Stalin/Putin: la raz¨®n de la fuerza
El l¨ªder ruso defiende sus intereses estrat¨¦gicos en el conflicto de Armenia y Azerbaiy¨¢n
El neodem¨®crata Evgenii Ambarzumov acu?¨® en 1992 la expresi¨®n "el c¨ªrculo pr¨®ximo" para designar a los nuevos Estados que acaban de independizarse con el desplome sovi¨¦tico: el reconocimiento de los mismos no deb¨ªa oponerse a la defensa de los intereses de Rusia en el espacio de la antigua URSS. Surgi¨® as¨ª una voluntad hegem¨®nica en quienes hab¨ªan lamentado su hundimiento, entre ellos un desconocido, Vlad¨ªmir Putin. La primera ocasi¨®n lleg¨® en 1992, con la guerra que separ¨® de hecho al territorio rus¨®fono, Transnistria, de Moldavia. M¨¢s grave a¨²n fue en 1993 una nueva contienda de secesi¨®n, de Abjazia contra Georgia: Rusia intervino mediante una "guerra no declarada" (Shevernadze). Salvo en un reducto oriental, suprimido por las tropas rusas en 2008, la Abjazia independiente/rusa hizo limpieza ¨¦tnica de georgianos, antes un 40% de la poblaci¨®n. Rusia recuperaba dos eslabones perdidos.
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Con la llegada a la presidencia de Putin, este irredentismo inspir¨® una pol¨ªtica exterior basada en los criterios que Stalin formulara en 1937 ante Dimitrov. El primero: la consolidaci¨®n bajo la URSS del expansionismo de los zares "llegando hasta Kamtchaka". Un imperialismo proletario que hab¨ªa de desplegarse manu militari, ignorando toda consideraci¨®n jur¨ªdica. Aqu¨ª, Finlandia 1939 enlaza con Hungr¨ªa 1956, Praga 1968 y Crimea 2014. Desde los a?os de la Tercera Internacional, sus complementos fueron el espionaje y la infiltraci¨®n. A veces dando lugar a falsas inculpaciones, como la de Negr¨ªn en nuestra guerra, otras alternando ¨¦xitos con fracasos, como en la infiltraci¨®n del PCE en medios socialistas -Sempr¨²n y la ASU- bajo el franquismo.
A mayor escala, la infiltraci¨®n culmin¨® cuando la RDA hizo en los setenta de su esp¨ªa Gunter Guillaume el asesor de Willy Brandt para la pol¨ªtica de acercamiento entre las dos Alemanias. De ser confirmados sospechas e indicios, la super¨® la labor de desprestigio de Hillary y de apoyo a Trump en las recientes elecciones: Clinton hab¨ªa comparado la l¨®gica depredadora de Putin con la de Hitler en los a?os treinta. Un expansionismo por todo medio y a toda costa, que Ucrania tuvo que sufrir, primero con la amputaci¨®n de Crimea, luego con la de Donets y Lugansk. Y que por afirmarse no renuncia hoy a amparar el crimen contra la humanidad en Siria.
Sin perspectivas de paz estable, Karabaj intenta ahora la organizaci¨®n de la democracia a la sombra de Armenia
Stalin apunt¨® un segundo criterio: el Estado socialista dise?¨® sus componentes de manera que ninguno pueda subsistir aislado o sin conflictos irresolubles. A la ¨¦tnicamente rumana Moldavia le fue sumada Transnistria; de Georgia formaron parte Abjazia y Sud-Osetia, f¨¢cilmente desgajables. Bast¨® aqu¨ª una entrega masiva de pasaportes rusos para en 2008 justificar la guerra sin anuncio previo contra Georgia. Hoy los turistas rusos se pasean por Georgia sin visados y los georgianos no pueden entrar en partes de su territorio legal. Y de Uni¨®n Europea, nada.
La obra de arte de Stalin fue alcanzada al dividir en 1921 la Armenia propia del Alto Karabaj, enclave separado de ella por un corredor e incluida en la Rep¨²blica Socialista de Azerbaiy¨¢n. Con una clara mayor¨ªa armenia, al aproximarse la crisis de la URSS, Karabaj reivindic¨® su incorporaci¨®n a la Rep¨²blica de Armenia en febrero de 1988, teniendo como respuesta un pogromo de tres d¨ªas contra los pobladores armenios en Sumga?t (periferia de la capital azer¨ª), cuya barbarie provoc¨® horror, incluso p¨¦rdidas de conocimiento, en los soldados rusos que llegaron para sofocarlo, dada la inacci¨®n de Bak¨²: asesinatos, incendios, pillaje, violaciones, senos cortados, decapitaciones, una joven despellejada. La fuente es segura: actas del Politbur¨® del Partido sovi¨¦tico. Siguieron en 1991 las dos declaraciones de independencia, la de Azerbaiy¨¢n y la de Karabaj, y en 1992 la guerra, que acab¨® con derrota azer¨ª. Karabaj independiente, pero solo de facto, qued¨® unido territorialmente a Armenia, incorporando un extenso espacio al sudeste, aunque vulnerable en centro y norte por entrantes azer¨ªes.
El alto el fuego cedi¨® paso a una guerra latente, la cual estall¨® en abril de 2016 al ser lanzada una ofensiva sorpresa azer¨ª finalmente rechazada, registr¨¢ndose nuevos actos de barbarie. La violencia en la guerra de los noventa, con el bombardeo sobre la poblaci¨®n civil en la capital armenia de Karabaj y la acusaci¨®n azer¨ª de crimen de guerra armenio al tomar Joyali, hab¨ªa sido el tel¨®n de fondo de una huida general de los respectivos grupos ¨¦tnicos de Bak¨² y de Karabaj. Sin perspectivas de paz estable, Karabaj intenta ahora la organizaci¨®n de la democracia a la sombra de Armenia, mientras en Azerbaiy¨¢n, con muchos mayores medios, la dictadura din¨¢stica de los Aliyev, busca revancha. Putin vende armas a unos y otros, si bien aqu¨ª sus intereses estrat¨¦gicos intervienen en favor de una supervivencia armenia. El legado de Stalin es nuevamente la tragedia.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica.
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