La televisi¨®n p¨²blica italiana debate si las mujeres del Este son una amenaza ¡°robamaridos¡±

La presentadora, Paola Perego, invit¨® al plat¨® de La vita in diretta a siete personas (tres hombres italianos y cuatro mujeres, italianas y extranjeras) para comentar un dec¨¢logo de seis puntos que detalla ¡°el encanto de las mujeres del Este¡±. Los motivos de este encanto, que la cadena RAI 1 mostr¨® con una infograf¨ªa, son que ¡°son todas madres pero, despu¨¦s de haber dado a luz, recuperan un f¨ªsico de m¨¢rmol; son siempre sexis. Nunca van en chandal ni en pijamas feos; perdonan las infidelidades; est¨¢n dispuestas a dejar mandar a su hombre; son perfectas amas de casa y desde peque?as aprenden las tareas del hogar; y no lloriquean, no son empalagosas y no ponen malas caras¡±.

Cada uno de estos puntos fue comentado por los invitados con bromas machistas y racistas y repitiendo prejuicios como que ¡°las rusas van a Italia a buscar a un hombre con dinero¡± o ¡°las mujeres del Este son sexualmente alegres¡±. Una de las an¨¦cdotas que sali¨® a la luz fue el supuesto caso de un hombre italiano con una pareja rusa, amigo de uno de los comentaristas, que celebr¨® su cumplea?os con su mujer en un prost¨ªbulo de Mosc¨². ¡°Es dif¨ªcil que una mujer italiana te lleve a un prost¨ªbulo a celebrar un cumplea?os, y las mujeres del Este lo hacen¡±, afirm¨® el relator de la historia. Otro de los motivos de supuesta preocupaci¨®n por las mujeres de los antiguos pa¨ªses sovi¨¦ticos es que los italianos las prefieren porque, con ellas, ¡°no tienen que mover un dedo dentro de casa¡± y las italianas no se lo permiten.

Los hombres italianos participantes en el debate se re¨ªan y bromeaban continuamente y realizaron todo tipo de comentarios insultantes. Uno de ellos respondi¨® que la presencia de las mujeres del Este ¡°no es una amenaza sino un regalo¡± ¡ªsolamente por su belleza¡ª y a?adi¨® que ¡°un italiano, cuando ve a una mujer rubia, con ojos azules y buen f¨ªsico, l¨®gicamente se gira y la mira¡±. La respuesta de la presentadora fue dar un paso m¨¢s en esta competici¨®n entre la apariencia de mujeres de distintas nacionalidades y llamar a una joven italiana a que se pusiera en pie y mostrara su f¨ªsico, para demostrar que est¨¢ ¡°a la altura¡±.

Adem¨¢s del debate en el plat¨®, el programa de la RAI prepar¨® varios reportajes. En uno de ellos ped¨ªan opiniones a mujeres italianas sobre lo que continuamente denominaban ¡°una amenaza¡± y se preguntaban si es posible que nazca el amor en estos casos. En ninguno de los testimonios hubo una palabra positiva alguna hacia las parejas interculturales sino, de nuevo, una retah¨ªla de prejuicios. ¡°El problema es la mentalidad de estas mujeres del Este¡±, dijo una mujer italiana. ¡°Capturan a nuestros hombres¡±, afirm¨® otra se?ora, a la que sigui¨® el gesto de una tercera mujer que apunt¨® que el ¨²nico motivo est¨¢ en el inter¨¦s por el dinero de los italianos.

En otro reportaje explicaron c¨®mo funcionan las agencias matrimoniales que ponen en contacto a mujeres del Este con hombres de Italia. De nuevo, nadie defendi¨® que este tipo de p¨¢ginas para conocer gente y buscar pareja tambi¨¦n las usan las mujeres italianas y las de todo el mundo. Por el contrario, el ¨²nico motivo sobre la mesa es que la mujer busca el dinero y el hombre quiere una mujer guapa, de buen f¨ªsico, que est¨¦ a su disposici¨®n y se haga cargo de las tareas dom¨¦sticas.

El vergonzoso debate termin¨® con un alegato final para decidir qui¨¦nes son mejores, las italianas o las mujeres del Este. Una siberiana que convive con un italiano desde hace 17 a?os defendi¨® que las mujeres del Este son mejores porque para ellas ¡°la familia y el hombre est¨¢ en primer lugar, mientras que para las italianas no¡±, y una italiana respondi¨® que sus nacionales son superiores porque conocen mejor las tradiciones italianas.

Las cr¨ªticas en las redes sociales se produjeron al instante y dos d¨ªas despu¨¦s, la ma?ana de este lunes, el director de RAI 1, Andrea Fabiano, pidi¨® disculpas a trav¨¦s de su cuenta de Twitter y dijo que ¡°los errores hay que reconocerlos siempre¡±.