadanos ha presentado en el Congreso, se ocupa solo de ¡°detectar malas pr¨¢cticas que pongan en peligro la salud p¨²blica o la vida de los pacientes¡±, olvidando as¨ª a la mayor¨ªa de las pr¨¢cticas que no la ponen en peligro, sino que constituyen simples y tipificables estafas. ?Y a qui¨¦n le importa eso a estas alturas? Es triste robar, pero, m¨¢s a¨²n, lo es matar, ?no es cierto?
La irracionalidad, la desinformaci¨®n y la intoxicaci¨®n, en soporte papel o virtual, constituyen un problema muy grave en nuestro tiempo. La separaci¨®n entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial es esencial en nuestros sistemas, pero no olvidemos la cuarta pata: una prensa libre, independiente y de calidad. Sin eso tampoco hay democracia, porque la gente votar¨¢ sin conocer la realidad, y su voto ser¨¢ producto de una manipulaci¨®n interesada, un mero agente de la posverdad. Solo la lectura os har¨¢ libres. Y elegid bien a los autores.
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