Un ¡®Brexit¡¯ mortal

"?Que nos devuelvan nuestro pa¨ªs!¡±. El eslogan de la campa?a del Brexit se repet¨ªa hasta la saciedad hace apenas un a?o. Ahora puede que lo recuperen, aunque hecho pedazos porque el reino de su majestad nunca ha estado menos cohesionado. Es una iron¨ªa que Reino Unido, una de las uniones pol¨ªticas m¨¢s poderosas en la historia moderna, pueda romperse a consecuencia de las tensiones desatadas por su salida de la Uni¨®n Europea. En dos partes del pa¨ªs, Escocia e Irlanda del Norte, la mayor¨ªa vot¨® en contra del Brexit. En Inglaterra y Gales, otro tanto lo hizo a favor de romper el v¨ªnculo con la UE. As¨ª, pues, si Irlanda del Norte y Escocia quieren permanecer en la UE se ver¨¢n obligadas a abandonar Reino Unido.

Es otra iron¨ªa que cambios tan profundos tengan lugar bajo el mandato de Gobiernos tory, un partido cuyo nombre oficial ¡ªse remonta al siglo XIX¡ª es Conservative and Unionist (conservador y unionista). Los Gobiernos de David Cameron y Theresa May no han sido ni una cosa ni otra. Lejos de conservar la unidad nacional y asegurar la continuidad de su pol¨ªtica exterior, la estrategia temeraria de estos dos l¨ªderes tory ya amenaza los fundamentos hist¨®ricos de Reino Unido y, posiblemente, de su propio partido.

Cuando David Cameron convoc¨® un refer¨¦ndum sobre el Brexit no lo hizo por el inter¨¦s nacional, sino para resolver la brecha que hab¨ªa entre los euroesc¨¦pticos y los dem¨¢s en su propio partido. Lo cierto es que la jugada le ha salido mal, pues adem¨¢s de haber dividido Reino Unido es poco probable que cierre la brecha en el partido tory. Queda claro que los brit¨¢nicos han votado ¡ªpor una mayor¨ªa estrecha¡ª salir de la Uni¨®n Europea, pero no han dicho nada sobre los t¨¦rminos del Brexit. Es la se?ora May quien ha elegido interpretar el resultado como si los ciudadanos le diesen luz verde para un Brexit duro. Su prioridad es restringir los flujos migratorios de la UE a Reino Unido a costa del acceso al mercado ¨²nico de bienes y servicios brit¨¢nicos. E, igual que Cameron, la primera ministra no lo hace por el inter¨¦s nacional, sino para apaciguar la muy ruidosa ala euroesc¨¦ptica de su propio partido.

Cuando Cameron convoc¨® el refer¨¦ndum no lo hizo por el inter¨¦s nacional, sino para resolver la brecha entre euroesc¨¦pticos y el resto de su propio partido.

Tal vez es una t¨¢ctica que funcione a corto plazo, pero a largo plazo es una locura, como bien sabe May. ?Y por qu¨¦ sabemos que lo sabe? Porque durante la campa?a del refer¨¦ndum hizo un discurso excelente en el que detall¨® las razones por las que cre¨ªa que Reino Unido deb¨ªa permanecer dentro de la UE. Desde todos los puntos de vista ¡ªecon¨®mico, pol¨ªtico, hist¨®rico y cultural¡ª argument¨® que el pa¨ªs era m¨¢s fuerte dentro de la UE. En concreto, se?al¨® que esta es una herramienta clave en la lucha contra amenazas como el cambio clim¨¢tico y el terrorismo internacional. Ella sabe de lo que est¨¢ hablando o, al menos, lo sab¨ªa: fue la ministra del Interior con m¨¢s experiencia desde la II?Guerra Mundial, siendo responsable de la seguridad y de los servicios de inteligencia de Reino Unido. May ya ha roto con sus propias creencias y el discurso que hizo hace un a?o ya no vale para nada. Es una voltereta intelectual que deja a uno sin aliento.

Nada de todo esto era inevitable. El camino elegido por la premier har¨¢ da?o a Reino Unido sin cerrar las divisiones en el partido tory. Hace poco, May despidi¨® a un antiguo vice primer ministro, Michael Heseltine, oblig¨¢ndole a abandonar su papel como consejero del departamento de Comercio despu¨¦s de que hiciera un discurso muy a favor de la Uni¨®n Europea en la C¨¢mara de los Lores. La primera ministra ech¨® al viejo estadista por haber sido fiel a sus principios mientras ella traicionaba los suyos. Y Heseltine no ser¨¢ un caso aislado.

El enfrentamiento entre May y Heseltine indica la clara elecci¨®n de los diputados conservadores en el futuro. La columna vertebral del partido tory ¡ªsi todav¨ªa la tiene¡ª son los intereses comerciales de Reino Unido. La mayor¨ªa del grupo parlamentario hizo campa?a contra el Brexit y estos mismos diputados bien saben que un Brexit duro tendr¨¢ consecuencias muy negativas para la econom¨ªa brit¨¢nica y, por tanto, para sus intereses comerciales. Al final tendr¨¢n que romper con su partido o romper con sus intereses econ¨®micos. Ser¨¢ la iron¨ªa final de un proceso que podr¨ªa tener consecuencias mortales tanto para el Partido Conservador y Unionista como para Reino Unido.

David Mathieson es escritor. Entre 1996 y 2002 fue asesor de Robin Cook, ministro brit¨¢nico de Exteriores.