Peligra la convivencia
El ¡®proc¨¦s¡¯ deslegitima las instituciones democr¨¢ticas e intimida a los disidentes
A medida que se acerca la fecha de septiembre fijada para el intento de convocatoria de un refer¨¦ndum ilegal en Catalu?a, se reduce el n¨²mero de los partidarios de la secesi¨®n. Y la situaci¨®n se crispa exponencialmente.
Los nervios de los dirigentes soberanistas, que acaban de sobrepasar el plazo de 18 meses autoimpuesto para la desconexi¨®n; la aspereza de su atrabiliaria cr¨ªtica a la democracia espa?ola; la reiteraci¨®n de sus desacatos a la justicia y algunos ¡ªaislados, pero preocupantes ¡ª incidentes violentos, configuran el fin de la revoluci¨®n pac¨ªfica de la ¡°ilusi¨®n¡± y las ¡°sonrisas¡±, progresivamente sustituidas por muecas.
Lo sustancial es la inquietante vinculaci¨®n entre el intento de deslegitimaci¨®n de las instituciones y la legalidad democr¨¢ticas y los conatos de tensi¨®n en la calle.
Al sonsonete acu?ado por Artur Mas de la deficiente calidad democr¨¢tica del Estado espa?ol, una fantas¨ªa desacreditada a nivel europeo e internacional, se le acaba de unir su sucesor, Carles Puigdemont. El president se ha autodesbordado al comparar la Constituci¨®n espa?ola con la turca. Olvida quiz¨¢ que un 90% de votantes catalanes la vot¨®, y con entusiasmo.
Toda democracia registra fallos e imperfecciones y, entre las m¨¢s avanzadas, la espa?ola no es una excepci¨®n, pero eso no la descalifica. Ni siquiera la grave lacra de la corrupci¨®n, que los nacionalistas blandieron inicialmente (sobre todo a ra¨ªz del caso G¨¹rtel) como dicterio contra ella... hasta que el saqueo del Palau y el caso del 3% han ridiculizado la inculpaci¨®n de otros doblada de autoexculpaci¨®n. El oasis catal¨¢n ha resultado una triste falacia.
Esos intentos deslegitimadores devienen coartada de actos ilegales, cada vez m¨¢s frecuentes, cometidos por dirigentes de la antigua Converg¨¨ncia y de Esquerra. Y como el antidemocratismo es indivisible, acaban derivando en la deslegitimaci¨®n de las propias instituciones y leyes catalanas.
El desprecio al dictamen del Consejo de Garant¨ªas Estatutarias que alert¨® de que una partida del presupuesto (la destinada a financiar el refer¨¦ndum) contraven¨ªa la legalidad ha sido el pen¨²ltimo ejemplo. El ¨²ltimo, el desprecio a la similar advertencia de los letrados del Parlament. Quien se mofa de reglas e instituciones que se ha otorgado a s¨ª mismo deslegitima su propia autoridad, rompe la moral colectiva y propicia que otros vayan todav¨ªa m¨¢s all¨¢.
El acoso a la sede del PP en Barcelona por parte de la CUP, la nueva hoja de ruta de la Assemblea Nacional Catalana que prev¨¦ la emergencia de actos violentos y el acoso brutal contra un acto de Societat Civil Catalana (SCC) en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona son hitos recientes de esta escalada, que se inici¨® verbalmente y se contin¨²a mediante presi¨®n, intimidaci¨®n o violencia f¨ªsica. ?A qu¨¦ extra?arse si hasta el propio consejero de Asuntos Internacionales, Ra¨¹l Romeva, insult¨® a los miles de manifestantes de SCC, tild¨¢ndoles abusivamente de ¡°falangistas¡±?
Si Romeva, que fue el cabeza de lista de Junts pel S¨ª ¡ªy que busca el apoyo y se fotograf¨ªa con los parlamentarios cubano/norteamericanos a los que ayer los suyos calificaban de gusanos¡ª se disloca as¨ª, ?qu¨¦ cabe esperar de sus socios antisistema? La responsabilidad de los desbordamientos compete a la Generalitat.
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