La nueva globalizaci¨®n china
Pek¨ªn impulsa un modelo inclusivo que d¨¦ respuesta a los retos de la econom¨ªa mundial
Cuando China ingres¨® en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (2001), muchos anticiparon negros presagios sobre la estabilidad de su econom¨ªa y la preservaci¨®n de su soberan¨ªa. En 2009, sin embargo, a contrapelo de los m¨¢s aciagos pron¨®sticos, se convirti¨® en la primera potencia exportadora del mundo y su crecimiento continuo la consolid¨® como la segunda econom¨ªa del planeta. Con ese balance, China no puede estar descontenta con la globalizaci¨®n. No es de extra?ar, por tanto, que en el Foro de Davos de este a?o Xi Jinping se mostrara como abanderado de dicho proceso, destacando los enormes beneficios que ha supuesto para la humanidad en conjunto.
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La visi¨®n china de la globalizaci¨®n, compartida por muchos otros pa¨ªses en desarrollo, parte de la idea de que facilit¨® la modificaci¨®n, lenta pero progresiva, de los equilibrios mundiales. Si la revoluci¨®n industrial catapult¨® a Europa occidental y EE?UU hacia el epicentro del sistema internacional, la globalizaci¨®n va camino de operar el necesario reequilibrio planetario. Si en Occidente dicho proceso se ha vuelto impopular, en buena medida como resultado de la disparidad causada en materia de distribuci¨®n de la riqueza, en Asia ¡ªde Vietnam a India o Filipinas¡ª la percepci¨®n es otra.
El a?o pasado, China creci¨® un 6,7%, su nivel m¨¢s bajo en los ¨²ltimos 26 a?os, pero aun as¨ª eclips¨® a otras grandes econom¨ªas. Su contribuci¨®n al crecimiento econ¨®mico mundial fue del 33,2%. Tambi¨¦n en 2016 increment¨® la inversi¨®n exterior directa no financiera en un 44,1% llegando hasta los 170.110 millones de d¨®lares. Las empresas chinas invirtieron en casi 8.000 firmas extranjeras de 164 pa¨ªses y regiones. China es el mayor socio comercial de 120 econom¨ªas.
Ahora que en las econom¨ªas desarrolladas surgen voces a favor de acotar y hasta desandar el camino, China reivindica una globalizaci¨®n inclusiva asoci¨¢ndola a un nuevo modelo de cooperaci¨®n internacional que introduce mecanismos correctores en el proyecto liderado hasta hoy por Occidente. Pero ?tiene cr¨¦dito en ese campo? Los desequilibrios y desigualdades internas ensombrecen su propio sistema y constituyen uno de los problemas m¨¢s agudos de su transici¨®n. No obstante, todo apunta a que el cambio en curso en el modelo de desarrollo puede ayudar a afrontar con relativo ¨¦xito esos desaf¨ªos.
?Es una estrategia para destronar a EE UU y dictar un nuevo orden mundial que responda al traspaso de poder de Occidente a Oriente?
Igualmente, cuando China condena el proteccionismo en auge en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, ?qu¨¦ pasa con tantas medidas proteccionistas que mantiene vigentes en su legislaci¨®n interna? En las sesiones parlamentarias de este marzo, Xi anunci¨® avances importantes en la apertura al exterior, desde una ventanilla ¨²nica para el comercio internacional hasta la creaci¨®n de casi una nueva docena de zonas de libre comercio. Se preparan medidas de apertura ¡°sin precedentes¡±, dijo. Veremos.
Esa traducci¨®n interna del compromiso que enarbolan las autoridades chinas con la globalizaci¨®n es indispensable para ganar credibilidad ante terceros. Y sin duda, tambi¨¦n lo es para realizar con holgura la compleja reestructuraci¨®n industrial del pa¨ªs.
Sea como fuere, China ganar¨¢ mayor influencia a partir de ahora en el dise?o de la globalizaci¨®n que, en consecuencia, incorporar¨¢ nuevos matices. El modelo que impulsa Pek¨ªn, por ejemplo, no hace tanta causa de la apertura del mercado como m¨¢xima mayor e insoslayable. Tampoco trata de erosionar la soberan¨ªa del Estado ni su papel como garante de la estabilidad y orientador primordial de la econom¨ªa. Propone, por el contrario, poner el acento en la infraestructura, la inversi¨®n y el desarrollo en vez de privilegiar el comercio y en todo ello habr¨¢ mucho espacio para lo p¨²blico. A esa idea responden las nuevas rutas de la seda. Desde su lanzamiento en 2013, China invirti¨® m¨¢s de 50.000 millones de d¨®lares en el proyecto, que cuenta con el respaldo de m¨¢s de 100 pa¨ªses y organizaciones internacionales, y que complementa con varios corredores econ¨®micos terrestres y mar¨ªtimos.
Concebido para preservar la tendencia general de la globalizaci¨®n econ¨®mica que tanto le ha beneficiado, el aporte chino sugiere una nueva etapa en dicho proceso en el que podr¨ªa abrir importantes huecos al creciente peso de los pa¨ªses en desarrollo en el PIB global. ?Se trata de una estrategia para destronar a EE?UU y dictar un nuevo orden mundial que responda al traspaso de poder de Occidente a Oriente? Su situaci¨®n interna desaconseja cualquier veleidad hegem¨®nica. Tiene a¨²n un largo trecho que recorrer. Asumir¨¢ mayores responsabilidades globales, pero con m¨¢s estrategias para complementar que para suplir.
Xulio R¨ªos es director del Observatorio de la Pol¨ªtica China.
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