Ricardo Dar¨ªn, seductor indomable
SE ENCUENTRA SENTADO a la mesa de su restaurante favorito en Madrid. Un argentino. ¡°?Qu¨¦ tal, Rashid?¡±, saluda al encargado. ¡°Cada d¨ªa m¨¢s guapo, y con esas gafas ahora¡±. Las lentes de Rashid son de color naranja chill¨®n. Pero Ricardo Dar¨ªn no pregunta por preguntar. Conoce detalles de su vida, lugar de nacimiento, d¨®nde empez¨®, el d¨ªa que se gan¨® el ascenso. Le pide una ca?a. Unas empanadas y tambi¨¦n mollejas, ¡°para empezar¡±. El sol le cae al actor desde la izquierda. La ventana vierte a la plaza de Isabel II, un hormiguero de gente. ?l tiene rostro como de perro lobo. O de husky siberiano. Los ojos claros y audaces, pero amigables; las pupilas achicadas por el chorro de luz. Un rostro ancho y asilvestrado por la cabellera y la barba plateadas. Frunce el ce?o. Tambi¨¦n sonr¨ªe. Se emociona. Deja que la conversaci¨®n le lleve como quien sale a dar una vuelta sin rumbo. ¡°Nos fuimos de viaje¡±, dice cuando una cosa lleva a la otra y pierde el hilo. ¡°Me encanta irme de viaje¡±. Hablaba de las hormigas, y eso deriv¨® en un cuento de Julio Cort¨¢zar ¨C¡°Cort¨¢zar, buah, nos ponemos en pie¡±¨C, pero todo hab¨ªa comenzado en otro sitio: ¡°Yo creo que estamos medio dormidos¡±. Habla de la ciudadan¨ªa, ¡°en general¡±. Da un trago a la cerveza.
Estamos dormidos e hiperdomesticados. ?Hasta cu¨¢ndo vamos a seguir asistiendo con naturalidad a las aberraciones?¡±.
Escucharle es como o¨ªr hablar a uno de sus personajes. Te atrapa con su voz de lija, discurre como un hombre corriente, narra lo que ha vivido, confiesa sus contradicciones, se ilumina cuando toca su oficio. Su discurso, en ocasiones, se vuelve pol¨ªtico en el sentido c¨ªvico del t¨¦rmino. El del hombre de la calle, que ha atravesado dictaduras, juntas militares, colapsos econ¨®micos. A veces, cuando habla, parece que no fuera Dar¨ªn. Y se transforma, por ejemplo, en Sim¨®n, experto en demoliciones y explosivos al que la gr¨²a le ha levantado el coche y no encuentra forma de reclamar, de subsanar el error, de llegar a casa a tiempo para el cumplea?os de la hija. El arquetipo del argentino enojado, al que le falta una gota para que desborde el vaso. Bombita, el h¨¦roe de Relatos salvajes:
¨CEstamos medio dormidos. Cuando uno est¨¢ al tanto de los maltratos, las humillaciones, los atropellos, las postergaciones¡ Me pregunto: ?habr¨¢ sido siempre as¨ª? ?Hasta cu¨¢ndo vamos a seguir asistiendo con naturalidad a las aberraciones? ?Cu¨¢nta gente vamos a necesitar ver durmiendo en la calle para darnos cuenta de que algo no ha ido bien? Estamos hiperdomesticados. Llegamos a la conclusi¨®n: ¡°Bueeeno, esperaremos a que las cosas cambien; a que lo que nos prometen los se?ores de turno por las v¨ªas correctas se modifique¡±. Pero no parece que vayamos en esa direcci¨®n. Al contrario: de pronto un se?or absolutamente intolerante decide en el norte que ahora se va a cagar en tantos ciudadanos. No les ponemos cara y cuerpo a los n¨²meros. Y los n¨²meros son fr¨ªos. Algo se nos adormeci¨®. Y con todos los avances tecnol¨®gicos, en medicina, en ciencia, hay algo que me despierta curiosidad: la avidez del ser humano, sobre todo de quienes cortan el bacalao, por encontrar lugares para vivir fuera del planeta. Como si la especie ya supiera que est¨¢ haciendo mierda el h¨¢bitat y necesita otro.
Y ah¨ª comienza a hablar de las hormigas. A vista de p¨¢jaro, la carrera de Dar¨ªn se podr¨ªa medir en tiempos geol¨®gicos: tiene 60 a?os y lleva 58 y medio en los escenarios: sus padres, que eran actores, lo plantaron por primera vez en un plat¨® con a?o y medio. Su primer recuerdo transcurre en un estudio de radio junto a Norma Aleandro y Alfredo Alc¨®n. ?l recuerda sobre todo al operador de sonido, cacharreando para simular tormentas, pasos, portazos. Le tocaban un brazo para que entrara. ¡°Estaba siempre distra¨ªdo¡±.
El actor juega a menudo con las posibilidades descriptivas del binomio distra¨ªdo/atento. Una ¡°deformaci¨®n¡± anclada en sus d¨ªas de gato callejero. Para entenderlo, corresponde narrar antes un episodio dom¨¦stico: sus padres se separaron cuando ten¨ªa 12 a?os. Era v¨ªspera de Reyes, los progenitores discut¨ªan por la falta de recursos. Las peleas se hab¨ªan vuelto ¡°absurdas y horribles¡±. Su hermana y ¨¦l no dorm¨ªan, siempre a la expectativa. Hasta aquel d¨ªa. ¡°Me par¨¦ frente a mi padre y le dije: ¡®Creo que te ten¨¦s que separar¡¯. Me respondi¨®: ¡®?Est¨¢s seguro?¡¯. Yo le dije: ¡®S¨ª, no seas boludo¡¯. Fue muy contundente. Como ponerle un espejo. Cerr¨® la puerta y se fue¡±. Durante mucho tiempo arrastr¨® la cruz de haber sido quien los empuj¨® a separarse. Tambi¨¦n asocia la escena a otra cosa: ¡°A poner los cojones sobre la mesa¡±.
De pronto, en el restaurante, irrumpe un grupo con la algarab¨ªa de los reci¨¦n llegados. Dar¨ªn eleva la mirada: ¡°?No me lo creo!¡±. Natalia Verbeke, porte?a como ¨¦l, embarazad¨ªsima. Le dice: ¡°Toca, toca, que da suerte¡±. Y se lo lleva a saludar a la familia. Fueron compa?eros de reparto en El hijo de la novia (2001), candidata al Oscar a la mejor pel¨ªcu??la de habla no inglesa. La primera, porque Dar¨ªn ha protagonizado tres de las siete cintas argentinas nominadas en esta categor¨ªa. Repiti¨® (y lo gan¨®) con El secreto de sus ojos (2009). Y con Relatos salvajes hace un par de a?os.
Cuando regresa a la mesa, pregunta por d¨®nde iba. Hablaba de estar atento o distra¨ªdo: ¡°Cuando mis padres se separaron, me aferr¨¦ a la calle. Estaba todo el tiempo fuera. Y empec¨¦ a percibir c¨®mo funciona: no puedes permitirte estar distra¨ªdo. Has de estar atento a todo. Tener visi¨®n perif¨¦rica, 360, intentar saber qu¨¦ est¨¢ ocurriendo detr¨¢s de ti, no solo de frente¡±. Habla de su barrio, el Once: ¡°Es Bangkok. Un centro comercial copado por la colonia jud¨ªa, ahora por la coreana y china; la zona textil, donde se encuentran las grandes tiendas, con una enorme estaci¨®n de ¨®mnibus y ferrocarril. Y mucha movida. De todo tipo. Hab¨ªa gente fant¨¢stica, trabajadores, estudiantes. Y de todo lo dem¨¢s tambi¨¦n¡±.
Cuando el realizador Fabi¨¢n Bielinsky lo eligi¨® para Nueve reinas (2000), le propuso visitar lugares reales para impregnarse del ambiente y sus personajes. Dar¨ªn le respondi¨®: ¡°Crec¨ª en la calle, en el Once. Los conozco de memoria a todos. Puedo hacer la descripci¨®n de cada uno de ellos. S¨¦ c¨®mo son. C¨®mo funcionan¡±. H¨¦roes y villanos. Estafadores y estafados. La gente corriente. Su rostro, al final de Nueve reinas, cuando ha empezado el corralito y el banco no le deja cobrar un cheque, podr¨ªa ser el de toda Argentina: p¨¢lido, los ojos perdidos y un hilo de sangre corri¨¦ndole desde la frente.
¡°TIENE CONCENTRACI?N INSTANT?NEA. SUELE JODER HASTA EL SEGUNDO QUE ENTRA EN EL PLANO¡±, SEG?N EL DIRECTOR MART?N HODARA.
En la pel¨ªcula, el ayudante de direcci¨®n era Mart¨ªn Hodara, que parece un cometa en la vida de Dar¨ªn: vuelve cada 6, 7 o 10 a?os. Se conocieron en el rodaje de un anuncio en 1994. Coincidieron en Nueve reinas en 2000. Codirigieron La se?al en 2007 (la ¨²nica en la que el actor se ha colocado tras la c¨¢mara). Y Hodara lo dirige ahora en Nieve negra, una pel¨ªcula a medio camino entre la tragedia y el drama familiar, protagonizada junto a Leonardo Sbaraglia. En su tierra la han visto 680.000 espectadores, m¨¢s que La La Land. Se estrena en Espa?a el 12 de abril.
Dar¨ªn y Hodara son amigos gracias al tri¨¢ngulo con Bielinsky, fallecido en 2006. Quedan cada semana a ¡°intercambiar figuritas¡±, como dicen ellos: hablan de sus madres o sus hijos, de cine ¡°o de pelotudeces¡±; toman caf¨¦, se quedan en silencio viendo un partido de tenis. A ambos les apasiona este deporte. Lo de Dar¨ªn roza la fiebre. Juega aunque el bochorno azote Buenos Aires. ¡°Un poquitito, a pelotear¡±.
Cuando se conocieron, rodando aquel spot de 1994, Dar¨ªn ya hab¨ªa hecho y sido de todo en Argentina: ni?o actor, doblaje en dibujos, obras teatrales, piezas radiof¨®nicas, parte de un fen¨®meno parecido a los Beatles pero en versi¨®n interpretativa (¡°los galancitos¡±), novio de la vedette Susana Gim¨¦nez, docena y media de series de televisi¨®n, un disco con orquesta del que prefiere no hablar, bailado y cantado en musicales, y protagonizado un buen pu?ado de pel¨ªculas. Siempre, dice el actor, hubo alguien que lo agarr¨® de la mano, tir¨® de ¨¦l y lo elev¨® al siguiente escal¨®n. Una mezcla de talento, sudor y suerte. En aquella publicidad aparec¨ªa el actor con su esposa, Florencia Bas, y su hijo, Ricardo Chino Dar¨ªn, con cinco a?os. Precoz como el padre. Era Navidad y la familia feliz promocionaba una cadena de supermercados. ?l ya era un rostro popular. Pero a¨²n no hab¨ªa asomado el Dar¨ªn que conocemos hoy.
Para Mart¨ªn Hodara, Nueve reinas y El hijo de la novia marcan el antes y el despu¨¦s. ¡°Acompa?aron el boom del cine argentino a nivel local y en el resto del mundo¡±. A Dar¨ªn lo catapultaron al hiperespacio: desde entonces, ha rodado cerca de 30 pel¨ªculas. ¡°Es como un Robert de Niro¡±, define el director. ¡°Hasta cuando no te convence, siempre deja un detalle, algo excepcional¡±. Hodara asegura que el m¨¦todo Dar¨ªn es ¡°medio extra?o¡±: ¡°Tiene un poder de concentraci¨®n instant¨¢neo. Siempre est¨¢ jodiendo hasta el segundo en que entra en c¨¢mara. Suele tener un conocimiento del guion de principio a fin, de todos los personajes, una visi¨®n global de la historia. Tiene memoria de elefante¡±.
"CUANDO MIS PADRES SE SEPARARON, ME AFERR? A LA CALLE. ESTABA TODO EL TIEMPO FUERA. Y EMPEC? A PERCIBIR C?MO FUNCIONA".
En Nieve negra, la que acaban de rodar juntos, Dar¨ªn lo deten¨ªa a veces ¨C¡°Par¨¢, par¨¢¡±¨C y precisaba el texto de tal o cual personaje. En ella, el actor interpreta a un tipo hura?o y desgre?ado, perdido en una casa en los Andes. Es quiz¨¢ el papel de su carrera que menos palabras dice por minuto. M¨¢s que hablar, muerde. ¡°Bloqueado¡± y ¡°solidificado¡± son dos adjetivos con los que Dar¨ªn describe a este bruto. ¡°Me entusiasm¨® la oportunidad de interpretar un personaje con esa encarnadura¡±, dice. Lejos de su registro habitual. Tampoco pretende abrir una brecha. Se ve c¨®modo donde est¨¢: ¡°Lo m¨ªo da m¨¢s para el tipo com¨²n en una situaci¨®n extraordinaria¡±. Los bombitas, el burlador burlado, la larga lista de abogados que figuran en su curr¨ªculo.
Con la edad, tambi¨¦n le han ido llegado nuevos papeles: En Truman (2015), de Cesc Gay, interpret¨® a un hombre al que un d¨ªa le anuncian un c¨¢ncer fulminante. Javier C¨¢mara, su mejor amigo en el largometraje, sol¨ªa tomarle el pelo mientras rodaban: ¡°Estoy en primero de Dar¨ªn¡±. Como si fuera un maestro. ¡°?l solo acepta la verdad en la escena¡±, describe C¨¢mara. ¡°Juega mucho. Y no hay quien lo enga?e. Te desnuda con la mirada. Tiene conectado el radar todo el tiempo. Su instrumento es un Stradivarius. Posee un o¨ªdo perfecto. Y es la persona con la que afina la orquesta. Un tipo delicioso, seductor, uno de los mejores actores del mundo. Extraordinario y humilde, porque es consciente de que necesita a todo el equipo. Llegaba cantando al rodaje. Y todos lo celebraban¡±. C¨¢mara, que ¨²ltimamente ha trabajado con elencos internacionales de primera fila en las series Narcos y El joven Papa, explica que su colega posee aura de mito: ¡°Todos me preguntan por Dar¨ªn¡±.
Estos d¨ªas, salieron juntos a cenar y a bailar. ¡°?l conoce m¨¢s sitios que yo. Me descubre la vida madrile?a¡±, confiesa C¨¢mara. El argentino tiene casa junto a la Plaza Mayor. Y en ella guarda hasta equipo de tenis, s¨ªntoma de que lo siente cercano a su hogar. Nunca ha pasado m¨¢s de seis meses seguidos en el pa¨ªs, pero lo han nominado cuatro veces al Goya. Se lo llev¨® por Truman.
¡°POSEE UN INSTRUMENTO AFINAD?SIMO. UN STRADIVARIUS. ES EL VIOL?N CON EL QUE AFINA EL RESTO DE LA ORQUESTA¡±, DICE JAVIER C?MARA.
Quien s¨ª vive ahora en la ciudad es su hijo: Chino, de 28 a?os, ha rodado con Fernando Trueba La reina de Espa?a y protagonizado la serie La embajada para Antena 3. Sale con una actriz espa?ola, ?rsula Corber¨®. Y en el restaurante, Dar¨ªn cuenta el plan de esta noche: ¡°Vamos a la presentaci¨®n de un cap¨ªtulo que acaba de rodar ?rsula con David Trueba¡±. Desde Buenos Aires, se ha venido con su esposa y su hija Clara, dise?adora de moda, para pasar unos d¨ªas en familia y sin agenda. Quiz¨¢ visiten Portugal. Quieren acompa?ar a su hijo: ¡°Est¨¢ haciendo una dieta estricta. Nos tiene preocupados, se lo est¨¢ tomando muy en serio. Es un espectro que camina¡±. En su pr¨®ximo papel, Chino se mete en la piel del uruguayo Eleuterio Fern¨¢ndez Huidobro en sus d¨ªas de guerrillero tupamaro junto a Jos¨¦ Mujica (Antonio de la Torre).
Dar¨ªn tampoco ha comido demasiado, va por la segunda cerveza, y el humo de su cigarrillo se pierde en la tarde. ¡°No s¨¦, es nuevo¡±, reflexiona sobre el relevo generacional. ¡°Pero me cae bien, no me cae mal. En mi condici¨®n, uno ya est¨¢ un poco harto de s¨ª mismo. Se agradece que desaparezca la presi¨®n medi¨¢tica. Y que tenga reconocimiento por su trabajo. A ¨¦l lo veo enfocado. Lo veo que se preocupa. Que est¨¢ atento, no distra¨ªdo¡±. Luego a?ade que lo mejor que podemos hacer por los hijos es darles herramientas y asumir que el d¨ªa en que te necesiten no estar¨¢s all¨ª para ayudarlos: ¡°La calle es brava. Es una jungla¡±.
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