Los abusos sexuales con burundanga son una leyenda urbana
El mayor estudio toxicol¨®gico en Espa?a no ha hallado ni rastro de casos con la llamada "droga de la violaci¨®n"
Los abusos sexuales con sumisi¨®n qu¨ªmica son un grave problema, pero la burundanga no es su protagonista, al menos en Espa?a. El mayor estudio hasta la fecha no ha encontrado ni rastro de escopolamina, el nombre t¨¦cnico de la burundanga, en 152 presuntos casos recibidos en el Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa y Ciencias Forenses, en Madrid, entre los a?os 2010 y 2013.
En todos los casos de abusos sexuales a personas bajo los efectos de sustancias psicoactivas, los sospechosos eran hombres y las v¨ªctimas eran mujeres, con un promedio de 26 a?os. Los an¨¢lisis de sangre y orina muestran que el alcohol est¨¢ implicado en el 77% de los casos y las drogas ilegales, sobre todo la coca¨ªna y la marihuana, en el 29%. En el 36% de las muestras analizadas tambi¨¦n aparecen f¨¢rmacos, sobre todo benzodiazepinas, unos medicamentos con efectos ansiol¨ªticos y sedantes m¨¢s conocidos por sus nombres comerciales, como Orfidal, Trankimazin, Valium y Lexatin. En chicas en tratamiento m¨¦dico con benzodiazepinas, los efectos del alcohol se multiplican, subrayan los autores.
El Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa y Ciencias Forenses ha analizado 152 presuntos casos entre los a?os 2010 y 2013
En ninguna de las muestras, tomadas entre 6 y 12 horas despu¨¦s de los presuntos abusos, aparece la burundanga. Tampoco se aprecian restos de GHB, una sustancia de dise?o, mal llamada ¨¦xtasis l¨ªquido, que tambi¨¦n suele tildarse de "droga de violaci¨®n" en la prensa.
¡°Los medios de comunicaci¨®n le dan tanto bombo a la leyenda urbana que la gente llega al m¨¦dico pidiendo un an¨¢lisis de burundanga. Y nos despistamos del verdadero problema. El culpable es el hombre que comete el crimen, pero el t¨®xico m¨¢s implicado es el alcohol et¨ªlico¡±, explica el toxic¨®logo forense ?scar Quintela, del Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa y Ciencias Forenses, un organismo adscrito al Ministerio de Justicia.
Quintela tumba otra idea asentada en la sociedad. ¡°Nuestra sospecha es que la gran mayor¨ªa de los abusos sexuales con sumisi¨®n qu¨ªmica no son proactivos¡±, se?ala. Es decir, habitualmente, no hay una mano masculina que echa una droga en el vaso de una chica para anular su voluntad y violarla. En la mayor parte de los casos, se trata de hombres que abusan sexualmente de mujeres con el juicio alterado debido a un consumo voluntario de alcohol o drogas, combinados o no con f¨¢rmacos ansiol¨ªticos. Seg¨²n estudios anteriores, apenas el 13% de los abusos con sumisi¨®n qu¨ªmica son proactivos, afirma el toxic¨®logo. En el nuevo trabajo, el hallazgo de ketamina, un anest¨¦sico alucin¨®geno, en tres casos sugiere una administraci¨®n subrepticia.
"El culpable es el hombre que comete el crimen, pero el t¨®xico m¨¢s implicado es el alcohol et¨ªlico", explica el toxic¨®logo forense ?scar Quintela
La burundanga a dosis bajas desaparece de la sangre entre 6 y 12 horas despu¨¦s de su consumo, seg¨²n detalla Quintela. En la orina permanece entre 12 y 24 horas. ¡°Si fuera cierto que nos inunda la burundanga, como se dice en los medios de comunicaci¨®n, ser¨ªa imposible que nosotros no la vi¨¦ramos. Adem¨¢s, nosotros tambi¨¦n analizamos alijos policiales y nunca hemos detectado escopolamina¡±, remacha.
El a?o pasado, un hombre fue detenido en Palma de Mallorca por intoxicar con burundanga a su expareja. Fue el primer caso confirmado en Espa?a, aunque la intenci¨®n del sujeto no era abusar sexualmente de la mujer, sino da?ar su salud. La escopolamina ¡ªderivada de plantas solan¨¢ceas, como el estramonio¡ª tiene algunas indicaciones terap¨¦uticas en medicina, como el tratamiento de la incontinencia urinaria y la reducci¨®n de la salivaci¨®n antes de una cirug¨ªa. En dosis suficientes, puede provocar mareos, confusi¨®n y problemas de memoria.
El nuevo estudio, publicado en la revista especializada Forensic Chemistry, lleva a cabo un retrato robot de los abusos sexuales con sumisi¨®n qu¨ªmica en Espa?a. El sospechoso normalmente es un conocido de las v¨ªctimas o, por lo menos, en un tercio de los casos, un hombre con el que han hablado en las horas previas. En un 20% de las denuncias se trataba de un desconocido. El abuso suele ocurrir en lugares de ocio (42%), en casas u hoteles (34%) y en la calle (23%). En el 56% de los casos documentados, las mujeres sufrieron lesiones f¨ªsicas.
Hasta el Ministerio de Asuntos Exteriores alerta de supuestos casos de anulaci¨®n de la voluntad con burundanga espolvoreada por la calle
¡°Las llamadas drogas de la violaci¨®n, como la escopolamina y el GHB, no son habituales, por lo menos seg¨²n nuestro estudio¡±, recalca la m¨¦dica Angelines Cruz, coautora del trabajo. Esta investigadora de la Universidad de Santiago de Compostela recuerda que hasta el Ministerio de Asuntos Exteriores espa?ol contribuye a la leyenda urbana. ¡°Existe una droga que se denomina escopolamina, o popularmente burundanga, que mezclada con una bebida, un cigarrillo o incluso inhalada (por ejemplo de un papel que se muestra con la apariencia de preguntar por una direcci¨®n), hace perder la voluntad en forma absoluta, siendo utilizada para robos, secuestros, asaltos a domicilios¡±, sostiene el Ministerio en sus recomendaciones de viaje a Colombia.
¡°Se dice que te pueden soplar burundanga o que puedes absorberla por la piel al tocar algo, pero no hay base cient¨ªfica¡±, subraya Cruz. En Am¨¦rica Latina, a?ade, hay mucha informaci¨®n ¡°en la prensa amarilla¡± sobre supuestos ataques con burundanga, pero existen muy pocos datos anal¨ªticos que confirmen esas noticias. El psiquiatra David Nutt, expresidente del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacolog¨ªa, y otros colegas publicaron en 2014 en la revista Science and Justice una reflexi¨®n parecida. ¡°Varias informaciones procedentes de Colombia han descrito el presunto uso criminal de la escopolamina, pero a todas les faltan los datos toxicol¨®gicos¡±, alertaban. Los autores recomendaban que ¡°la escopolamina permanezca inocente hasta que se demuestre su culpabilidad¡±.
"No hay que responsabilizar a la v¨ªctima porque estuviera muy borracha o hubiese tomado drogas", recalca el qu¨ªmico Carlos Garc¨ªa Caballero
El estudio de los 152 casos espa?oles forma parte de la tesis doctoral del qu¨ªmico Carlos Garc¨ªa Caballero en la Universidad Complutense de Madrid. El investigador insiste en que ¡°la mayor parte de los casos parecen una sumisi¨®n qu¨ªmica oportunista, no proactiva¡±, pero hace un llamamiento a la sociedad. ¡°No hay que responsabilizar a la v¨ªctima porque estuviera muy borracha o hubiese tomado drogas. Cada uno es muy libre de intoxicarse como quiera. La responsabilidad es de la persona que comete la agresi¨®n sexual¡±, remarca.
El investigador anima a las v¨ªctimas de abusos sexuales por sumisi¨®n qu¨ªmica a denunciar lo antes posible. "Muchas personas no denuncian porque les da verg¨¹enza, porque no quieren contar que se emborracharon y se fumaron un porro o se tomaron una pastilla", explica. Sus 152 casos ser¨ªan pues solo la punta del iceberg.
Garc¨ªa Caballero pide a las autoridades que endurezcan el castigo a las personas que abusen sexualmente de otras anulando su voluntad mediante f¨¢rmacos o drogas. En la actualidad, critica, el C¨®digo Penal no establece agravantes respecto a los casos de abuso sexual con una situaci¨®n previa de privaci¨®n de sentido, pese a las recomendaciones de la Comisi¨®n de Estupefacientes de Naciones Unidas. ¡°No te est¨¢n sacando una navaja, pero te est¨¢n drogando para agredirte sexualmente¡±, ilustra el qu¨ªmico.
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