Ponga un dan¨¦s en su vida
EL IMPRESCINDIBLE fil¨®sofo dan¨¦s S?ren Kierkegaard nos advert¨ªa de que la mayor¨ªa de nosotros perseguimos el placer con tanta velocidad que, en nuestras prisas, lo pasamos de largo. Sin duda esta es una buena base para empezar a perseguir el hygge. Es decir, lo tenemos m¨¢s cerca de lo que pensamos o, mejor dicho, siempre ha estado aqu¨ª. Pero ?qu¨¦ es? ?Qu¨¦ significa? Bueno, esta no es una pregunta tan sencilla, porque hygge es una palabra que ni siquiera tiene traducci¨®n en nuestro idioma, aunque s¨ª alguna aproximaci¨®n: comodidad, familiaridad, confortabilidad¡ Cuando un dan¨¦s trata de explicarnos qu¨¦ es el hygge, acostumbra a recurrir a una escena como esta: imag¨ªnate sentado en una butaca, enfrente de una chimenea, tomando una taza de t¨¦ mientras lees un libro envuelto en una de esas mantas que a uno le acolcha hasta la vista con solo mirarla. Eso es el hygge, y este es su prop¨®sito, convertir cualquier lugar en un lugar c¨¢lido, confortable y agradable donde poder disfrutar del momento en total confianza. Y cuando decimos cualquier lugar es cualquier lugar. Porque el hygge no se practica solamente en casa. Tambi¨¦n en el espacio de trabajo, en una reuni¨®n con amigos en un bar, en una noche solitaria en un hotel de paso y, por supuesto, en ese lugar en el que vivimos siempre, nuestro cuerpo. Porque hygge es ir con una ropa en la que nos sintamos c¨®modos, no en una en la que estemos embutidos, tensos y con predisposici¨®n al mal humor. Todos sabemos de qu¨¦ estamos hablando, y eso es lo bueno del hygge, porque todo lo que tenemos que saber para ser un poquito m¨¢s daneses ya lo sabemos. Todo lo que tenemos que tener ya lo tenemos y est¨¢ en nuestra mano poner un dan¨¦s en nuestra vida que nos ayude a vivir de forma m¨¢s¡ hygge.
Hagamos de cualquier lugar nuestro refugio. No es casualidad que el hygge haya nacido en un pa¨ªs con una climatolog¨ªa adversa. Inviernos largos, duros y exigentes que han obligado a los daneses a mirar hacia dentro de sus hogares para sentirse seguros, confortables y experimentar la familiaridad.
El bienestar activo es, simplemente, hacer de forma consciente aquello que nos sienta bien.
Ese cambio de direcci¨®n en la mirada, hacia el interior, les ha permitido no solamente trabajar en el dise?o de los espacios y las cosas que los habitan, sino tambi¨¦n en las relaciones y sus c¨ªrculos de amistades para extender el concepto de refugio all¨ª donde se encuentren. S¨ª, tal vez fuera nieva y estamos a 20 grados bajo cero, pero en nuestro refugio no. S¨ª, tal vez el mundo laboral es despiadado y no tiene sentimientos, pero en nuestro c¨ªrculo no es as¨ª. O es posible que nos encontremos fuera de casa, pasando la noche en un hotel, pero podemos buscar la familiaridad y encontrarla en disfrutar de ese momento. Porque tal vez el mundo sea cruel e imprevisible y a veces fr¨ªo e impersonal, pero all¨ª donde nos encontremos podemos esforzarnos para ser generadores de bienestar activo.
El bienestar activo es, simplemente, hacer de forma consciente aquello que nos sienta bien. Puede ser tomarse esa taza de caf¨¦, o comprarse esa novela que nos ha llamado la atenci¨®n, o respirar un poco de aire fresco en un paseo nocturno. Cada uno sabr¨¢ el qu¨¦, pero lo que todos sabemos es que para ser generadores de bienestar activo tenemos que ser cazadores de momentos especiales que pasan a nuestro lado, aqu¨ª y ahora. Celebrar lo cotidiano como parte de un momento irrepetible, conectar con esa parte de nosotros a la que le gusta la calma, el sosiego, la tranquilidad. Aunque sea de vez en cuando, poder frenar de la vor¨¢gine de la hipercomunicaci¨®n, el hiperconsumismo y la hipervelocidad de nuestros d¨ªas para disfrutar del momento, porque al fin y al cabo, como dec¨ªa Cesare Pavese, no recordamos d¨ªas, recordamos momentos. Y refugiarnos en los momentos es el mejor refugio.
La amabilidad como principio, empezando por nosotros mismos.
Hoy, el hygge est¨¢ tan de moda que podemos encontrar velas hygge, jers¨¦is hygge, mantas hygge, teteras hygge, restaurantes hygge, pasteler¨ªas hygge y agencias de viaje hygge. Es el signo de nuestros tiempos, cualquier cosa se convierte en un bien de consumo. Pero m¨¢s all¨¢ de las exigencias del mercado, el gran secreto que encierra el hygge es la amabilidad, y eso no podemos encontrarlo en ninguna tienda, debemos buscarlo en nuestro interior. Ese es el gran cambio de mirada que debemos hacer. Ser amables, empezando con nosotros mismos. Darnos ese capricho sencillo y asequible que nos arranque una sonrisa. Cuidar nuestra alimentaci¨®n sin que por ello se convierta en una renuncia continua. Ser amables con nuestro cuerpo regal¨¢ndole de vez en cuando ese masaje que nos sienta bien o ese ba?o que nos relaja. Ser amables con los dem¨¢s haci¨¦ndoles sentir confortables, eso tambi¨¦n es ser amables con nosotros mismos. Ser amables con el medio ambiente, con los animales y con todo lo que nos rodea. S¨ª. La amabilidad es el principio del hygge, porque a partir de ella se puede construir un refugio donde habitar. Y la amabilidad en grandes cantidades ampliar¨¢ nuestro refugio hasta abarcar todos los ¨¢mbitos de nuestra vida. Eso es el hygge, y eso todos podemos activarlo a partir de ya mismo. O, mejor dicho, conectar con ello, porque est¨¢ m¨¢s dentro de nosotros que en las cosas que nos rodean, como suele pasar con todo aquello que nos hace sentir, simplemente, bien.
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