Cuando los ind¨ªgenas bribris se cansaron de ser estafados
Una asociaci¨®n de 950 peque?os productores lidera en Costa Rica la exportaci¨®n de cacao org¨¢nico, sin jefes, ni intermediarios, bajo los principios del Comercio Justo
Bebe pens¨® que lo lograr¨ªa y as¨ª ocurri¨® en pocos d¨ªas. Necesit¨® perseverancia, mucha concentraci¨®n y atender los consejos de los m¨¢s veteranos. Bebe es como llaman aqu¨ª a Beberly L¨®pez, una joven de 31 a?os que hace cinco trabaja en la planta de la Asociaci¨®n de Peque?os Productores de Talamanca (Appta), en el sureste de Costa Rica. En este lugar aprendi¨® a injertar plantas de cacao y a procesar el banano, luego de pelarlo a ritmo trepidante.
¡°Actualmente pelo 50 bananos por minuto¡±, cuenta sin regodeo y con el rostro serio e inmutable. Al mismo ritmo, Bebe lic¨²a las frutas hasta volverlas pulpa, enseguida la envasa y empaqueta. Luego, deposita las cajas en un contenedor que funciona como una gran c¨¢mara refrigeradora, que se marchar¨¢ al puerto caribe?o local, Lim¨®n, y luego a Suiza, siempre congelado.
Casi a la par de Beberly, la organizaci¨®n Appta naci¨® hace 30 a?os, cuando peque?os productores locales, el 94% ind¨ªgenas bribri o cabecar, decidieron reunirse para vender sus propias cosechas sin la intermediaci¨®n de compradores abusivos, cansados de estafas y tomaduras de pelo. La idea cristaliz¨® en una asociaci¨®n de productores, al tiempo socios sin patrones.
¡°Todo empez¨® como un sue?o y hoy somos la organizaci¨®n de productos org¨¢nicos m¨¢s grande del pa¨ªs. Fuimos la primera en obtener la certificaci¨®n de Comercio Justo en Costa Rica¡±, explica Juanita Baltodano, de 56 a?os. Como socia fundadora, Juanita estuvo al frente de la junta directiva de la asociaci¨®n durante m¨¢s de una d¨¦cada y actualmente es presidenta de Cooperativas sin Fronteras, dedicada a la promoci¨®n del comercio justo de productos org¨¢nicos de varias organizaciones en Am¨¦rica Latina.
Aquellos fundadores tomaron lo mejor de la tradici¨®n bribri para llevar adelante la asociaci¨®n que re¨²ne actualmente a 950 productores ind¨ªgenas. Primero, se basan en el cuidado de la biodiversidad que habitan. Adem¨¢s, las mujeres tienen un protagonismo que no se cuestiona, porque la cultura bribri es matrilineal: la madre es quien hereda y entrega la tierra. Otro rasgo distintivo es su forma rotativa de trabajo, conocida como ¡°paso de mano¡±, mediante la cual un grupo de productores participa en los cultivos de todos los vecinos.
Recuerda Juanita que tiempo atr¨¢s aquellas ceremonias inici¨¢ticas de limpieza y siembra se llamaban chichadas, por la bebida alcoh¨®lica proveniente del ma¨ªz que los hombres sol¨ªan beber durante la jornada de trabajo colectivo. ¡°Hoy la llamamos ¡®chichada sin chicha¡¯, porque lo que menos queremos es que se embriaguen¡±, dice.
Destaca asimismo el alto grado de participaci¨®n de las mujeres, que no excluye a los hombres, tanto en la cadena productiva como en la toma de decisiones, y c¨®mo esto ha roto paradigmas dentro y fuera de la zona. ¡°Cuando vas a las reuniones en la comunidad, el 60% son mujeres. Adem¨¢s, el 37% de las productoras son jefas de hogar. En la junta directiva siempre hay m¨¢s mujeres que hombres y los puestos m¨¢s significativos siempre los hemos ocupado nosotras¡±, indica Juanita.
En el vivero de las instalaciones de la asociaci¨®n, en el pueblo Bribri, Bebe trabaja con sus compa?eros produciendo injertos de los que nacen brotes de cacao resistentes a la monilia, un hongo que se convirti¨® en plaga y arruin¨® plantaciones enteras en el siglo pasado. Tampoco el banano y el pl¨¢tano estuvieron a salvo de enfermedades devastadoras, ahuyentando a las grandes compa?¨ªas extranjeras que abandonaron definitivamente estas tierras.
¡°Estamos en una de las regiones donde la explotaci¨®n m¨¢s cruda ha sido hist¨®rica. A fines del siglo XIX aqu¨ª se sembr¨® pl¨¢tano. Se estableci¨® una l¨ªnea para trenes desde el puerto del Lim¨®n hasta la capital, San Jos¨¦, por la United Fruit Company¡±, recuerda el actual gerente de Appta, Walter Rodr¨ªguez. A cambio, asegura, la compa?¨ªa recibi¨® miles de hect¨¢reas, para cultivar pl¨¢tanos y exportar las frutas enteras.
¡°La situaci¨®n del trabajador era tan terrible que para la compa?¨ªa bananera val¨ªa m¨¢s la vida de una mula que la de un ind¨ªgena o campesino. Los trabajadores mor¨ªan a diario por picaduras de serpiente o por malaria. Por eso la primera gran huelga bananera de Am¨¦rica Latina se dio aqu¨ª, en 1934. Reclamaban medicamentos y que se les pagara en efectivo, porque recib¨ªan cupones de canje por comida de la propia compa?¨ªa bananera¡±, explica.
Durante y despu¨¦s de la presencia de la compa?¨ªa extranjera, el maltrato fue una constante en estas tierras, hasta que los nativos consiguieron la promulgaci¨®n de la ley ind¨ªgena en 1977.
Esta norma busca proteger y evitar la usurpaci¨®n y venta de los territorios de las diferentes etnias que viven en el pa¨ªs, entre ellas las cerca de 10.000 personas que conforman el pueblo bribri. Por esta ley, la Talamanca Bribri es hoy un territorio pac¨ªfico, pero no as¨ª Salitre (centro sur del pa¨ªs), donde los bribris libran una batalla legal para terminar con la usurpaci¨®n de sus tierras por parte de finqueros blancos o mestizos, como los nombran aqu¨ª.
Este largo historial explica en parte por qu¨¦ los productores de Appta se encuentran en comunidades tan aisladas, a kil¨®metros del r¨ªo Sixaola y sus afluentes, en tierras monta?osas cubiertas de bosques tropicales que albergan una biodiversidad inmensurable. Hugo Vald¨¦s, asesor de Cooperativas sin Fronteras, define a la zona como el para¨ªso de los tres pisos.
El primero, a nivel del suelo, est¨¢ cubierto de hojas y plantas rastreras; le siguen los ¨¢rboles frutales que son de mediano tama?o y crecen al abrigo de otros que les entregan sombra; por ¨²ltimo est¨¢n los ¨¢rboles mayores, de 40 o 50 metros de altura, reliquias de 200 o 300 a?os. ¡°La riqueza natural de este lugar ha desaparecido pr¨¢cticamente en todo el planeta. Aqu¨ª han venido productores de la Amazonia y han dicho, entre la admiraci¨®n y la congoja, que as¨ª eran sus bosques tropicales hace 50 a?os¡±, se?ala Vald¨¦s.
Aquilino Salinas, presidente de Appta, lleva sus 43 a?os viviendo en la espesura del bosque tropical, que conoce y pisa con el respeto natural que le infunde la tierra que ama. All¨ª est¨¢ la palma con la que ha construido el techo de su hogar; entre los claros del bosque se yergue majestuoso el maderero laurel; medio escondidos est¨¢n por all¨ª los venerados cacaos, distinguidos por sus mazorcas, frutos gruesos y pesados, as¨ª como el aguacate, respetado fruto de estas tierras.
¡°Huela¡±, dice Aquilino. Es la brisa que llega desde el r¨ªo arrastrando el aroma de la guayaba, la m¨¢s perfumada y embriagadora de todas las frutas que crecen por aqu¨ª.
Esta tradici¨®n cuida nuestra madre tierra porque nuestras plantaciones crecen sin ning¨²n qu¨ªmico artificial C¨¢ndida Salazar, productora
Nuestro gu¨ªa narra el esfuerzo con que los socios de Appta trasladan sus productos, recorriendo kil¨®metros de caminos sinuosos de piedra y laja desquebrajada, con los frutos al hombro, en mula o ¡ªcon suerte¡ª en tractores. As¨ª llegan al r¨ªo m¨¢s cercano, cargan los bananos o el cacao en la canoa, lo atraviesan, y son recogidos del otro lado por el cami¨®n de Appta para trasladarlo a la planta donde se fermenta y seca el cacao y procesa el banano.
?Qu¨¦ ser¨ªa de estas tierras sin Appta? ¡°Una calamidad¡±, sostiene la mayor¨ªa. ¡°Es tan fuerte el papel de Appta que la organizaci¨®n ha llegado a convertirse en la moderadora de los precios en la zona, sobre todo del cacao y del banano. Si Appta no comprara, los precios caer¨ªan en picado y los productores recibir¨ªan por sus cosechas mucho menos, como ocurr¨ªa antes¡±, afirma Juanita.
En ese sentido, los productores ind¨ªgenas de Appta venden su cacao muy por encima del precio registrado en la bolsa de valores de Nueva York (2,2 d¨®lares por kilo), alcanzando los cuatro d¨®lares por kilogramo. Y seg¨²n la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica, en 2016 Appta obtuvo por tercer a?o consecutivo el primer lugar en la clasificaci¨®n de empresas locales exportadoras de cacao. Sus principales destinos son Suiza e Italia.
¡°El hecho de que nuestros productos sean org¨¢nicos es muy importante¡±, se?ala C¨¢ndida Salazar, de 62 a?os, productora y parte de la junta directiva. ¡°Esta tradici¨®n cuida nuestra madre tierra porque nuestras plantaciones crecen sin ning¨²n qu¨ªmico artificial. Nuestros padres nos ense?aron a cuidar y a cultivar la tierra naturalmente porque tiene la fuerza y los nutrientes necesarios¡±, explica.
Aquilino Salinas es consciente de que el terreno tambi¨¦n se cansa y la producci¨®n baja. Comenta en este sentido que Appta estudia c¨®mo fortalecer los suelos m¨¢s deteriorados con un abono producido a base de un hongo natural, elemento principal del fertilizante que no contiene nada parecido a un agroqu¨ªmico. ¡°Lo hemos probado y ha sido muy eficaz¡±, manifiesta.
Esta asociaci¨®n ind¨ªgena sin patrones ha llegado a exportar m¨¢s de 400 toneladas de cacao org¨¢nico al a?o y lo ha convertido en uno de los mejores del mundo. Han atravesado crisis y los achaques propios del cambio clim¨¢tico, pero siempre manteniendo la igualdad entre sus socios, hombres y mujeres, la calidad org¨¢nica del producto y creciendo al amparo de la ¨¦tica del Comercio Justo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.