La ruta del barroco andino
E L VIAJERO que llega a Cuzco suele tener como prioridad visitar Machu Picchu y otros enclaves incaicos como Pisac, Ollantaytambo y Sacsayhuam¨¢n. Sin embargo, existen otros itinerarios menos conocidos e igualmente fascinantes que, sin salir del ¨¢rea de Cuzco, le ofrecen al visitante la posibilidad de comprender la historia social y cultural de Per¨². Los puntos de partida podr¨ªan ser el Museo Hilario Mend¨ªvil o el taller del maestro Vidal Rojas (ambos en el barrio artesano de San Blas), la catedral de Cuzco y la iglesia de La Compa?¨ªa, o cualquiera de los centros que poseen lienzos del pintor Diego Quispe Tito (1611-1681), pues si alguien quisiera conocer el proceso de mestizaje cultural operado en los Andes, disfrutar¨¢ recorriendo la Ruta del Barroco Andino a trav¨¦s de Huaro, Andahuaylillas y Canincunca, entre otros lugares alejados de los cl¨¢sicos circuitos cuzque?os como Urcos, Acomayo, Tinta y Checacupe.
En estas parroquias resplandecen los frescos y murales, como Catecismos ilustrados de la contrarreforma.
A mediados del siglo XVI dos j¨®venes cuzque?os arribaron a Espa?a. Uno de ellos ¨Cel Inca Garcilaso de la Vega¨C se avecind¨® en Montilla y se convirti¨® en el primer escritor americano; el segundo regres¨® a Cuzco tras formarse como pintor en Andaluc¨ªa, mas tuvo que competir con los primeros artistas europeos que fueron al virreinato peruano y de su obra pl¨¢stica no ha quedado nada. Con todo, Pedro Sant¨¢ngel de Florencia (circa 1540-circa 1590) ¨Chijo de una india noble y un conquistador italiano judeoconverso¨C fue el primer pintor mestizo de Cuzco y no ser¨ªa descabellado suponer que buena parte de su trabajo se concentrara en las poblaciones que hoy forman parte de la Ruta del Barroco Andino y cuyo origen fueron las reducciones o pueblos de indios construidos a partir de 1570.
Andahuaylillas se encuentra a unos 45 kil¨®metros de Cuzco y su iglesia mayor atesora lienzos y pinturas murales que narran la historia sagrada y explican los dogmas a trav¨¦s de im¨¢genes, siguiendo la pol¨ªtica de evangelizaci¨®n visual que estableci¨® el Concilio de Trento. Huaro es otro de los puntos esenciales de la ruta, con el aliciente de que conocemos el nombre del artista cuzque?o que pint¨® los fastuosos murales de Las postrimer¨ªas. Se trata de Tadeo Escalante (hacia 1770-hacia 1840), un pintor que tuvo que trabajar bajo la represi¨®n desatada por la gran rebeli¨®n de T¨²pac Amaru II y que pobl¨® los muros de los molinos de Acomayo con escenas del G¨¦nesis y del origen de los incas. En Urcos, Canincunca, Tinta, Checacupe y otras parroquias, advertimos el mismo esplendor de frescos y murales, esos catecismos ilustrados que la Contrarreforma despleg¨® en los Andes como un power point barroco.
Un p¨¢rroco de andahuaylillas compuso la primera obra polif¨®nica de am¨¦rica escrita en quechua.
El s¨ªmil digital es un hallazgo del jesuita Carlos Silva, p¨¢rroco de Huaro, Andahuaylillas, Canincunca y otros pueblos de la zona, quien se siente un privilegiado por ejercer su ministerio en aquellos santuarios art¨ªsticos y culturales. Carlos sabe que cada cent¨ªmetro cuadrado de los muros de sus templos forma parte de una compleja cartograf¨ªa barroca y as¨ª exhorta al visitante a contemplar la policrom¨ªa estrellada de cada una de sus iglesias, porque se trata de genuinas representaciones cosmol¨®gicas de la b¨®veda celeste, esa esfera que al girar produc¨ªa m¨²sica y que la teolog¨ªa barroca asoci¨® a los coros celestiales. Precisamente, uno de los primeros p¨¢rrocos de Andahuaylillas ¨CJuan P¨¦rez Bocanegra¨C no solo encarg¨® los murales y los lienzos de la iglesia, sino que adem¨¢s compuso el Hanaq pachap kusikuynin, primera obra polif¨®nica de Am¨¦rica escrita ¨ªntegramente en quechua e incluida en su manual Ritual formulario e instituci¨®n de curas (1631). Hoy es habitual que agrupaciones corales de Roma, Viena o Par¨ªs incluyan el Hanaq pachap kusikuynin en su repertorio, pero en Andahuaylillas uno se conmueve imaginando que el ¨®rgano, las pinturas y los majestuosos pisonayes (un tipo de ¨¢rbol andino) que rodean la plaza ya estaban all¨ª cuando el Hanaq pachap kusikuynin se cant¨® por primera vez.
En Huaro destaca de manera especial el mural de Las penas del infierno, pintado por Tadeo Escalante mientras romp¨ªa el siglo XIX. Se trata de una de las representaciones esenciales de la Contrarreforma y al mismo tiempo de un motivo de larga trayectoria en la historia de la pintura cuzque?a. El jesuita italiano Bernardo Bitti (1548-1610) pint¨® la escena infernal primaria entre 1593 y 1595 y, aunque hoy est¨¢ perdida, influy¨® sobre todas las representaciones posteriores, ya que en 1675 Diego Quispe Tito pint¨® un Juicio final cuya impronta es plausible en Las penas del infierno, de Tadeo Escalante. A lo largo del siglo XVIII se pintaron numerosos lienzos con la misma iconograf¨ªa, como pudimos apreciar en el Centro de Restauraci¨®n de Tip¨®n, donde los especialistas cuzque?os restauraban una tela que mostraba un infierno a caballo entre el de Quispe Tito y el de Tadeo Escalante. La escritora cuzque?a Karina Pacheco Medrano fue quien gestion¨® nuestra visita a los talleres de conservaci¨®n de pintura y escultura m¨¢s sofisticados de Am¨¦rica del Sur.
El Centro de Restauraci¨®n de Tip¨®n pertenece al Ministerio de Cultura de Per¨² y sus instalaciones se encuentran en la antigua casa hacienda del marqu¨¦s de Valleumbroso. Ah¨ª es posible comprobar c¨®mo la pasta de maguey que utilizaron los escultores cuzque?os coloniales sigue siendo la materia prima de imagineros contempor¨¢neos como el maestro Vidal Rojas, ¨²ltimo miembro de una familia de artesanos que ha modelado las m¨¢scaras de los danzantes de todas las comunidades de Cuzco, Apur¨ªmac y Puno, con las mismas t¨¦cnicas de los estatuarios ind¨ªgenas de los siglos XVI y XVII. Y pensar que los hijos del maestro Rojas quiz¨¢ cierren el taller que ha permitido que varias generaciones de cuzque?os enmascarados bailen desvariados.
El inter¨¦s por la pintura colonial cuzque?a vive en la actualidad un momento de esplendor.
?Por qu¨¦ los m¨¢s j¨®venes de esos linajes de artistas abandonan el trabajo que tanto ha prestigiado a sus familias durante d¨¦cadas? El jesuita Carlos Silva lo tiene clar¨ªsimo: porque de nada sirve que Cuzco sea un emporio tur¨ªstico si eso no vale para reducir las desigualdades y acabar con la miseria. De ah¨ª que la Ruta del Barroco sea gestionada por una asociaci¨®n ¨CSEMPA¨C que invierte sus recursos en bibliotecas, talleres infantiles, conciliaci¨®n familiar, defensa de la mujer y comedores populares. Sin esos fundamentos esenciales, los pobladores de Huaro, Canincunca o Andahuaylillas no estar¨ªan en condiciones de valorar su inmensa riqueza patrimonial. Por eso el sue?o de Carlos Silva ser¨ªa crear para la Ruta del Barroco una gran comunidad art¨ªstica de lutieres, pintores, m¨²sicos, artesanos y un coro que le recuerde al mundo el origen del Hanaq pachap kusikuynin.
El inter¨¦s por la pintura colonial cuzque?a vive un momento de esplendor, como lo demuestra la gran exposici¨®n que le ha dedicado el Museo de Arte de Lima (MALI) ¨Ccomisariada por Luis Eduardo Wuffarden y Ricardo Kusunoki¨C, donde por primera vez se ha procurado mostrar la continuidad de aquella singular expresi¨®n pl¨¢stica andina, desde el siglo XVI hasta nuestros d¨ªas, porque la vieja capital de los incas fue una encrucijada art¨ªstica donde los ¨²ltimos manieristas italianos le ense?aron a los indios a copiar los paisajes de las estampas flamencas, mientras el cuzque?o Pedro Sant¨¢ngel reproduc¨ªa por los pueblos de los alrededores de Cuzco las iconograf¨ªas que hab¨ªa contemplado en los talleres andaluces. Durante a?os se crey¨® que Sant¨¢ngel era italiano, pero Wuffarden y Kusunoki han demostrado que fue un mestizo cuzque?o, abriendo as¨ª una l¨ªnea extraordinaria para la investigaci¨®n por archivos de Per¨² y Espa?a.
En realidad, todos los caminos del Barroco tambi¨¦n conducen a Cuzco, porque en este 2017 que Sevilla recuerda a Bartolom¨¦ Esteban Murillo, en el MALI se exhibe un lienzo del maestro sevillano y en Andahuaylillas se conserva una Asunci¨®n de la Virgen pintada en el taller de Murillo. Una Virgen sevillana que sube al cielo estrellado de Cuzco, porque Hanaq pachap kusikuynin significa alegr¨ªa del cielo, como las b¨®vedas floridas de los artesonados de Huaro, Cunicunca y Andahuaylillas, irisadas de galaxias.
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