Las viejas fortunas de EE UU pierden influencia
Los Rockefeller y otras familias de ricos de toda la vida tratan que no se diluya su poder ante los ricos de Google, Facebook y Snapchat
Nadie ha sido tan rico como John D. Rockefeller. Si la fortuna que amas¨® el magnate en su mejor momento se pasara a los d¨®lares de hoy, el fundador de la petrolera Standard Oil ser¨ªa tres veces m¨¢s rico que Bill Gates. Por eso su nombre se asoci¨® durante m¨¢s de un siglo al poder que pueden llegar a amasar los que est¨¢n en los estratos m¨¢s altos de la pir¨¢mide social en EE UU, que integran dinast¨ªas como los Walton, los Koch, los Mars o los Mellon.
??Pero realmente estos clanes siguen siendo tan influyentes? Hay una cifra que ayuda a poner en contexto la importancia de las grandes fortunas que exist¨ªan muchas d¨¦cadas antes de que los ricos de la nueva econom¨ªa de Google, Facebook y Snapchat coparan las clasificaciones de los nuevos multimillonarios Las 25 sagas familiares m¨¢s ricas de EE UU acumulan 722.000 millones de d¨®lares pero la influencia que ejercen ya no es la que era, son los representantes del estilo de negocio de Palo Alto quienes tienen ahora esa capacidad.
El grupo de ricos de toda la vida lo lidera los herederos de Sam Walton, el fundador de la cadena de hipermercados Walmart. Manejan un patrimonio de 130.000 millones, que se concentra mayormente en sus hijos Rob, Jim y Alice. Es 12 veces m¨¢s de lo que tienen los Rockefeller, familia que est¨¢ viendo c¨®mo su patrimonio se est¨¢ diluyendo a gran velocidad con el paso de la fortuna de generaci¨®n en generaci¨®n.
Las ra¨ªces m¨¢s profundas del ¨¢rbol geneal¨®gico de la aristocracia estadounidense se remontan en algunos casos a m¨¢s de 150 a?os. Ah¨ª empieza, por ejemplo, la historia de los Rockefeller. El joven John inici¨® su carrera en el mundo de los negocios como br¨®ker en los mercados de cereales. Le fue francamente bien y el dinero que gan¨® lo utiliz¨® para comprar una compa?¨ªa dedicada a refinar petr¨®leo. Standard Oil es el germen de gigantes como ExxonMobil, BP y Chevron.
Como en el caso de los Rockfeller, las dinast¨ªas que empezaron a construir Am¨¦rica se asocian con grandes marcas globales. La familia Mars debe su fortuna de 78.000 millones al negocio de las chocolatinas. Es la tercera m¨¢s acaudalada tras los hermanos Koch, que amasan 82.000 millones con su conglomerado industrial. La historia del clan Cargill-MacMillan es menos conocida que la de los Rockefeller, pese a ser due?o de una de las mayores corporaciones en el sector agroalimentario. Su patrimonio se estima en 49.000 millones y no hay ning¨²n otro clan en el mundo que tenga tantos miembros multimillonarios, 14. Son el doble de los que se reparten la ingente fortuna de los Walton. El 80% del dinero lo destinan a la empresa. La lista podr¨ªa completarse con los Johnson, due?os del mayor conglomerado de productos de consumo que amasan cerca de 30.000 millones; con la familia Hearst, con 28.000 millones, los patronos de Est¨¦e Lauder, con 17.900 millones, o los Dorrance, que controlan el negocio de las sopas Campell y tienen un patrimonio de 17.100 millones. Hay otras familias menos conocidas, como los Sacklers o lo Butt.
El dinero de los herederos de los Mellon, los DuPont o los Rockefeller se reparte ahora entre cientos de entidades que sirven para dar continuidad al legado de sus ancestros. Son estructuras privadas, a las que es complicado seguir el rastro m¨¢s all¨¢ de las letras may¨²sculas que lucen los pabellones de museos y hospitales. David Rockefeller gestionaba todos los activos del clan, valorados en 11.000 millones.
Mucho antes de fallecer dijo que esperaba que la quinta y la sexta generaci¨®n del clan siguiera preservando el legando filantr¨®pico y activista que marc¨® su abuelo. Pero ninguno de ellos tendr¨¢ un patrimonio personal como el suyo, que se valor¨® en el momento de su muerte, el pasado lunes, en 3.300 millones, y dif¨ªcilmente podr¨¢n vivir con el mismo nivel que sus mayores tirando del trust familiar. En la tercera generaci¨®n eran los cinco nietos los que manejaban la fortuna familiar. Ahora los Rockefeller son 200 miembros con una visi¨®n diferente del mundo. El viejo dinero del petr¨®leo se usa ahora en la promoci¨®n de la agricultura sostenible, la lucha contra el cambio clim¨¢tico o el empoderamiento de la mujer. Es su manera de rebelarse contra lo que les dio la prosperidad.
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