Disparen al humorista
Estaba en la presentaci¨®n del libro 'Disparen al humorista', de Dar¨ªo Adanti, cuando sali¨® el caso de Cassandra Vera. ?C¨®mo era posible que se condenara a esa persona por unos ¡°chistes¡± publicados en Twitter?
Estaba en la presentaci¨®n del libro Disparen al humorista, de Dar¨ªo Adanti, muy bien presentado por Marta Fern¨¢ndez y Francisco Nixon. Argumentaban ellos ¡ªy Dar¨ªo asent¨ªa en silencio¡ª que el humor es ficci¨®n y, por lo tanto, no debe tener l¨ªmites. Sali¨® el caso de Cassandra Vera, expresaron ¡ªlos conductores del acto¡ª su indignaci¨®n. ?C¨®mo era posible que se condenara a esa persona por unos ¡°chistes¡± publicados en Twitter? Dar¨ªo se encog¨ªa de hombros, re¨ªa perplejo; era una verg¨¹enza, desde luego. Todos est¨¢bamos de acuerdo. Pero entonces, como pose¨ªdo por un ente extra?o, transmutado en un neocon febril ¡ªcon el labio perlado¡ª, levant¨¦ la mano y de mi boca brotaron frases como: ¡°El humor se basa en la complicidad, las bromas que se hacen en privado no deben hacerse en el ¨¢mbito p¨²blico; la gente debe responsabilizarse de sus chistes en Twitter; es mejor no publicar ciertas cosas si se pueden malinterpretar; uno de los problemas de la sociedad occidental es la vanidad y la falta de pudor; todos los jers¨¦is hacen bolas; el humor solo lo pueden practicar los profesionales y no los diletantes; lo que come el mulo caga el culo¡±.
?Yo no sab¨ªa que me hab¨ªa pasado! Pero se mont¨® una buena zapatiesta: se mesaron barbas; se rasgaron vestiduras; me tiraron alg¨²n mocas¨ªn¡ de todo pas¨®. Busqu¨¦ con la mirada a Dar¨ªo; negaba con la cabeza hier¨¢tico, entonces me fij¨¦ en mis sobacos, de ellos salieron volando sendos periquitos¡ En ese momento me despert¨¦ sudando y gritando. Hab¨ªa sido todo un sue?o¡ por supuesto, en la realidad Dar¨ªo ¡ªen su calidad de bonaerense¡ª no hubiera dejado hablar a nadie.
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